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18 de febrero de 2016

Trastornos de la alimentación: crecen y son cada vez más variados y complejos

“Qué bien se te ve, estás re flaca” no es una frase suelta sino un concepto repetido hasta el hartazgo en la sociedad actual, donde la delgadez se ha vuelto sinónimo de belleza y hasta un insólito pasaporte al éxito...

Así, trastornos alimentarios como la bulimia y la anorexia se multiplican expresando -y advirtiendo- que nuestra relación con la comida parece cada vez más traumática y compleja. Pero no son los únicos: de un tiempo a esta parte, desórdenes que hace un tiempo eran desconocidos o muy poco habituales empezaron a instalarse en el día a día. Atacar la heladera de madrugada, obsesionarse con las propiedades de cada alimento, vivir copiando dietas milagrosas o hasta infligirse dolor para evitar comer son algunas de las tantas conductas que los especialistas advierten como peligrosas y cada vez más repetidas.
“Hay una escalada de trastornos alimentarios de los más variados que nosotros vemos a diario en el consultorio”, alerta el nutricionista Norberto Russo, para quien en el trabajo cotidiano con los pacientes “se comprueba que la alteración de la imagen corporal casi siempre está ligada a una baja autoestima y a una imagen de belleza peligrosamente difundida en la sociedad de hoy”.
Según la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios, el 90% de quienes sufren un trastorno de la alimentación son mujeres. Pero si antes ellas parecían caer en las garras de la bulimia o la anorexia, ahora, como se dijo, la explosión de nuevos trastornos hace que los problemas a la hora de comer se tornen aún más variados y complejos.
Permarexia, diabulimia, potomanía, sadorexia o seudorexia son algunos de los nuevos trastornos de conducta alimentaria que afectan a personas que arriesgan su vida buscando la salud total y la perfección estética.
Para el nutricionista Antonio Villarino Ruiz, a cargo del capítulo “No todo es anorexia y bulimia” del libro “Controversias sobre los trastornos alimentarios”, todos estos nuevos cuadros “suelen ser desórdenes subdiagnosticados que para el individuo pasan inadvertidos. No todos tienen episodios diarios y, al no ser identificados socialmente, cuando llegan a la consulta del especialista pueden encontrarse ya en una fase complicada”.
De acuerdo a lo que explican los profesionales, la obsesión por la musculatura y un cuerpo esbelto puede derivar en ortorexia o vigorexia, en tanto que la idea de que todo lo que se come engorda está encuadrado en lo que los expertos denominan permarexia.
“Es un trastorno relativamente moderno que lleva a la persona a probar diferentes dietas y muchas de ellas poco saludables”, aporta Villarino Ruiz, para quien este desorden “puede actuar como un paso previo a la anorexia o a la bulimia”.
Otro desorden que viene creciendo en este último tiempo, se apunta, es la llamada seudorexia, que en palabras del especialista consiste en un “deseo irresistible de comer o lamer sustancias no nutritivas como tiza, yeso o bicarbonato. Según el tipo de sustancia que se ingiera se le da nombre al trastorno, pero hasta ahora la geofagia o consumo de tierra es el más estudiado. Esto puede parecer muy llamativo y extraño pero sabemos que existen cada vez más casos de este tipo”.
No menos llamativa es la denominada sadorexia, que de acuerdo al diagnóstico que traza Villarino Ruiz se trata “de un trastorno que se acompaña de la automutilación, es decir que la persona se hace daño para evitar alimentarse. Por lo general, quienes lo padecen son personas con baja autoestima, deprimidas, que buscan la perfección y desean alcanzar lo imposible, lo que les puede llevar a la muerte”.
Para Russo, por su parte, así como la bulimia y la anorexia se instalaron en la web con páginas, blogs y foros, “la sadorexia también lo logró, lo cual agrava la situación, ya que los pacientes encuentran cómplices y aliados en su desorden emocional. En estos casos es fundamental la presencia de los padres y fomentar que la familia comparta y respete la mesa”.
Que ahora existan un sinfín de páginas web o blogs que enseñan a perder peso, según coinciden muchos expertos, no significa necesariamente que las condiciones están dadas para que alguien se enferme, pero quienes tienen una predisposición, se alerta, pueden encontrar en tanta oferta un rumbo o una veta para dejar crecer su trastorno.
Según Villarino Ruiz, de hecho, “nuestro ritmo de vida actual, peleado con buenas pautas alimentarias, y los modelos estéticos impuestos nos precipitan a una situación cada vez más grave y difícil”. 
Lo que dice el especialista encuentra eco en las estadísticas. Como se sabe, en esta época del año -y ya comenzada la primavera, incluso-, las consultas por trastornos de la alimentación “aumentan un 50 por ciento y son consultas de padres o de la red familiar de personas que padecen estas patologías”, de acuerdo a la especialista 

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