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24 de mayo de 2014

¿Cuántas veces a la semana se deberían tener relaciones?

Un experto explica la cantidad justa dependiendo de las edades
Uno de los interrogantes más comunes de los pacientes que llegan a los consultorios de sexólogos y psicólogos de pareja es cuál debe ser la frecuencia sexual. A la mayoría le interesa saber si se encuentra rezagada frente a los demás o si, por el contrario, sus deberes maritales caen en el rango de los excesos. Hasta el momento todo lo que recibían a cambio eran respuestas evasivas. “Depende”, respondían los expertos y a renglón seguido les explicaban que lo importante no era hacer cuentas sino pensar en su nivel general de satisfacción marital. Pero dado que esta inquietud es genuina y persistente, Harry Fisch, un urólogo estadounidense que se ha convertido en autoridad en el tema de la sexualidad, le dio trámite a este interrogante con una guía definitiva de sexo para adultos.



Basado en el Estudio sobre comportamiento sexual, un sondeo hecho en 2006 con parejas estadounidenses, Fisch establece que el promedio de encuentros sexuales debe ser de dos a tres a la semana. Pero aclara que este número no puede servir de referencia para todos puesto que una cosa es ser un joven vigoroso y lleno de hormonas y otra, muy diferente, un adulto mayor de 50 con un nivel de testosterona en declive. Por lo tanto, estos promedios cambian según el grupo de edad: los menores de 30 tienen relaciones una vez cada dos días; en la franja de 30 a 50 años el promedio es de dos veces por semana, y para los mayores de 50, lo normal es cuatro veces al mes. Pero la frecuencia sexual decae no sólo con la edad de la pareja, sino también con la antigüedad de la relación. Quienes están empezando a salir, sin importar la edad, pueden tener hasta dos encuentros sexuales diarios. Pero esa frecuencia va disminuyendo a medida que pasan más años juntos. Según los estudios, va declinando 20 por ciento por década a medida que la relación envejece. Aun así, Fisch asegura que los casados tienen más sexo que los solteros porque la cercanía a la otra persona aumenta las posibilidades. Algunos expertos creen que compararse con los demás es odioso, y mucho más en el tema del sexo, pues si una pareja descubre que está por debajo del promedio le puede generar una gran ansiedad que afectaría su desempeño en la cama. Además, muchos creen que en la sexualidad lo que prima es el grado de satisfacción. “Algunas hacen el amor menos que otras, pero están más felices en lo relativo al sexo”, dice Fisch. Sin embargo, hasta el momento él no ha encontrado la primera pareja feliz que haga el amor poco y mal. Por eso cree que es bueno tener en cuenta el promedio, “no para que se ponga ansioso, sino para que mire qué está pasando en su relación”, aseguró. Generalmente estar por encima del promedio no es grave. Al contrario, quien tiene una vida sexual activa por encima de tres veces a la semana puede darse por muy bien servido. Lo que sí debe encender las alarmas es no tener ganas de una relación sexual o conformarse con dos veces al mes, una cifra que cae muy por debajo del promedio. “Algo anda mal en ese matrimonio porque uno no deja a un lado una actividad tan placentera”, asegura Fisch. El sexo, dice, es como un termómetro de la relación y se debe revisar con la misma frecuencia con que se mide el aceite del carro. Cuando en este campo se registra poca actividad, hay que mirar qué está causando problemas. A veces se trata de una dolencia física y en otras ocasiones al consumo de algunos medicamentos que bajan la libido. Pero también puede ser un problema de comunicación. El sexólogo Jose Alonso Peña concuerda con el urólogo en que el promedio sexual en una pareja estable es de dos a tres encuentros por semana. Sin embargo, como terapeuta ha visto que la frecuencia no es tan importante como la calidad. Y en este frente Fisch también ha encontrado un problema grave. En una investigación hecha con parejas que accedieron a ser observadas mientras hacían el amor, los sexólogos encontraron que el 45 por ciento de los hombres termina en apenas dos minutos, demasiado pronto pues las mujeres necesitan entre cinco y siete minutos para llegar al orgasmo. El estudio encontró que una relación sexual debe durar en promedio de siete a diez minutos. Ante estas cifras es fácil imaginar que la eyaculación precoz sea hoy una de las fuentes más grandes de conflictos sexuales entre las parejas. “Y no son sólo jóvenes inexpertos, sino hombres de todas las edades”. En el extremo opuesto está demorarse 40 minutos, un fenómeno menos frecuente en el pasado pero que está aumentando debido al porno online, otro de los factores que más afectan hoy la sexualidad de las parejas de todas las edades. Fisch explica que al estar tan a la mano, el porno se ha convertido en la manera más fácil para desfogar la presión sexual al punto de que a muchos les genera adicción. Él equipara este hábito con la comida rápida, pues “si uno sólo se alimenta con eso, nunca va a saber qué es un buen plato”, dice. Lo anterior no quiere decir que la pornografía sea mala, pues ver una película de vez en cuando es inofensivo. Lo preocupante es que cuando los hombres ven porno muy a menudo se acostumbran a eyacular con cierto tipo de caricias que ellos mismos se proveen y que luego no se replican en las relaciones reales con una mujer. De esta forma les cuesta más trabajo mantenerse excitados por su pareja, lo que puede llevar a eyaculación retardada, tan conflictiva como la precoz porque la pareja se siente “aburrida y esto sin mencionar que puede sentir dolor por la fricción constante”, señala el autor. En la tercera edad, la brecha sexual entre hombres y mujeres podría generar una falta de sincronía entre la pareja que afectaría la frecuencia coital. Para el experto, la expectativa de vida sexual de un hombre de 55 años es de 15 años, mientras que la de una mujer de la misma edad es de 10.

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