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4 de abril de 2023

La inaudita historia del qom que fue a la guerra sin saber qué eran las Malvinas

Benito Pascual González participó del desembarco en las islas y luego fue enviado a la frontera con Chile. Su dura infancia en Chaco y el maltrato de sus superiores y los "porteños".

Miles de historias componen como un gigantesco mosaico ese episodio de la historia argentina conocido como la Guerra de Malvinas. Dentro de ese espectro bien puede destacarse lo vivido por Benito Pascual González, un soldado chaqueño de origen qom que participó del desembarco en el archipiélago del Atlántico Sur y sufrió el maltrato de sus superiores. 

Benito Pascual González forma parte de los soldados de origen qom que formaron parte de la gesta de Malvinas en 1982. Sus historias fueron recopiladas por el investigador e historiador chaqueño Juan Chico -fallecido en 2021 por Covid-19- en el libro "Los Qom del Chaco en la Guerra de Malvinas. Una herida abierta". 

Integrante de la clase 62 que nutrió las tropas argentinas, el veterano de guerra pasó su infancia en un barrio de las afueras de Resistencia. "Me crié en la calle. Me hace llorar cuando me acuerdo de cómo me crié", contó en diálogo con NA.

A los 19 años, el destino determinó que le tocara el temido "número alto" y, pese a que su madre no quería que cumpliera con su deber, González no lo evadió y concurrió a hacer el Servicio Militar Obligatorio en la Base Naval Puerto Belgrano de la Armada Argentina, casi 25 kilómetros al sudeste de la ciudad bonaerense de Bahía Blanca. 

Me crié en la calle. Me hace llorar cuando me acuerdo de cómo me crié

"Nos iban a dar la baja y justo surgió lo de Malvinas, que nosotros ni estábamos enterados. No sabía ni qué eran las Malvinas: hasta 2º grado de la escuela que hice nunca había escuchado nada de esas Islas. Con mis camaradas chaqueños y de otras provincias del Norte no sabíamos de las Malvinas. Andábamos muy perdidos", reconoció el héroe norteño.

Y agregó: "El 28 de marzo nos despertaron a las 2 de la mañana para llegar a Puerto Belgrano. 'En 10 minutos quiero que estén listos', nos dijo el superior, pero no nos dijeron a dónde nos llevaban, ni para qué. Recién cuando estábamos llegando a las Islas nos dijeron. Nos avisaron que íbamos a una guerra para tomar las Islas". 

Soportamos bastante porque nos criamos en las calles, entonces no sentíamos nada. Nuestros enemigos eran el frío y el hambre: nos recagamos de hambre

Una vez arribado al archipiélago del Atlántico Sur, González y el resto de los conscriptos sufrieron el maltrato de los superiores y de los soldados "porteños".

"Nos trataban muy mal; nos decían 'cabecitas negras', 'negritos', 'negros caqueros'. Nos dolía eso", expresó el veterano en su limitado español. Y agregó: "(Malvinas) Es un buen y mal recuerdo para mí. No quiero recordar mucho".

"Soportamos bastante porque nos criamos en las calles, entonces no sentíamos nada. Nuestros enemigos eran el frío y el hambre: nos recagamos de hambre. Había otros que se habían criado bien y ésos sí que la pasaron muy mal. Les decíamos 'nenes de mamá'", rememoró Benito Pascual González.

Y continuó: "Después, como habíamos cumplido la misión de copar las Malvinas, nos mandaron de vuelta (al continente) el 11 de abril. Ahí fuimos a Ushuaia, después a Puerto Belgrano, días después de nuevo a Tierra del Fuego y ahí nos mandaron a la frontera con Chile: ahí nos quedamos hasta que terminó la guerra. Éramos como 600 o 700 soldados". Al igual que muchos veteranos, el soldado qom usó la misma ropa desde que partió del continente hasta que terminó la guerra. "¡Una baranda! Las medias todas mojadas", relató.

Una vez concluido el conflicto bélico en el Atlántico Sur, el batallón en el que estaba González fue desmovilizado de la frontera patagónica con Chile y regresó a Puerto Belgrano, pero el periplo del héroe qom no terminó ahí y le esperaba un nuevo maltrato.

"Después nos llevaron al cuartel, estuvimos unos días y nos largaron en pelotas: yo tuve que hacer dedo para volver a Resistencia", afirmó. Una vez que llegó a la capital chaqueña, a donde no tenía un hogar que lo esperara, el combatiente pudo reencontrarse con su madre, que se había enterado pocos días antes de que había estado en Malvinas.

Pese a que siempre estuvo "contento de haber prestado servicio por la Patria", una vez que regresó a su Chaco natal ocultó su experiencia en el conflicto bélico: "Después no quería que en el barrio se enteraran de que había sido soldado, porque me hacía mal hablar. todavía me hace mal. 15 años después se enteraron".

En el libro se rescataron los testimonios de Eugenio Leiva, Guillermo Ortega, Abel Mocoví, RubénAscensio, Aldo Martínez, Carlos García, Argentino Benítez, Luciano Ramos y Dalmasio Amarilla, además de González.

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