6 de septiembre de 2022
La oposición cada vez más desconcertada By Carlos Tórtora
A menos de una semana del fallido atentado a Cristina Kirchner, el kirchnerismo recuperó la iniciativa política ante una oposición desarticulada. JxC no alcanzó siquiera a unificar una postura, quedando atrapado en la confrontación entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta
La primera propuso confrontar y cuestionar la verosimilitud del atentado. El jefe de gobierno quiere repudiar el atentado y mantenerse en la moderación. Por su parte, los radicales navegan en una nebulosa y no se atreven a disentir con el gobierno. El resultado es la percepción de que la coalición opositora no tiene capacidad de respuesta y le cuesta representar a la parte de la sociedad que no comulga con la Casa Rosada. Por su parte, Javier Milei no supo aprovechar la oportunidad que tuvo de explotar las falencias del kirchnerismo y JxC ante el atentado. Por otra parte, el líder libertario está arrinconado, porque la investigación del atentado detectó que la novia de Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte, es una simpatizante libertaria. Envalentonado por el impulso que le da el atentado, el gobierno ya llegó al punto de amenazar con una ley de represión de la libertad de expresión, disfrazada de ley contra el odio al estilo de la ley mordaza venezolana. Pero ni siquiera esto hizo reaccionar a la dirigencia opositora, que parece anestesiada.
LAS COMPLICACIONES DE CRISTINA
Claro está que la situación presenta también su complejidad para el oficialismo. Hasta ahora, la crisis por el alegato de Luciani se encauzó gracias al atentado y ahora ya hay que imaginar mucho para dilucidar cuál será el plan político de CFK de ahora en más. La vicepresidenta asumió la centralidad total, tendiéndole una cortina de humo al ajuste de Sergio Massa pero ahora cada vez hace falta apostar más fuerte para retener la iniciativa.
Ella consiguió una vez más disciplinar al peronismo pero ahora necesita mostrar un horizonte con chances de victoria para el 2023 y los números no le alcanzan para ganar un ballotage. Y después del desastre de Alberto Fernández, ya no puede la vicepresidenta optar por colocar por segunda vez a un presidente, porque esta maniobra ya no gozaría de consenso. En otras palabras, que un nuevo Alberto Fernández no sería viable. En este marco de opciones muy complicadas se mueve Cristina en este resurgimiento de su figura.
Carlos Tórtora