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15 de julio de 2013

DESGASTE LABORAL: Cuando llega la hora de bajar un cambio

Los profesionales reciben decenas de consultas en esta época del año por cuadros de agotamiento y desinterés por el trabajo, algo que se conoce como “distrés laboral”. Un problema que crece y genera preocupación.

En esta época del año es común apreciar un agotamiento y el desinterés por el trabajo, algo que se conoce como “distrés laboral”. Muchas son las consultas que reciben los especialistas, que consideran al problema en aumento y para tenerlo en cuenta.
Falta de interés, deterioro emocional y agotamiento en el desempeño laboral son algunos síntomas que pueden apreciarse, especialmente en esta época del año, en lo que se conoce como “distrés laboral”, un desgaste muy común en estos tiempos.
Cada vez y con mayor frecuencia se reciben consultas de personas manifestando un cierto agotamiento y desinterés por su trabajo según un informe presentado por la Red Sanar.

¿Qué es el distrés laboral?

Cuando las exigencias del trabajo no igualan las capacidades, los recursos, o las necesidades del trabajador, éste se encuentra ante estresores que pueden derivar en nocivas reacciones/respuestas.
Son múltiples e innumerables los posibles distresores laborales existentes; éstos comprenden desde aspectos físicos (ergonómicos, medio ambiente de trabajo), de la organización y del contenido, hasta los inherentes a las relaciones interpersonales laborales.   
En 1960 el psiquiatra Freudenberger observó repetidamente el deterioro, la falta de interés y el agotamiento en el desempeño de algunos de sus colegas en equipos de trabajo multidisciplinarios. 
En 1982 Masclach y Jackson definieron el Síndrome de Burnout como “un cansancio emocional que conduce a pérdida de motivación y que puede evolucionar hacia sentimientos de cinismo, inadecuación y fracaso en la actividad”.
Varias son las consecuencias que trae aparejadas este problema:
Físicas: agotamiento, fatiga, anorexia o hiperoanorexia, resfríos a repetición, alteraciones del apetito, contracturas musculares dolorosas, cefaleas, hipertensión arterial,  disfunciones sexuales, insomnio, trastornos gastrointestinales, arritmias cardíacas, colon irritable, irritación, sudoración.   
Emocionales: agotamiento y labilidad emocional, irritabilidad, agresividad, ansiedad, rasgos depresivos, tristeza y desesperanza, actitudes rígidas e inflexibles, sentimientos de frustración laboral, miedo, inhibición.
Mental: pérdida de concentración y memoria, sentimiento de sobresaturación y paralización; indiferencia ante asuntos que se asumían con entusiasmo; concebirse no reconocido ni valorado; pérdida de confianza intelectual y del estímulo intelectual;  fantasía de abandonar el trabajo o profesión.
Social: rechazo a la integración en el equipo de trabajo. Rechazo a las propuestas y directivas de los superiores. Rechazo y negación a toda ayuda propuesta con agresividad, aislamiento, cambio brusco del humor.
Valóricos: se pierde el sentido del accionar, se duda de la vocación, con frecuente falta de motivación, cinismo, apatía, hostilidad y suspicacia patológica. Con pérdida de los ideales altruísticos y desmotivación para el aprendizaje permanente.
Espirituales: se pierde la mística de la profesión o del accionar y hasta de la propia existencia, con percepción de abandono inclusive de Dios.

La pérdida de motivación

Agotamiento y fatiga
Agotamiento físico, fatiga, resfríos a repetición, alteraciones del apetito, dolores musculares, son algunas de las consecuencias del distrés laboral.
Rechazo a la integración en el equipo de trabajo, a propuestas y directivas de los superiores y a toda ayuda con cambio brusco de humor son algunas de las consecuencias.

Alteración del sueño
Cuando el distrés haya alterado el sueño, la normalización de éste debe ser establecida en forma perentoria, para evitar problemas mayores.

¿Cuándo tratarse?

Cuando el tratamiento se inicia en forma rápida, más rápida es la recuperación y menor la incidencia de secuelas, tanto a mediano como a largo plazo.
En tanto, 1982 fue el año en el que Masclach y Jackson definieron el Síndrome de Burnout como “un cansancio emocional que conduce a la pérdida de motivación y que puede evolucionar hacia sentimientos de cinismo y fracaso en la actividad”.

Algunas de las formas en las que se manifiesta el problema

Estas son algunas de las formas en que se manifiesta el distrés laboral:
Agotamiento emocional: expresado en cansancio, temblores, dolores musculares, irritabilidad, cambios de humor, nerviosismo, mal humor, movimiento angustioso sin fines concretos, ansiedad, hostilidad y antagonismo, ausentismo laboral, aislamiento social y pobre inclusión en la integración del equipo de trabajo.
Despersonalización: expresado en el desarrollo y actitudes negativas, con insensibilidad hacia los receptores de tales actitudes. Resentimiento, desconfirmación del otro o actitud negativa de no asignar importancia a realidades que sí la tienen.
Bloqueo de la realización personal: percepción de una considerable reducción de expectativas individuales, permanente evaluación negativa con sentimiento de fracaso, pérdida de autoestima y dificultades en el empleo de recursos sociales.
Hay 60 filiales en nuestro país y representantes en Brasil, Chile, Bolivia y México, son las que tiene la Red Sanar cuya misión es la psicoeducación para la prevención y asistencia de los trastornos de ansiedad, estrés, fobia, pánico y depresión.

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