El relanzamiento de la pata peronista del PRO con Miguel Ángel Pichetto y Joaquín de la Torre a la cabeza, puso en evidencia que este sector depende por completo de la candidatura de María Eugenia Vidal a diputada nacional. Ella, según algunos de sus allegados, ya se habría decidido por dar el paso al frente, aunque lo diría recién a último momento. Esta situación configura un dilema para Pichetto, porque Vidal tendría el primer lugar en la lista y el segundo se lo reservaría el macrismo, quedándole a él un tercer o cuarto lugar que le parecería inaceptable. De ahí que el rionegrino empezó a comentar en reuniones que no descarta presentarse por fuera de Juntos por el Cambio. La reaparición del properonismo provocó la reacción de los sectores no macristas del justicialismo. Graciela Camaño teje su red en Buenos Aires y otras provincias con la ambición de captar al peronismo anti-k que sumaría, en su conjunto, más de un 12 por ciento de los votos. Juan Manuel Urtubey la acompaña en este emprendimiento. Con los mismos objetivos, el ex Secretario de Comercio Guillermo Moreno recorre la provincia acompañado por su jefe de campaña, el consultor Jorge Giaccobe. Moreno se dirige con éxito al peronismo más emocional y su mensaje apunta a la recuperación de la identidad partidaria.

Una sola primaria

Tanto Camaño como Moreno tienen conversaciones avanzadas con Florencio Randazzo. El ex ministro del Interior aceptaría participar de una primaria que sirva para agrandar el espacio común y en la que podría entrar también Camaño. Todos ellos tienen en común su rechazo a ser la pata peronista del PRO y pretenden atraer a la amplia franja justicialista que está lejos de la Casa Rosada.

La idea de reunir las distintas corrientes en una sola primaria incluye, por lo menos en las intenciones, a Chiche Duhalde, que está convocando a las huestes del duhaldismo en el conurbano. El crecimiento del peronismo anti-k y sobre todo la idea de unas PASO en común molestan al kirchnerismo, que se propone dar la imagen de un solo peronismo bajo la batuta de La Cámpora. También en el macrismo inquieta la idea, porque le restaría influencia a la pata peronista del PRO.

Carlos Tórtora