Lunes 6 de Mayo de 2024

Hoy es Lunes 6 de Mayo de 2024 y son las 07:59 - Murió Bernard Hill, actor de Titanic y El señor de los anillos / Comenzò un nuevo programa en la radio pùblica / Las noticias con humor! / Las noticias con humor! / Las noticias con humor! / El sentido posteo de Lionel Messi tras la muerte de César Luis Menotti / Estudiantes gritó campeón y alcanzó a Vélez en el listado general: así está la tabla histórica de títulos del fútbol argentino / Lando Norris venció con McLaren en el GP de Miami y logró su primer triunfo en Fórmula 1 en la mejor carrera del año / Murió César Luis Menotti, el técnico campeón del mundo con la Selección argentina en 1978 / Mes de Mayo 2024. Farmacias de turno en Los Toldos / Kicillof inaugura la Casa de la Provincia y asistiría al homenaje a Eva Perón / Presenta Asociación Rural de Gral Vte / Presenta Asociación Rural de Gral Vte / Presenta Asociación Rural de Gral Vte / Los bancos no abrirán el 1º de mayo y tampoco tendrán atención online / Hallan restos de una especie de reptil extinto hace 67 millones de años / Llevó a juicio a su nuera y dos nietos por truchar una firma para sacarle una herencia / Información importante para el sector ganadero / Información importante para el sector ganadero / Alternativas para el control sustentable de garrapatas en bovinos /

20 de mayo de 2013

Ataques de pánico: cada vez más consultas de padres por sus hijos

Se estima que aumentaron al menos un 30 por ciento. Desde la psiquiatría dicen que este trastorno es el resultado de "una genética heredada". Para los psicoanalistas, tiene que ver con la angustia y con la identificación con los grandes.

 

 Psiquiatras y psicoanalistas no se ponen de acuerdo sobre si "ataque de pánico" es o no una denominación precisa. También piensan distinto acerca de si ocurre por cuestiones genéticas o como resultado de algún tipo de angustia. Incluso discrepan respecto del tratamiento para estos casos. En lo que ambos coinciden es en que, en los últimos seis años, los padres llevan al consultorio cada vez a más niños, y de edades cada vez más tempranas, para consultar a los especialistas si sus hijos están padeciendo o no ataques de pánico.

"En nuestro centro, aumentó entre un 30 y un 40% la cantidad de chicos que pasan por el consultorio para eso. Hasta nos piden información desde los colegios para saber cómo manejar una situación de pánico en el aula", advierte Gabriela Martínez Castro, directora del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA). "De 2006 en adelante, llegan consultas de chicos muy chicos. Hace poco llegó uno de 8 años. Los padres recorren consultorios de pediatras y médicos hasta que llegan al psicólogo pertinente", describe Martínez Castro. Según Enzo Cascardo, secretario científico de la Asociación Argentina de Trastornos por Ansiedad (AATA), "antes no se veían chicos con pánico en el consultorio", y detalla: "Lo que pasa es que ahora la gente consulta más que antes y la consulta es a una edad cada vez más temprana. Los papás ven lo que le pasa a su hijo y, como se difunde que el pánico puede ser una posibilidad, consultan más rápido con el especialista para certificar o descartar un diagnóstico. Antes la gente no sabía lo que era esto." Lo mismo piensa el médico psiquiatra Oscar Carrión, presidente de la Fundación Fobia Club, que cuenta que hasta tuvo casos de bebés de dos años y dice: "Ahora hay más difusión. Cuando empecé a estudiar esto, hace 40 años, un padre daba vueltas por todos lados y no sabía lo que le pasaba a su hijo. Se consultaba a más de diez profesionales y no había un diagnóstico", y critica: "Es que la escuela psicoanalítica consideró que todo venía de un problema psíquico, sin entender que el proceso era absolutamente hereditario y genético." La discusión no está saldada. La pediatra y psicoanalista Felisa Lambersky de Widder, miembro y ex coordinadora del Departamento Niños y Adolescentes de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), asegura: "Los padres están consultando más temprano por muchos motivos. En general, todos tienen que ver con expresiones de angustia. El ataque de pánico es sólo una de esas expresiones, con componentes somáticos como la taquicardia o la sudoración". Lambersky sostiene que el origen "no es genético" y considera que "las causas pueden ser múltiples: puede ser inducido, por ejemplo, y que el chico se identifique con el modo que tiene el padre de expresar su angustia." Diana Vázquez Guijo-Canovi es médica psiquiatra, pero también psicoanalista y miembro de la Asociación Psicoanalítica Internacional. Especialista en niños y adolescentes, coincide con Lambersky y sostiene que "más que la genética, tiene que ver con la identificación con los padres o con alguna figura importante. Puede ser que los chicos tengan propensión a reaccionar parecido a los padres pero no se puede asegurar que el pánico se da por la genética: hay muchos chicos adoptados que se parecen más a los padres adoptivos que un hijo de sangre". Vázquez Guijo-Canovi explica: "Los procesos neuróticos se cursan con angustia. Y en los de fobia, ni hablar. La angustia es de rigor. Que ahora le llamen ataque de pánico a una crisis de angustia es una cuestión del momento." La especialista reconoce que "es cierto que se vive en una sociedad más rápida, siempre apurada, y que eso crea un clima de ansiedad permanente que, si los padres no saben amortizar, puede trasladarse a los hijos, que terminan identificándose con esa manera de reaccionar, como si se viniera el fin del mundo". Para Martínez Castro, del CEETA, se vinculan las dos cosas: "De padres sobreprotectores o ansiosos, pueden surgir hijos ansiosos. Pero a eso se suma el estrés. Hoy los chicos van al colegio de madrugada, casi de noche, y vuelven también de noche. Están expuestos a muchos nervios. Todo esto va tallando un trastorno de ansiedad. También puede darse ante el temor a que los padres se separen, por ejemplo. Les aparece una fobia escolar, se les ve alterado el apetito, el sueño. Y no se puede dejar pasar porque cuando no se atiende, lamentablemente, el pánico es un trastorno incapacitante. Los chicos tienen que contarlo para recibir tratamiento." Ante un niño con ataque de pánico, Lambersky sugiere "consultar, porque el chico sufre", aunque advierte que la solución "no siempre es la terapia, pero tampoco la medicación, porque eso tapa el síntoma. Es tratar de ver qué pasa y desde qué lugar se lo puede ayudar". Vázquez Guijo propone no alarmarse: "Si un síntoma permanece más de seis meses, y los episodios de angustia son muy intensos, hay que ver de qué se trata. Pero si hay un ambiente de calma, la angustia se procesa. En general, los chicos tienen muchos mecanismos para defenderse. Donde sí se ven problemas muy serios es en la droga, el alcoholismo, y el apuro de los chicos y los padres por adelantar la pubertad y la adolescencia". «   Incidencia   30% de la población sufre ataques de pánico en algún momento de su vida. La mayoría de los casos se dan entre los 20 y los 40 años.   "contenerla para que se sienta segura"   Hace dos años, cuando tenía 9, L. (por decisión editorial, se preserva el nombre de la menor) se angustiaba mucho cuando había tormenta. Al ver que se venía la lluvia, la niña pedía bajar las persianas, se tapaba los oídos, se acurrucaba. Y si eso ocurría cuando estaba en clase, terminaba llorando en la Secretaría, transpirando sin parar, toda colorada, con el corazón acelerado. La psicopedagoga del colegio le aconsejó a Samanta, la mamá de L., que fuera a una terapia. Consultó a un profesional, conocido de la familia, que enseguida les habló de los "trastornos de ansiedad". "Yo nunca había escuchado que los miedos tuvieran que ver con eso. Pero a mí nunca me había ocurrido una cosa así. En la familia lo transitamos con mucha angustia. No sabés qué hacer cuando pasa. No es fácil, porque podés consolarla, abrazarla, pero nada alcanza." Samanta explica que todos los profesionales que consultó le aconsejaron no minimizar ni agrandar la situación. "Contenerla cuando pase, para que se sienta segura y no darle más trascendencia de la que tiene", detalla la mamá de L., y cuenta: "En la transición, algunos pueden adquirir un tic y no hay que decirles que no lo hagan más. Ella tuvo un tic con la nariz, hacía un ruido y se la apretaba. Pero después dejó de hacerlo. Es parte del cambio." Distinto fue el caso de la hija de Sonia Larreguy, 18 años atrás. Pasaron por cinco profesionales cuando la niña, que por entonces tenía 4 años, no hablaba ni una palabra en el jardín de infantes. Y si alguna vez empezaba a emitir un sonido, los compañeros gritaban que la nena que no hablaba estaba por empezar a hacerlo, y en seguida A. se callaba. "No nos dábamos cuenta porque en casa y con los conocidos no había problema. El tema fue cuando empezó su parte social", relata Sonia, y dice que fueron las maestras jardineras las que le contaron lo que pasaba. "Me dijeron que era más para psicólogo que para pediatra y ahí empezamos el recorrido hasta que uno nos dijo que sufría 'mutismo selectivo'", describe la mujer. Al fin, por la terapia, la familia de A. descubrió que la nena estaba celosísima por el reciente nacimiento de su hermano. De a poco fue superándolo y entró a la primaria sin problemas para conversar con sus pares.     son más las mujeres, pero la brecha se achica   Un estudio de la Fundación Fobia Club indicaba que, entre 2000 y 2006, el 82% de los 872 pacientes tratados por ataques de pánico estaba compuesto por mujeres. Según aseguran, la tendencia se ha modificado en los últimos 12 años. Gustavo Bustamante, director de la fundación, explica que "todavía son más las mujeres con este trastorno, pero la diferencia ha disminuido. Ahora representan el 62% de las consultas. El género masculino se está viendo en la obligación de pedir ayuda porque esto no se cura solo." Los psicoanalistas y algunos psiquiatras definen el ataque de pánico –aunque prefieren no llamarlo así- como "una consecuencia de un tipo determinado de angustia", mientras que, para otra rama de la psiquiatría, se trata de uno de los trastornos de ansiedad que más se incrementó y "aparece de manera espontánea e inesperada: simula una crisis cardiaca y puede repetirse varias veces por día". Bustamante sostiene que "quien padece esta enfermedad de múltiples causas, donde intervienen la predisposición genética, factores desencadenantes y condicionamientos psicosociales, suele recibir la incomprensión de su familia, pues el desconocimiento lleva a restarle importancia o a culpar al panicoso de no poner voluntad". Son varios los síntomas posibles: palpitaciones, elevación de la frecuencia cardiaca, sudoración, temblores, sensación de ahogo, opresión, náuseas, mareo, miedo a perder el control, a morir, entumecimiento u hormigueo, y escalofríos o sofocaciones.

COMPARTIR:

Comentarios