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31 de diciembre de 2014

YAMIL AVILA: Los primos Lombardo: el día en el que el corazón de Los Toldos fue inmenso'', para Los Toldos es noticia

Esta será mi última columna en este ciclo, y casualmente es el último día del año, por lo que podría hablar de lo que habla la mayoría para estas fechas, pero sin embargo, decido culminar (por ahora) mi paso por este portal de otra manera. Voy a hablar del momento en el que el corazón de mi pueblo se volvió inmenso y alcanzó lo que nunca nadie hubiera imaginado. Con la ayuda y participación de Melina Lombardo, quiero contarles la historia de los primitos que lograron lo que nunca nadie logró en nuestro querido Los Toldos...

En el último semestre del año 2013, el pueblo se vió conmovido al conocer que los seis varones de la familia Lombardo padecían una enfermedad que afecta la médula ósea. Para obtener mayor claridad, quiero compartir el inicio de ese camino contado en primera persona, por una de las madres, una de esas grandes luchadoras, Melina Lombardo: 'En el mundo hay muchas 'ENFERMEDADES RARAS', pero a los primitos Lombardo les tocó una de ellas, la ADRENOLEUCODISTROFIA, que afecta a 1 de 20.000 niños. Para empezar, el nombre era muy largo y complicado, como así también su estudio, su tratamiento y todo lo que estaba relacionado con ella. Cuando comenzamos con todo esto, era muy difícil  entender lo que iba a pasar, uno siempre vive el presente o ansia cosas para su futuro, pero ¿cómo alguien se podía imaginar qué iba a suceder viendo a nuestros nenes jugando y llevando una vida normal todos los días? La Adrenoleucodistrofria golpéo nuestra puerta, de una forma muy dura. Hasta dónde entendíamos, dicha enfermedad se detenía con un trasplante de médula ósea, para lo cual iniciamos una campaña de donación de médula, con la ayuda de mucha gente. Hasta ese entonces, pensábamos que se había encontrado 'solución' a nuestro 'problema'. Pero los días pasaban, y uno de los primitos, Valentino, cada día se deterioraba más, y con ello se iban muchas posibilidades de trasplante. Una luz en el camino, hizo que nos contactemos con familias con la misma enfermedad, la familia Busto-Fierro; ellos habían realizado el trasplante a dos de sus hijos con resultados extraordinarios. Ellos fueron nuestro contacto con el país extranjero, EEUU. Una vez contactados con el hospital, otra dura noticia se anunciaba: Valentino ya tenía una enfermedad muy avanzada y no podría realizarse el trasplante. Pero sí quedaban posibilidades para Juani y Bauti. Lo que hacia que fuera más lento, era la cantidad de dinero que costaba el tratamiento.'  

Tal como cuenta Melina, la noticia se conoció por Valentino, quien lamentablemente ya no estaba en el tiempo óptimo para recibir un trasplante, pero a partir de ahi se supo que Juan Ignacio y Bautista habían desarrollado esa enfermedad genética,  y podrían someterse al trasplante de médula ósea que se realizaría en EE.UU. Cada tratamiento tenía un valor de 1.300.000 dólares, por lo que claramente, era imposible para esa familia hacer frente dicho gasto.

Innumerables fueron los intentos por parte de esa familia, apoyada y acompañada por todo el pueblo de Los Toldos para recaudar el dinero necesario. Rifas, peñas, eventos, sorteos, cartas, pedidos invadieron gratamente nuestras calles. El color azul (característico de la enfermedad, ya que afecta solo a los varones) habia colmado las redes sociales, los árboles, las casas. En el pueblo se había despertado un aire de solidaridad y compromiso por la causa sin precedentes. Tanta emoción logró extenderse a otros lugares, todos los pueblo vecinos participaron de la recaudación para estos niños. En la ciudad de La Plata, y organizado por el Centro de Estudiantes de Los Toldos, organizamos una peña solidaria y colocamos una urna en Plaza Moreno, la plaza más importante de la ciudad capital. Todos conocían la noticia, todos eran concientes de la causa por la que se luchaba y todos, desde su lugar y sus posibilidades, colaboraba. Cuenta Melina: 'Como el costo del tratamiento era muy elevado, apuntábamos a que nuestro Estado cubriera los gastos. Fue así, que una inmensa población, acompaño para que nuestro grito se escuche más fuerte. Pero los días se hacían largos, y no llegaban respuestas. La gente seguía acompañando, su compromiso era inigualable, éramos una comunidad donde todos éramos los PRIMOS LOMBARDO. A dónde íbamos, la gente nos acompañaba, nos preguntaba como estaban nuestros nenes, nos regalaban rosarios, virgencitas, nos llenaban de buenos deseos, de buenos augurios, de energía positiva, y de mucho amor'.

Especialmente un día, de los muchos que duró esta lucha, Los Toldos demostró ser más que un pequeño pueblo en el noroeste de la Provincia de Buenos Aires, que sólo era conocido por Eva o por los quesos del Monasterio. Demostró ser más que un lugar en donde todos nos conocemos, y cada cosa que hacemos es sabida por todos en horas, como dicen. Los Toldos, literalmente, se vistió de azul, y miles de personas, en un movimiento sin antecedentes en nuestra localidad, marchó desde nuestra plaza principal hasta la zona de la Atalaya. Muchos no pudimos estar presentes en ese momento, pero acompañamos desde la distancia. Yo, particularmente, viví todo a través de las redes sociales. Cada foto, cada video, me llenaba de emoción y sobretodo de orgullo. No podía creer lo que se estaba viviendo. No podía entender el acto de amor tan maravilloso que la gente de mi pueblo estaba brindando. Veía los ojos de esos padres, de esa familia, y entendía que ellos sabían más que nadie que un pueblo entero los estaba abrazando, les estaba haciendo saber que no estaban solos en esa lucha.

Afortunadamente, Juan Ignacio y Bautista pudieron viajar y acceder al tratamiento. La madre de Juani relata su experiencia: 'La hora había llegado, y era el momento de partir, dejar todo (trabajo, casa, etc) en busca de una esperanza, en busca de una solución que pueda revertir algún futuro incierto. Desde el primer día que llegamos, todo era nuevo, la tecnología, la gente, el idioma, las costumbres, etc. Pero, poco a poco fuimos adaptándonos, y empezar a prepararnos para lo que habíamos luchado tanto, soportar momentos difíciles, que al estar acostumbrados a ser muchos la carga se hacía más liviana. Nuevamente, era hora de cargar más pilas y enérgica res, porque llegaba la hora del trasplante, con quimioterapia, muchos medicamentos, y todo era nuevo, no se sabía qué podría pasar, pero la fe y la esperanza estaban depositados allí. Fueron muchos días, de días y venidas, de fiebres y virus, de cumpleaños, de muchos laboratorios, de muchas horas en el hospital, de terapias, de días al aire libre, de distracción y diversión, otros no tanto, días de mucho frío (-26 C), pero aún así, la sonrisa siempre estuvo presente, con algún matecito de por medio.'

El final, para uno de ellos, fue el menos esperado, y no quiero profundizar en ello por respeto a esa familia, porque se que aunque intente con el mayor de los esfuerzos entender, nunca lograré estar en los zapatos de esas personas. Pero hay algo que sí quiero decir. A Juani nunca pude conocerlo personalmente, pero pese a eso, se que siempre lo recordaré como uno de los luchadores más grandes, rodeado de una familia de buen corazón que movió cielo y tierra por sus niños, y la unión que en un pueblo supieron despertar. Los Toldos entero lloró, pero nadie va a negar que cada uno desde su lugar la luchó. La mamá de Juani expresó 'Para mí, quedarme con mis recuerdos, con risas y llantos, de hacer hasta lo inalcanzable... Que uno no deja de amar porque no está, que duele y mucho, cada vez más, sobretodo en estos tiempos... A pesar de que no todo salió como esperábamos, algunas cosas sí. Bauti tuvo un trasplante exitoso y hoy se encuentra muy bien. No siempre las cosas salen mal, a veces deben ser así. Valentino, por su parte, se encuentra estable, con muchos cuidados y terapias, y rodeado de muchas personas que lo llenan de amor y lo hacen sentir bien.' No tengo el gusto de conocer a la familia, pero puedo afirmar que todos y cada uno fueron héroes, una familia de héroes. Porque con su fuerza y valentía despertaron algo que es dificil despertar en estos tiempos de violencia. Despertaron a un pueblo, despertaron el corazón y la solidaridad en cada uno, nos demostraron que la unión era el único camino y que de esa manera se podía (y se pudo) lograr algo que al principio parecía tan inalcanzable.

Decido terminar, de esta forma, con mi último artículo en este ciclo. Podría haber terminado de muchas maneras, con temáticas irrelevantes y frías. Pero no, decido terminar así para que todos recordemos lo grande que es nuestro pueblo, y la inmensidad que existe en los corazones de cada uno de nosotros. Recordemos que sabemos ser bien solidarios, que somos seres sensibles y muchas veces unidos, que sabemos lo que es luchar y sabemos lo que es llorar, que fuimos fuertes para llegar y tuvimos que ser fuertes para seguir. Y sobretodo, quiero que sepamos que se puede ser todo esto, y más, siempre, no sólo en aquellos momentos extremos. Esta historia, nos hizo más humanos, nos hizo menos fríos y superficiales, y nos hizo parte de una gran familia, donde muchos sentíamos que los primitos Lombardo eran nuestros niños, y luchamos y nos involucramos con la causa con compromiso y mucho amor. Debemos ser concientes de la inmensidad de nuestros actos, debemos saber que el amor es el mejor camino para todo, que la unión hace a la fuerza, que la solidaridad es la actitud correcta para los demás y para uno mismo, y que el corazón se hace más fuerte en cada paso, en cada lucha. Creo que es el mejor de los mensajes para terminar este año, duro, lleno de golpes y tropiezos. Creo que el balance es positivo, y que el orgullo que hoy siento se encuentra presente en muchas de las personas de mi pueblo.  Los Toldos es más que el lugar donde nació Eva, es más que el lugar donde venden ricos quesos. Es más que la Olla, o la Tribu, o cualquier equipo de fútbol, es más que un partido político. Los Toldos cuando quiere es grande, y eso es algo que todos, debemos tener presente, hoy y siempre.

Envio un abrazo fuerte y el mayor de los respetos a la familia Lombardo, y agradezco enormemente a Melina, por permitirme y ayudarme a contar esta historia. Y deseo a la población en general, un excelente comienzo de año rodeados de seres queridos y repletos de amor y alegría, pese a las distancias, y pese a las ausencias.

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