Miércoles 5 de Febrero de 2025

Hoy es Miércoles 5 de Febrero de 2025 y son las 12:48 -

13 de agosto de 2012

Kolbe, instrumento de bien. Angélica Diez (*) Especial para Los Toldos es noticia

La grandeza de una persona consiste en su generosidad, en su nobleza, carente de mezquindad. En un mundo competitivo, encontrar “una persona grande” es como encontrar – según el dicho popular – “una aguja en un pajar”. Sin embargo “los grandes, los nobles de corazón siempre están muy cerca nuestro y nos provocan a sacar lo mejor de nosotros mismos”.
Para continuar leyendo éste artículo vaya abajo a la sección "leer más"

 

Esa nobleza de corazón se vio totalmente reflejada en San Maximiliano Kolbe.

           Él afrontó la misión hasta las últimas consecuencias. Es lo que hoy la iglesia recuerda y celebra: el ofrecimiento de su vida en lugar de un compañero del campo de concentración de Auschwitz. Allí, con su característica humildad y determinación, el Padre Kolbe, el prisionero Nº 16.670, siguió siendo un instrumento de bien en las manos de la Virgen en medio de sus compañeros de prisión y testimonió el Evangelio de la caridad hasta el heroísmo. Aquel 14 de agosto de 1941, vigilia de la fiesta de la Asunción de la Virgen al cielo, san Maximiliano Kolbe fue ejecutado con una inyección de ácido fénico. Y el 15 de agosto su cuerpo fue quemado en el horno crematorio del campo de exterminio y sus cenizas dispersas al viento. Pero desde ese momento su santidad y su herencia espiritual y apostólica se difunden en todo el mundo.  La nobleza de ese corazón nos interpela y nos “deja huellas” en el intento cotidiano de ser auténticos constructores de paz para sanear nuestro espacio, en la familia, en el trabajo, en la sociedad.

            Muchas veces, se preguntaba: “¿Por qué el desempleo? ¿Por qué tanta gente sin un pedazo de pan? ¿Dónde está la «causa de las causas» de nuestras crisis? En la falta de honestidad. En la falta de observancia de los deberes hacia Dios, hacia uno mismo y hacia el prójimo.  Necesitamos empezar a vivir como católicos auténticos, y entonces la patria iniciará una rápida recuperación”. Decía: “Si miramos a nuestro alrededor, observaremos tanto mal por todas partes y muchas vecesel desaliento invadirá nuestra alma. ¿Adónde se llegará? Quisiéramos penetrar con la mirada el futuro, para ver si en él brillará una luz…Recuperemos la esperanza. Encendamos en todas partes el amor y la confianza en María Inmaculada y veremos vaciarse las cárceles, aumentar el número de las personas honestas… y la paz y la felicidad destruirán la discordia y el dolor”.

          No podemos mirar nuestro hoy con indiferencia. Somos conscientes de que el mal se difunde, contamina las ciudades y los pueblos e inyecta su veneno, sobre todo en la juventud. ¿Qué debemos hacer en tiempos difíciles? – se preguntaba el Padre Kolbe-, y también nosotros nos preguntamos más de una vez. ¡Confiar en Dios! “La vida pasa de prisa. Ni siquiera un segundo vuelve atrás. Dado que el Paraíso va acercándose rápidamente, no podemos malgastar ni un sólo minuto. Apresurémonos, pues, en llenar nuestras jornadas del mayor número posible de gestos y expresiones de amor. Realicemos las cosas pequeñas con gran amor: esta es la mayor fuente de méritos. Fijemos nuestra mirada en la meta: la vida misma es un camino hacia el Paraíso. La vida es  ese don maravilloso  que “el Dios de la vida” ha puesto en nuestras manos. Si la orientamos en dirección a Él maduraremos como personas y seremos instrumentos de bien sirviendo  mejor  a los demás”. (San Maximiliano Kolbe).

.

 

       (*) Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe.

COMPARTIR:

Comentarios