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15 de mayo de 2022

El misterioso hotel de La Falda: de la enigmática “dama de blanco” al bebé que todos escuchan llorar

Los que estuvieron en el lugar dicen haber visto a la antigua dueña, que murió hace muchos años, riendo en el balcón. El lugar funcionaba como refugio para prevención de la tuberculosis.

Córdoba tiene un largo historial de relatos paranormales distribuidos por toda la provincia. Con el correr de los años, estas historias fueron pasando de generación en generación, por lo que el respeto por estos seres no físicos sigue estando intacto. El hotel Edén, en La Falda, se destaca entre el resto por las múltiples experiencias de sus visitantes con fantasmas.

El Edén fue construido en 1897 por el empresario alemán Roberto Bahlcke, y fue pensado como un espacio para la prevención de la tuberculosis, enfermedad que causaba estragos en el mundo a fines del siglo XIX, ya que el clima de la región era ideal para las personas que la sufrían.

El hotel fue todo un éxito. La élite argentina y europea de la época disfrutaban de sus innovaciones tecnológicas, pero la algarabía duró hasta 1905. La mayoría de los accionistas que invirtieron en el Edén dejaron de hacerlo, excepto María Herbert de Kreautner, quien pasaría a ser la única dueña.

Durante su administración, el hotel vivió su época de gloria y acá es donde la historia cambió. La alemana murió en 1950 y son muchos los relatos que dicen haberla visto, y aún verla, paseando por el balcón que da al jardín. Desde entonces, es conocida como “La dama de blanco”.

Ariel Mansani es guía y vecino de La Falda, vivió en el hotel y contó que durante las noches de noviembre, que es cuando falleció Kreautner, la vio riendo en dicho balcón.

Las historias de fantasmas en el hotel Edén son muchas, y hacen que recorrer sus pasillos sea una experiencia auténticamente aterradora. “Vos vas caminando y parecería que hay alguien que te mira de atrás, pero te das vuelta y no lo ves”, contó Jorge Luchetti, que vive a metros del lugar. La pintura desgastada por el pasar de los años, las paredes destruidas y su ubicación al pie de las sierras hacen que el mínimo ruido te saque el aliento.

En la dependencia de servicio, atrás del hotel, vivía una familia con un bebé que falleció por tuberculosis. Años después, todas las personas a las que les tocó vivir ahí escucharon los llantos de ese bebé.

“Vinieron muchos que se dedican a estudiar fenómenos paranormales y todos llegaron a la misma conclusión: que acá hay actividad paranormal. Pero es evidente que no es energía negativa porque de otra manera no podríamos trabajar”, cuenta Gabriela Sánchez, encargada del hotel.

El Edén está habilitado para la visita del público y cientos de turistas recorren sus pasillos atesorando su historia. Pero lo que no todos saben es que por las noches hay algo más allá de sus paredes.

Federico Wiemeyer

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