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SOCIEDAD

31 de mayo de 2020

Quichua, una lengua que se resiste a la extinción y colabora para prevenir el coronavirus

En la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE) diseñaron guías bilingües castellano-quichua con medidas para prevenir el coronavirus y el dengue y para ofrecer ayuda en situaciones de violencia de género.

Estudiantes y docentes de la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE) escribieron y diseñaron guías bilingües castellano-quichua con medidas para prevenir el coronavirus y el dengue y para ofrecer ayuda en situaciones de violencia de género, para acompañar y contener a las comunidades quichuahablantes en el contexto de la pandemia, y se preparan ahora para difundir esos materiales en diferentes lugares estratégicos.

"Queríamos hacer algo por nuestros hermanos santiagueños que hablan quichua y por eso nos parecía importante elaborar estas guías de difusión que repliquen las recomendaciones para prevenir el coronavirus, pero otros males de este tiempo en lengua quichua", dijo a Télam Regina Gómez Nazar, impulsora del proyecto.

La iniciativa denominada "La pandemia nos interpela" fue realizada por alumnos y profesores de la Tecnicatura en Educación Intercultural Bilingüe (EIB) con mención en lengua Quichua, que se dicta en la Facultad de Humanidades de la universidad nacional de la provincia.

"Esto puede constituir un aporte no solo desde el punto de vista lingüístico sino también simbólico, ya que los destinatarios de la campaña, al captar la información en su lengua, reforzarían su propia valía y empoderamiento", añadió.

Santiago del Estero es una provincia bilingüe en la que, se estima, más de 80 mil personas habla quichua además de castellano, según dijo a Telám el tutor de la Tecnicatura en EIB, Raúl Banegas.

"Estas personas se encuentran geográficamente ubicadas en 14 departamentos, Figueroa, Robles, Sarmiento, San Martín, Silípica, Loreto, Atamisqui, Avellaneda, Salavina, Quebrachos, Mitre, Aguirre y parte de los departamentos Moreno, Brigadier Juan Felipe Ibarra, Taboada; aunque también creemos que hay en las principales ciudades de nuestra provincia a causa de la emigración de los campesinos", añadió.
 



Por su parte, la impulsora del proyecto dijo: "Hemos visitado en muchas oportunidades nuestro interior y hemos hablado y convivido con quichuahablantes. Generalmente, las campañas no llegan en su lengua, entonces nos parecía una obligación hacer esto y que su idioma empiece a ocupar otros espacios, no solo espacios folclóricos, sino que lo encuentren en un hospital, la escuela, en un centro de atención primaria y se vean reflejados allí con su lengua escrita".

Gómez Nazar explicó que, por el momento y debido a la pandemia, la campaña de difusión se está realizando solo en las redes sociales: "Pero nuestra idea es llevar cartelería a estos lugares, Salavina, Figueroa, a los hospitales de Capital y La Banda", indicó.

Gómez Nazar, la impulsora de esta iniciativa, ve con alarma los indicadores que revelab que "se dispararon los casos de violencia de género y las denuncias virtuales se multiplicaron" durante el aislamiento obligatorio.

"Nos pusimos en contacto con el programa de Género de la UNSE y, con ellos, hemos trabajado en lo que se consideraron los puntos más importante para incluir en la campaña: las recomendaciones y los números de emergencia", explicó Regina Gómez Nazar.

En el interior provincial, el "machismo" está muy arraigado, especialmente en las zonas rurales y poder darles "estas herramientas de comunicación a las mujeres quichuahablantes es muy importante y que ellas vean estos carteles en su lengua tiene otro impacto", remarcó.

"La lengua quichua es una de las lenguas originarias vivas con más cantidad de hablantes, pero debemos reconocer que se encuentra en vías de extinción. La Unesco estima que en el mundo hay 4.500 lenguas aborígenes y que en 50 años van a desaparecer la mitad de estas lenguas", puntualizó.

"El quichua es la lengua materna de los santiagueños, es la primera lengua hablada ya sea por la entrada de los conquistadores que venían de Perú o a través del comercio del Imperio Inca; pero en el año 1790 a través de una Cédula Real, enviada por el Rey de España, se prohibió su uso en Santiago del Estero a manos de las campañas evangelizadoras que buscaban imponer el castellano como único idioma de la región".

Sin embargo, Regina Gómez Nazar explicó a Télam que "en el interior de la provincia, siempre se ha mantenido viva el quichua, a pesar de la imposición, y se la usaba en ámbitos familiares, en reuniones de amigos y no en un contexto social".

Es por eso que en la actualidad, son muchos los santiagueños que recuerdan a sus abuelos o bisabuelos, e incluso padres, hablar el quichua "normalmente" en sus hogares: "Mi mamá con mi papá hablaba en quichua cuando no querían que le entendiéramos lo que estaban diciendo", comentó a Telám, María, quichua hablante, que actualmente vive en Salavina y tiene 75 años.

"Mi mamá nos enseñaba algunas palabras y de ahí fui aprendiendo, y en nuestra casa se hablaba en quichua, pero después cuando vine a la ciudad Capital para trabajar tuve que aprender más el español", añadió.

María sostiene que a muchos les daba vergüenza hablar quichua por lo que lo ocultaban: "Yo, como mis padres, hablaba quichua o renegaba en ese idioma para que no me entendieran".

Por su parte, Banegas remarcó que desde la UNSE buscan e impulsan que el idioma quichua tenga un mayor reconocimiento y haya una educación bilingüe en todo el país.

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