El martes 12 de mayo se cumplieron cincuenta y siete años de la fundación del monasterio de la Orden de la bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo -carmelitas descalzas, como también se las denomina- de la ciudad de Nueve de Julio. Con tal motivo, el Obispo diocesano Ariel Torrado Mosconi celebró la santa Misa a las 8 hs. para la comunidad de las Hermanas. 

En la homilía se refirió al aniversario de la fundación de la comunidad, destacando y agradeciendo su lugar, significación e importancia en la vida de la Iglesia diocesana toda. Comentando el texto del evangelio de san Juan en su capítulo 14, diferenciando la paz “mundana” de la que proviene de Dios: “esta se apoya en la confianza en Dios, la del mundo es inestable y superficial”, afirmó. Todo esto se descubre, gesta y madura a través de la escucha y contemplación de la Palabra de Dios. Este es uno de los rasgos característicos de la vida y misión de las comunidades religiosas contemplativas en la Iglesia.

Asimismo la Hna. María del Carmen ocd, quien fuera priora de la comunidad y del grupo de las fundadoras, compartió la memoria sobre la relación y significación del cardenal Eduardo Pironio para el Carmelo local. Evocó la expresión del mismo purpurado “En ustedes late el corazón de la Iglesia”. Relató que Pironio estuvo providencialmente presente en los momentos mismo de la gestación y fundación de este Carmelo. “El entonces monseñor Eduardo Pironio, el 19 de marzo de 1962 estuvo acompañando a monseñor Antonio Quarracino recién nombrado obispo de Nueve de Julio… Allí preguntó qué tenía que hacer para tener un Carmelo en su diócesis… la entonces priora contestó que, si lo quería, pronto tendría monjas en Nueve de Julio”. Hace mención que el día de la fundación misma fue un 12 de marzo de 1963 en el lugar que fuera su casa natal, donde primeramente habitaron las monjas fundadoras antes de trasladarse al actual monasterio.

Luego siguió acompañándolas con su consejo, visita y oración. “Normalmente nos comunicaba sus intenciones, sus alegrías, sus dificultades y sus cruces” afirma la madre María del Carmen.

Recordó también algunos hitos memorables de su presencia: el día mismo de la fundación ayudando en la misa del Obispo Quarracino, una vigilia con jóvenes en Pentecostés de 1977 o las tantísimas visitas a su ciudad natal y en las cuales celebraba la Eucaristía en la capilla del monasterio a la cual acudían los nuevejulienses y tantos fieles laicos, consagradas, sacerdotes y obispos venidos de lejos para conocerlo, aconsejarse o rezar junto a él. La hermana carmelita termina recordando los “tres grandes amores” de Pironio: el Padre Dios, Cristo en su misterio pascual y María.