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1 de febrero de 2017

Avanza el cruce en Los Andes que rememora la gesta de San Martin

Ante la imponente cordillera sanjuanina, más de 200 militares argentinos y chilenos cabalgan el valle de Manantiales hacia el cruce de Los Patos, evocando la ruta que eligió el general José de San Martín en el Cruce de los Andes, a 200 años de esa epopeya.
Más de 200 militares argentinos y chilenos evocan la ruta del Libertador, de aquella epopeya

Todos siguen la ruta sanmartiniana con 140 mulas silleras y cargueras, equipos de veterinarios, enfermeros y cocineros. Mañana, esperan alcanzar el paso Cristo Redentor, el límite con Chile.

Manantiales es un valle con una leve pendiente, suelo pedregoso y bastante vegetación, donde se asentó el campamento que sirvió de base para reunir a todos los efectivos, terminar la aclimatación y trasladar a las mulas desde la localidad de Barreal, en donde se reunió a los animales de tres regimientos.

Con carpas y tiendas de campaña, tomaron la misma ruta que empleó el Libertador cuando partió hace 200 años desde esa localidad sanjuanina, que recorre desde la ruta nacional 143 unos 120 kilómetros rodeado de un imponente paisaje cordillerano, con picos de hasta 3.000 metros que adquieren diversas formas y colores a medida que se asciende por un sendero de hasta tres metros de ancho.

Así llegaron hasta el destacamento de Gendarmería Nacional “Alvarez Condarco”, nombre de quien sirvió como espía a San Martín en la guerra que liberó a Chile, a unos 2.000 metros de altura, para luego seguir la senda que los trasladó primero a Las Hornillas y luego a Manantiales, a 3.000 metros sobre el nivel del mar.

En todo el recorrido, placas conmemorativas recuerdan el paso del Libertador, en especial una situada en la orilla de un río cordillerano, antes de Las Hornillas, en la que se erige un monolito y en donde además hay un refugio que perteneció a la Universidad Nacional de San Juan, ya abandonado.

Ya en Manantiales, y agitados por el “mal de altura”, varios se instalaron en una carpa de campaña con una temperatura que a medida que bajaba el sol se tornaba cada vez más fría y que tuvo su mínimo a la madrugada, cuando tocó los cero grados.

La columna de Los Patos incluye sólo tres mujeres, una argentina y dos chilenas. Una de ellas es Beatriz, quien integra el equipo médico y quien asegura que esta experiencia no la cambia “por nada”.

Antes se desempeñaba en el hospital militar Cosme Argerich. “Pero venir a la montaña es otra vida, es aplicar los mismos conocimientos médicos, sólo que en vez de estar los pacientes en una cama los atiendo en el terreno, y estar aquí es impagable”.

Todos se preparan para pasar por la cuesta del Espinacito, entre Trincheras de Soler y Sardina, un lugar situado a 4.300 metros sobre el nivel del mar y que a la noche, en esta época del año, se pueden registrar temperaturas de hasta 8º bajo cero, emulando lo que sintieron los integrantes de aquel Ejército de Los Andes.

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