Domingo
11 de Mayo de 2025
EL CAMPO HOY
10 de mayo de 2025
El último informe de la Red Nacional de monitoreo de la chicharrita del maíz muestra un marcado incremento en las poblaciones, aunque sin demasiado riesgo para los cultivos. Ya comienza a ser importante prevenir para la próxima campaña.
Si bien la chicharrita del maíz casi no hizo ruido en esta campaña, el devenir de la plaga siempre es una incógnita.
De todos modos, gracias al trabajo de la Red Nacional de trampas de monitoreo de Dalbulus maidis, afrontarla es mucho más sencillo, no solo por el seguimiento preciso, sino también por las recomendaciones que brindan los técnicos que participan de la red.
En el informe 18, la red evaluó en total 391 localidades, distribuyendo su trabajo en las regiones del NOA (69 localidades), NEA (70 localidades), Litoral (38 localidades), Centro Norte (70 localidades) y Centro Sur (144 localidades).
“La región del NOA se destaca como la única zona agroecológica en la que se registró presencia del vector, observándose un incremento en la cantidad de sitios con capturas superiores a 100 adultos por trampa“, indicó el informe, alcanzando un total de 48 localidades que representan el 70% de los puntos evaluados en esa zona.
Sin embargo, la presencia de Dalbulus maidis no generó demasiadas alertas, puesto que el 90% de los maíces relevados se encuentran en la etapa final del estado reproductivo (R6), lo que evidencia la persistencia del vector incluso en fases fenológicas avanzadas, aunque sin riesgo para la producción.
Por eso, insistieron desde la Red que “es fundamental continuar registrando las capturas de adultos del vector, incluso cuando los cultivos han superado la etapa de mayor susceptibilidad o tras la cosecha. El análisis de la información generada permitirá comprender mejor su dinámica poblacional estacional y contribuir a una toma de decisiones más confiable y mejor fundamentada”.
Por otro lado, cabe recordar que durante el período otoñal-invernal los adultos tienden a modificar su coloración estacional. Los ejemplares estivales suelen presentar tonalidades más claras y brillantes, mientras que los adultos que emergen en otoño e invierno adquieren una coloración más oscura.
Este aspecto debe considerarse para una correcta identificación del vector en las distintas épocas del año.
De todos modos, la gran clave en este momento es que, en zonas donde se cosecharon maíces de primera, las temperaturas y precipitaciones registradas en este último período podrían favorecer la ocurrencia de “maíces guachos”, situación que se deberá tener en cuenta en caso de que no ocurriesen heladas que cortarían el ciclo de este hospedero de D. maidis.
En otras palabras, si bien en la campaña 2024/25 que está termnando los daños de este insecto fueron apenas cuantificables, no significa que no esté y que pueda volver a generar graves problemas, por lo que ya hay que ir realizando tareas preventivas de cara al ciclo 2025/26.
“El cultivo de maíz nos presenta el desafío de implementar un manejo integrado de plagas (MIP) más consciente, donde el monitoreo se convierte en un elemento crítico y estratégico para la toma de decisiones”, recordaron en la red.
El manejo integrado La Chicharrita del maíz implica la combinación de prácticas de monitoreo y medidas para su control diseñadas para minimizar el impacto de las enfermedades causadas por los patógenos que este vector transmite al cultivo de maíz.
En este punto, cabe recordar que la Red de Manejo de Plagas (REM) de Aapresid difundió una serie de pautas para avanzar en un primer paso fundamental para que la plaga no cause tantos estragos en la próxima campaña: la eliminación de los maíces “voluntarios” o “guachos”, como una de las prácticas más importantes para romper el ciclo biológico de la chicharrita y reducir el inóculo de la enfermedad.
Cabe recordar que estos maíces son plantas que crecen a partir de granos perdidos durante la cosecha anterior y actúan como un “puente verde” entre una campaña y otra, funcionando como un reservorio tanto del vector como de los agentes causales del achaparramiento.
“El control de estas plantas comienza durante la cosecha del maíz anterior; es decir, ahora, mediante una regulación de la cosechadora para evitar la caída excesiva de granos en el campo y la ruptura de espigas. Es esencial inspeccionar y ajustar el cabezal de la cosechadora, los sistemas de trilla y limpieza, capacitar al personal y mantener un monitoreo constante”, repasaron desde Aapresid.
“El uso de herbicidas selectivos, como graminicidas, puede ser efectivo, especialmente cuando la infestación es significativa. Sin embargo, es crucial realizar este control antes de que las plantas alcancen un estado fenológico avanzado, idealmente cuando tienen hasta 3 o 4 hojas, para evitar que el vector desarrolle una nueva generación”, sostuvieron.