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ESPACIO INTA

23 de enero de 2023

Agua subterránea, un recurso estratégico

Destinada al consumo humano, la producción de alimentos y los procesos industriales, el agua subterránea constituye un tesoro oculto. Monitoreo de calidad, contaminación, pérdidas de reservas hídricas por explotación intensiva y estudios de modelación matemática en diferentes escenarios frente al cambio climático son algunos de los aspectos abordados por el INTA.

Las aguas subterráneas son invisibles, pero sus efectos se aprecian en todas partes. De hecho, gran parte del agua dulce en forma líquida del mundo es subterránea y aporta una gran proporción del agua dulce que se utiliza para el consumo humano, la producción de alimentos y los procesos industriales. Asimismo, son extremadamente importantes para el funcionamiento saludable de diferentes ecosistemas.

El 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua y este año el lema es “Aguas subterráneas: hacer visible lo invisible”. El INTA avanza hacia una visión integral del agua subterránea, vinculada con las aguas superficiales y las implicancias de las actividades humanas.

“Hacer visible lo invisible no es una tarea fácil: estudiar el agua que no se ve, el agua que se recarga, almacena, circula y se extrae de los acuíferos para consumo humano, actividades agropecuarias y agroindustriales representa un gran desafío”, explicó Roberto Esteban Miguel, referente en agua subterránea y gestión ambiental del INTA Chilecito –La Rioja–.

“Sabido es que, a nivel global, el 70 % del agua se utiliza en actividades agropecuarias, aunque en países agroexportadores estos valores superan el 95 %. También es conocido que, del total de agua disponible en el mundo, sólo el 3 % es agua dulce. Lo que poco se sabe es que el 0,01 % del total global se encuentra en ríos y lagos y un 0,6 % se almacena acuíferos, es decir, que gran parte del agua dulce disponible y aprovechable del planeta es invisible a nuestros ojos”, afirmó Miguel.

El agua dulce restante está en los casquetes polares, y no es aprovechable económicamente. Por lo tanto, “el agua subterránea es un recurso estratégico y en numerosas regiones del país se cuenta con un gran potencial para su explotación”, señaló el investigador.

De acuerdo con Miguel, en muchas zonas del país, “la disponibilidad de agua superficial es limitante debido a la oferta acotada y una demanda creciente, en especial en un contexto de cambio climático. Es allí donde el agua subterránea se torna una alternativa estratégica, siempre que esté físicamente presente y sea económicamente explotable. No obstante, y en especial en regiones áridas, existen evidencias de explotación intensiva del agua subterránea con un desbalance entre los ingresos (recarga) y egresos (extracción) con consecuencias negativas”.

“El cambio climático también afecta los procesos hidrológicos de recarga, impactando en las reservas de agua subterránea”, afirmó Marino Puricelli, referente en hidrología superficial y subterránea del INTA Balcarce –Buenos Aires–.

Desde el Proyecto Estructural “Gestión Integrada de Recursos Hídricos en Cuencas del Sistema Agroalimentario Argentino” existen numerosas líneas de investigación que abordan el estudio de las aguas subterráneas.  “Junto con el abordaje de cuestiones tales como: monitoreo de calidad de agua, contaminación, pérdidas de reservas hídricas subterráneas por explotación intensiva, también se está realizando estudios de modelación matemática en diferentes escenarios frente al cambio climático”, expresó Marino Puricelli, coordinador.

Complementariamente a lo aportado por Miguel y Puricelli, desde el Proyecto Estructural “Uso y gestión eficiente del agua en sistemas de regadío” se desarrollan numerosas líneas relacionadas con el uso de agua subterránea para la producción agropecuaria bajo riego. Se destacan trabajos relacionados con necesidades de agua de los cultivos, estrategias de manejo, programación de riego y automatización que aporten al aumento de la eficiencia y el uso sostenible del recurso hídrico subterráneo.

Estos trabajos se orientan a la adaptación a los cambios en las demandas hídricas de los cultivos y disponibilidad de recursos hídricos en los distintos escenarios de cambio climático. Asimismo, en este proyecto se abordan “cuestiones vinculadas con el nexo agua, energía y alimentos, donde el agua subterránea tiene un rol clave ya que para extraerla desde los acuíferos es necesario utilizar energía”, detalló Roberto Martínez referente de riego del Valle Inferior del Río Negro y coordinador de este proyecto.

En el INTA también hay otros proyectos vinculados al agua subterránea, como el proyecto “Acceso, uso, re-uso y manejo del agua con fines múltiples”, coordinado por Roger Benitez de la Agencia de Extensión Rural del INTA en Córdoba. En este proyecto, “el uso del agua subterránea está incluido dentro de las estrategias para fortalecer la caracterización de los recursos hídricos, la evaluación y el desarrollo de tecnologías, infraestructura e innovaciones y la gestión social de los mismos para contribuir a su acceso, uso y manejo tanto para consumo humano como para abrevado animal”, afirmó Benitez.

Todos estos proyectos, trabajan de manera colaborativa en la Red de Agua del INTA, coordinado por Maira Guiñazu del IPAF Patagonia, donde se nuclea y se socializa la información generada por los agentes del INTA que abordan la temática hídrica.

Conocer el funcionamiento y la evolución de las aguas subterráneas utilizadas en la agricultura constituye un factor clave y estratégico para visibilizar lo invisible y contribuir a políticas públicas que promuevan a su uso eficiente, racional, equilibrado, equitativo y sostenible en el tiempo.

 “Como país, donde el agua subterránea presenta un rol cada vez mayor en la producción y el consumo humano, es fundamental avanzar en una gestión integral del agua subterránea, vinculada con las aguas superficiales y las implicancias de las actividades humanas sobre su cantidad y calidad”, afirmaron los cuatro referentes.Las aguas subterráneas son invisibles, pero sus efectos se aprecian en todas partes. De hecho, gran parte del agua dulce en forma líquida del mundo es subterránea y aporta una gran proporción del agua dulce que se utiliza para el consumo humano, la producción de alimentos y los procesos industriales. Asimismo, son extremadamente importantes para el funcionamiento saludable de diferentes ecosistemas.

El 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua y este año el lema es “Aguas subterráneas: hacer visible lo invisible”. El INTA avanza hacia una visión integral del agua subterránea, vinculada con las aguas superficiales y las implicancias de las actividades humanas.

“Hacer visible lo invisible no es una tarea fácil: estudiar el agua que no se ve, el agua que se recarga, almacena, circula y se extrae de los acuíferos para consumo humano, actividades agropecuarias y agroindustriales representa un gran desafío”, explicó Roberto Esteban Miguel, referente en agua subterránea y gestión ambiental del INTA Chilecito –La Rioja–.

“Sabido es que, a nivel global, el 70 % del agua se utiliza en actividades agropecuarias, aunque en países agroexportadores estos valores superan el 95 %. También es conocido que, del total de agua disponible en el mundo, sólo el 3 % es agua dulce. Lo que poco se sabe es que el 0,01 % del total global se encuentra en ríos y lagos y un 0,6 % se almacena acuíferos, es decir, que gran parte del agua dulce disponible y aprovechable del planeta es invisible a nuestros ojos”, afirmó Miguel.

El agua dulce restante está en los casquetes polares, y no es aprovechable económicamente. Por lo tanto, “el agua subterránea es un recurso estratégico y en numerosas regiones del país se cuenta con un gran potencial para su explotación”, señaló el investigador.

De acuerdo con Miguel, en muchas zonas del país, “la disponibilidad de agua superficial es limitante debido a la oferta acotada y una demanda creciente, en especial en un contexto de cambio climático. Es allí donde el agua subterránea se torna una alternativa estratégica, siempre que esté físicamente presente y sea económicamente explotable. No obstante, y en especial en regiones áridas, existen evidencias de explotación intensiva del agua subterránea con un desbalance entre los ingresos (recarga) y egresos (extracción) con consecuencias negativas”.

“El cambio climático también afecta los procesos hidrológicos de recarga, impactando en las reservas de agua subterránea”, afirmó Marino Puricelli, referente en hidrología superficial y subterránea del INTA Balcarce –Buenos Aires–.

Desde el Proyecto Estructural “Gestión Integrada de Recursos Hídricos en Cuencas del Sistema Agroalimentario Argentino” existen numerosas líneas de investigación que abordan el estudio de las aguas subterráneas.  “Junto con el abordaje de cuestiones tales como: monitoreo de calidad de agua, contaminación, pérdidas de reservas hídricas subterráneas por explotación intensiva, también se está realizando estudios de modelación matemática en diferentes escenarios frente al cambio climático”, expresó Marino Puricelli, coordinador.

Complementariamente a lo aportado por Miguel y Puricelli, desde el Proyecto Estructural “Uso y gestión eficiente del agua en sistemas de regadío” se desarrollan numerosas líneas relacionadas con el uso de agua subterránea para la producción agropecuaria bajo riego. Se destacan trabajos relacionados con necesidades de agua de los cultivos, estrategias de manejo, programación de riego y automatización que aporten al aumento de la eficiencia y el uso sostenible del recurso hídrico subterráneo.

Estos trabajos se orientan a la adaptación a los cambios en las demandas hídricas de los cultivos y disponibilidad de recursos hídricos en los distintos escenarios de cambio climático. Asimismo, en este proyecto se abordan “cuestiones vinculadas con el nexo agua, energía y alimentos, donde el agua subterránea tiene un rol clave ya que para extraerla desde los acuíferos es necesario utilizar energía”, detalló Roberto Martínez referente de riego del Valle Inferior del Río Negro y coordinador de este proyecto.

En el INTA también hay otros proyectos vinculados al agua subterránea, como el proyecto “Acceso, uso, re-uso y manejo del agua con fines múltiples”, coordinado por Roger Benitez de la Agencia de Extensión Rural del INTA en Córdoba. En este proyecto, “el uso del agua subterránea está incluido dentro de las estrategias para fortalecer la caracterización de los recursos hídricos, la evaluación y el desarrollo de tecnologías, infraestructura e innovaciones y la gestión social de los mismos para contribuir a su acceso, uso y manejo tanto para consumo humano como para abrevado animal”, afirmó Benitez.

Todos estos proyectos, trabajan de manera colaborativa en la Red de Agua del INTA, coordinado por Maira Guiñazu del IPAF Patagonia, donde se nuclea y se socializa la información generada por los agentes del INTA que abordan la temática hídrica.

Conocer el funcionamiento y la evolución de las aguas subterráneas utilizadas en la agricultura constituye un factor clave y estratégico para visibilizar lo invisible y contribuir a políticas públicas que promuevan a su uso eficiente, racional, equilibrado, equitativo y sostenible en el tiempo.

 “Como país, donde el agua subterránea presenta un rol cada vez mayor en la producción y el consumo humano, es fundamental avanzar en una gestión integral del agua subterránea, vinculada con las aguas superficiales y las implicancias de las actividades humanas sobre su cantidad y calidad”, afirmaron los cuatro referentes.

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