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27 de marzo de 2020

Cómo va a ser el nuevo crimen colaborativo 2.0 en internet By Sergio Parra

A través de internet, nuevas formas de cometer crímenes se desarrollan a gran velocidad y ello obliga a las fuerzas de seguridad a tomar medidas cada vez más sofisticadas.

El  crowdsourcing se define como el hecho de externalizar tareas que normalmente son llevadas a cabo por individuos concretos a un grupo de personas o comunidad a través de una convocatoria abierta. Esta estrategia 2.0 también está siendo aprovechada por los criminales, lo que le otorga claras ventajas frente a la policía.

 

Incluso las formas de saltarse la ley son más fáciles cuando se pone en marcha la inteligencia 2.0 o lo que el experto Yochai Benkler llama "producción entre iguales" en su libro El Pingüino y el Leviatán.

 

Delincuentes que no saben que lo son

La misma estrategia de organización que ha permitido cosas como Wikipedia, por ejemplo, también puede recopilar datos para determinar la localización de controles de alcoholemia y verlos en un mapa interactivo en un dispositivo iPhone o Android. Algunas de estas aplicaciones, que incluso envían alertas cuando dichos controles se cambian de lugar o se instalan de nuevo, han sido DUI Dodger o Checkpoint Wingman.

 

La capacidad de los delincuentes de distribuir el trabajo es tan eficaz a través de internet que muchas de las personas que están participando en el acto delictivo pueden incluso no ser conscientes de estar haciéndolo.

 

Un ejemplo muy sencillo de ello son los CAPTCHA. Un CAPTCHA es un tipo de medida de seguridad conocido como autenticación pregunta-respuesta. Normalmente se pide al usuario que escriba una serie de números y letras que aparecen en una imagen. Ese sistema de autentificación evita que los hackers envíen correos electrónicos masivos, así que, para sortear este problema, hay software que envía los CAPTCHA a desconocidos al azar para que fueran ellos mismos los que los introdujeran.

 

Pero ¿cómo reclutar a tantas personas aleatoriamente para que trabajen para los hackers? El incentivo puede ser, por ejemplo, la pornografía, como señala el experto en seguridad Marc Goodman en el libro Los delitos del futuro:

 

"Creó docenas de sitios web pornográficos gratuitos e informaba a sus visitantes de que tenían que introducir un CAPTCHA para demostrar que tenían más de dieciocho años y poder acceder a ellos. No obstante, el acertijo que el público calenturiento estaba introduciendo en realidad era el CAPTCHA que los delincuentes necesitaban para crear sus cuentas de correos electrónico para el envío de spam".

 

Crowdfunding

El crowdfunding o micromecenazgo que emplean portales como Kickstarter o Indiegogo para incentivar nuevos desarrollos tanto tecnológicos como artísticos también ha sido adoptado rápidamente por el nuevo crimen 2.0.

 

Por ejemplo, para sortear los sistemas biométricos del iPhone, como el reconocimiento de huella dactilar, los piratas informáticos establecieron un sitio web llamado IsTouchIDHackedYey.com, donde se emplearon elementos de micromecenazgo y ludificación para incentivar a los hackers.

 

Había básicamente un tablero de puntuaciones que consignaba quién se estaba acercando más a un premio de 20 000 dólares. En solo 24 horas, un hacker llamado Starbug, perteneciente al Chaos Computer Club de Alemania, se hizo con el premio, logrando así subvertir la tecnología de Apple.

 

Como concluye Goodman, los criminales se aprovechan de todos los beneficios de la red y de las últimas prácticas en el sector para que sus actividades sean más eficaces y difíciles de detener: "Crimen S.A. utiliza tarificaciones freemium, ludificación, proveimiento participativo, micromecenazgo, motores de reputación, formación en línea y grupos de gestión de proyectos distribuidos en busca de la larga cola de víctimas de delitos alrededor del mundo".

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