Un nuevo derrame se registró en un yacimiento minero de la provincia de San Juan a cargo de la empresa canadiense Barrick Gold, que admitió un “incidente” en Lama provocado por “deshielo” y aseguró que no tiene “consecuencias para el medioambiente o la salud de los trabajadores”.

La organización internacional Greenpeace y la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas reclamaron en un comunicado el “cierre definitivo de las operaciones en la zona Lama/Veladero” y advirtieron que “es el gobierno nacional el que debe ponerse los pantalones y defender nuestro ambiente”.

“¿Cuántos derrames más tienen que ocurrir para que Macri entienda que esta empresa no puede operar en una zona tan sensible?”, preguntaron las organizaciones y afirmaron que “hay cinco ríos de San Juan que están contaminados por las operaciones de esta minera que actúa con total impunidad, violando la Ley de Glaciares”.

La empresa canadiense informó en un comunicado que “aproximadamente a las 18 horas del jueves tuvo lugar un evento en Lama, a raíz del deshielo de uno de los inviernos más intensos de las últimas décadas en esa zona de la cordillera.  El evento se originó por la crecida del río Turbio, cuyo caudal y arrastre de sedimentos alcanzó la capacidad máxima de las piletas de sedimentación”, explicó.

En ese sentido, la empresa manifestó que “el agua fue conducida a través de un canal de contingencia construido para este propósito hacia el dique impermeabilizado, antes de su descarga en el río Las TaguasLa mayor parte del agua que drena naturalmente del túnel en Lama sigue siendo tratada en la planta construida a tales efectos. Sin embargo una parte excedente no está ingresando al sistema para no sobrepasar la capacidad de tratamiento”, sostuvo.

La empresa canadiense afirmó que “esta contingencia fue oportunamente informada a las autoridades provinciales -el Ministerio de Minería y el Departamento de Hidráulica- y no trajo aparejado ningún tipo de consecuencia para el medioambiente o la salud de los trabajadores”.

La postura de la firma minera choca de frente con la de los ambientalistas, quienes sostienen que la empresa canadiense es más eficiente "lavándose las manos", que realizando el tratamiento de liberación de sustancias nocivas para la salud de las aguas que utiliza para realizar el proceso de explotación.