El gobierno acordó con las empresas petroleras mantener congelado el precio de las naftas y el gasoil por tres meses -hasta noviembre- con el objetivo de beneficiar a los consumidores y aportar a la baja de la inflación, aunque la medida también mejorará la rentabilidad de las refinadoras, al concretar la decisión de ir reduciendo el "precio sostén" que pagan a las empresas productoras.

Voceros oficiales confirmaron las expectativas favorables por el entendimiento al que arribó en la noche del viernes el ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, con representantes de YPF, Pan American Energy y Shell, aunque no descartaron protestas de las provincias productoras y de sectores sindicales.

La nafta súper de YPF se vende hoy en la ciudad de Buenos Aires a 17,08 pesos el litro, mientras que la "premium" se despacha a 19,30, importes similares a los que aplica Axion (ex Esso), mientras que Shell se mantiene habitualmente ligeramente por encima de esos valores.

Las primeras reacciones empresarias -en los ámbitos del comercio, la industria y la agricultura- fueron favorables al nuevo cuadro de precios de combustibles, ya que contribuirá a apuntalar el incipiente proceso de reactivación que se perfila -según distintos análisis- hacia el cuarto trimestre del año.

Junto con el congelamiento temporario se avanzó en el proceso de acercamiento de los valores locales del crudo a los internacionales, al recortar el "precio sostén" implementado para evitar efectos internos negativos derivados de la caída de las cotizaciones externas de los hidrocarburos.

Según se acordó, se aplicará una baja de 2% este mes, de 4% en el próximo y de 6% en octubre sobre el valor interno que hoy tiene el barril de crudo, establecido en 54,9 dólares para el tipo Escalante (el pesado, que se extrae del Golfo San Jorge) y en 67 para el Medanito (de Neuquén), unos 10 más que los niveles vigentes en el mercado internacional.

La cadena sectorial, junto con las provincias productoras y los representantes laborales deberán redefinir el marco para el año próximo, con la idea de seguir achicando el precio sostén. Los refinadores de combustibles venían advirtiendo sobre la pérdida de rentabilidad, al tener que pagar precios por encima de los que rigen en Londres y Texas.