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6 de noviembre de 2014

LA EMOCION DE MARTA PRAT: Encontró a su madre luego de 30 años de búsqueda

Una historia en busca de su origen que está a punto de lograr un final feliz. Fue separada de su familia al año y medio, y hoy, a los 41, los encontró. Espera el día de poder abrazarlos. Piden colaboración para costearse los pasajes.

La emoción, las lágrimas, las preguntas, los sinsabores, y finalmente el amor se conjugan en esta historia. Marta Prat, conocida vecina de Los Toldos, cargaba dentro de sí con una deuda existencial de esas que a veces nos despiertan por la noche, esas que necesitan respuestas, luces entre las sombras, que buscamos en vano. Pero la vida es así, a veces, se desata con estas sorpresas que hace que todo valga la pena.

No sin momentos de emoción, nos relata la historia.

Marta Elizabeth Prat Donatelli nació hace 41 años en Villa Mercedes, San Luis, en el seno de una familia muy humilde. Y al año y medio fue dada en adopción.

“Estaba en la Casa Cuna, y mis padres adoptivos Mable Donatelli y Héctor Prat, me traen a Los Toldos. Con el paso de los años, siempre preguntaba porque no había fotos mías de bebe. Y mi mama me explicó que no era mi madre biológica, sino que era su hija del corazón. Y entonces se profundiza esa intriga que siempre tuve de quién es mi mamá, si tengo hermanos… y cuando me hice adolescente empecé más con mi inquietud”, comparte Marta. “Recuerdo que cuando era adolescente formamos un grupo de folclore que dirigía El Chaguanco, y él un día me ayudó y llamó a lo que era la Casa Cuna, pero ya no había papeles, información, nada”.

La vida continuó, y con ella la búsqueda. Los datos de la partida de nacimiento eran esenciales. Allí figuraba por ejemplo la calle donde había vivido su madre. “La policía se acercó varias veces allí, pero ya no vivía nadie. Seguí buscando, y las puertas se cerraban por donde caminara. La policía me contaba que no encontraban nada. Seguí buscando por muchos años, con la policía, y siempre llegaba a lo mismo”.

Luego llegó la desazón, otros problemas personales, el achaque del tiempo. Hasta que un día… “Pare unos 2 o 3 años, como que me había cansado, no aparecían datos por ningún lado, pero siempre sentía que en algún lado tenían que estar, que los iba a encontrar. Un día, conversando con David, mi actual pareja, comienza a preguntarme, y bueno, a través de las posibilidades de la tecnología de hoy, reiniciamos la búsqueda. Y encontramos el nombre de Rosa Viviana Carranza, mi mamá biológica. A través de esos datos, figuraba como viviendo en Bell Ville, Córdoba. Entonces me comunicó con la policía (quiero destacar la atención y ayuda de la policía de Córdoba en mí búsqueda), se pusieron a buscarla. Primero en Bell Ville, luego en Canas, allí nos atendió el Sargento Molina, quien me notó algo desesperada, y que confiara en él. Finalmente, me llaman y me dicen que me tenían que dar una noticia. Se me pasaron muchas cosas por la cabeza. Aspire hondo y dije, que sea lo que sea.

Allí me informan que la habían encontrado y que estaba viviendo en un pueblito llamado Los Cisnes, allí cerca. Y me dan el número de celular de la Comisaría de Los Cisnes y me dicen “el pueblo es un puñadito”, o sea que se acortaba la búsqueda.

No podíamos comunicarnos, me puse muy nerviosa, y de pronto nos atiende una oficial llamada Romina Guerrero, quedó en que verificaba y nos volvía a llamar. A los dos minutos nos llama y nos dice que efectivamente esa señora vivía en ese lugar, que incluso vivía enfrente de la comisaría. Y que aguardáramos que nos volvía a llamar. Cruza, y vuelve a llamarnos, esta vez, lo hace junto a mi mamá y a una hermana. “Quiere hablar con vos”, me dijo. Como pude hable con ella. Fue algo entrecortado. Se mostró muy contenta. Hablé con las dos. Da la casualidad que mi hermana se lama Marta igual que yo. Y es muy fuerte todo lo que paso, porque yo no tenía hermanos, y ahora tengo ocho! Yo sería la cuarta. Y están radicados en diversos lugares de esa zona, en Los Cisnes, La Carlota, Canas, y una en Río Cuarto.

Y bueno, a partir de allí comenzó una relación vinculándonos como si nos conociéramos de toda la vida, a través del teléfono, por Facebook”. 

Hay un detalle particular en el reencuentro que Marta tendrá con su familia biológica, especialmente con su hermana mayor, María de los Ángeles. “Ella me buscó toda la vida. Pero ella pensaba que ya estaba en San Luis, y no podía dar conmigo. Y eso le dolía mucho, vivió muy angustiada, porque ella siempre recuerda el día que me llevaron de mi casa. Ella estaba conmigo y se quedó con las manos vacías. Yo tenía un año y medio y ella 6. Éramos todos muy chiquitos. Ella era la más grande, y ella me cuidaba a mí. Es que no tuvieron una vida fácil. Éramos muy humildes, y estábamos solos. Ella me contaba que con mis otros dos hermanos andábamos en la calle, que no teníamos para comer, y que golpeaban las puertas y tenía una mamadera y les pedían a los vecinos leche para mí...  Imagínate...”

Ella me buscó toda su vida, con ese hueco en su corazón, y de repente, de la nada, yo los encontré a ellos. Como para mí, para ellos fue una sorpresa grandísima. Ella me llamó, quería decirme un montón de cosas, las dos llorábamos, no nos entendíamos, y luego me llamo por la noche, más calma y me contó la historia”.

Esto sucedió días atrás y ahora Marta, no puede esperar el momento para viajar a encontrarlos. Pero hay una limitación, la económica. Marta quiere vivir la experiencia junto a sus dos hijos y su compañero. Por eso, si bien no es una suma considerable, tomaron la decisión de pedir ayuda a quienes los conocen y que puedan contribuir con una ayuda, que por mínima que sea, vendrá bien para gastos de viajes y estadía.

Quien desee acompañarlos puede hacerlo comunicándose al 02358 15 421414, o en Barrio Juan Perón (Pueyrredón) Manzana 16 Casa 24. 

Gentileza: Periodico Impacto

 

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