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26 de noviembre de 2019

Consideraciones del presidente electo (primera parte) por Hernán Andrés Kruse

En su edición del 17/11/019, Página/12, la siguiente entrevista al presidente electo de todos los argentinos, Alberto Fernández.

--¿Cómo se siente ahora que tiene la responsabilidad de dirigir la Argentina?

--Contento, porque ahora depende de nosotros y no de otros. Que las cosas salgan bien dependerá de nosotros y eso era algo que reclamábamos. Queríamos tener la oportunidad y nos la dieron. Tengo una gran alegría porque sabemos que ahora vamos a decidir nosotros y por lo tanto vamos a prestarle más atención a los que más sufren, cosa que no pasó hasta ahora. Esa alegría está mezclada con una gran dosis de responsabilidad, pero también tengo la tranquilidad de que sabemos por dónde hay que caminar.

--Mientras tanto Macri está de descanso…

--Hace cuatro años que está de descanso.

--Pero a partir de esta situación ¿no está consumiendo usted parte de los famosos 100 días?

--Vengo a trabajar durante cuatro años y voy a poner toda la fuerza para que la gente esté mejor. ¿Qué son cien días? ¿Son días donde se le tolera cualquier cosa a un presidente? No, lo que quiero es tener cuatro años de una buena gestión. Si la gente me ve trabajar responsablemente me va a acompañar. Estoy seguro porque hablo con las mujeres y hombres de la calle, lo hago cotidianamente y todos me dicen que tienen ganas de ayudar. Lo que no tienen es ganas de ayudar a un vago que no los escucha, que no los entiende. No estoy consumiendo cien días, estoy trabajando en lo que los argentinos me dijeron que trabaje. Estoy cumpliendo con lo que prometí. No es que se puede decir una cosa como candidato y después hacer cualquier otra.

--Como "pobreza cero".

--Pero yo no dije eso. Dije que voy a trabajar para que haya menos pobres. Lo dije antes y lo repito ahora. Voy a trabajar para que haya una mejor justicia, para unir al continente, para que la democracia se cure con más democracia. Sé que muchas veces digo cosas que a algunos no les gusta pero lo digo honestamente.

--¿Cómo cree que puede afectar a su gobierno lo que está pasando en la región?

--Nos complica humanamente ver lo que los bolivianos están viviendo. Nos complica humanamente lo que ocurre en Chile. Es muy importante la unidad latinoamericana y toda interrupción democrática es un problema y complica la posibilidad de esa unidad. Pero hay problemas serios en muchos lados. No sé cuántos muerto hay hoy en Bolivia pero el vicepresidente (Alvaro) García Linera me dijo que era una cantidad muy importante. ¿Y qué hacen los organismos internacionales? ¿Qué hace Naciones Unidas? ¿Qué hace la OEA? ¿Qué están haciendo? ¿Cómo vamos a seguir avalando a una mujer que un día se le ocurrió autoproclamarse presidenta ante un Congreso vacío?

--¿Le llamó la atención que el gobierno argentino no haya querido calificarlo como golpe de estado?

--No, no me llamó la atención porque sé cómo piensan. Pero sí me avergüenza. Se lo dije al presidente, eso lo quiero aclarar. Hay otros problemas en Latinoamérica. Nos estamos olvidando de Ecuador, donde están deteniendo opositores bajo la falsa acusación de sediciosos. Nos olvidamos que hay un vicepresidente preso hace dos años y medio por un juicio inventado que se llama Jorge Glass. Están pasando muchas cosas que no se pueden dejar pasar por alto. Cuando hablo así dicen que mi política exterior se parece a la de Cristina. ¿Defender los derechos humanos? También me puedo parecer a Carter. La estabilidad democrática, como los derechos humanos los voy a defender siempre. Cuando hablé con (el presidente de Chile) Sebastián Piñera, le dije que lo podía ayudar, sabía que estaba hablando con alguien que no piensa como yo pero igual le pedí que escuchara lo que está diciendo las chilenas y chilenos porque hace falta. Creo que en el continente debemos reconstruir la unidad. México toma ahora la presidencia de la Celac y ahí tenemos la posibilidad de reconstruir la unidad latinoamericana y el caribe.

--Parece complicado con un Bolsonaro desde Brasil confrontando en todo momento…

--No, yo no confronto con el pueblo de Brasil. Que Bolsonaro confronte con quien quiera.

--¿El golpismo retornó al continente?

--Golpe hubo en Bolivia y en el resto de los países son reacciones de pueblos que reclaman más progresismo. Eso hay que tenerlo claro. En Chile y en Ecuador reclaman más progresismo y en Perú también. En Bolivia también lo harán. No es verdad que tengamos un retroceso. Lo digo porque de lo contrario la gente se confundirá. Los factores de poder de Bolivia nunca soportaron que Evo Morales, un indígena, gobierne ese país. Y a la luz de los resultados no sólo fue el mejor presidente sino que es la primera vez que los bolivianos tuvieron un presidente que se les parezca.

--Puede afectar a nivel económico la posibilidad de que Brasil venda trigo por fuera de los aranceles del Mercosur.

--Brasil tuvo siempre una Cancillería que ha sido modelo en todo el continente. Yo espero que en algún momento la Cancillería de Brasil ponga orden.

--¿Y la relación con los Estados Unidos?

--Debe ser el vínculo que tiene un país como el nuestro con la primera potencia del mundo. Lo que hablábamos siempre con Néstor (Kirchner), una relación madura y de respeto y no de confrontación. Yo no creo que debamos confrontar con los Estados Unidos.

--¿Ese vínculo pasaría hoy por la negociación con el FMI?

--Por todo. El tema de la deuda es fuerte. Pero también hay argentinos que viajan a los Estados Unidos que nosotros debemos respetar y preservar, hay muchos argentinos viviendo allá. Hay muchas cosas.

--(Guillermo) Nielsen dijo que el proceso de renegociación de la deuda debe empezar cuanto antes. ¿Eso comienza el 11 de diciembre o ya comenzó?

--El proceso de renegociación debe comenzar, no sólo porque está pendiente sino porque Macri ha declarado el default de la deuda el día que anunció el reperfilamiento. Los calificadores de riesgo llamaron default técnico, con lo cual hoy tenemos un problema que debemos resolver. Pero es una negociación y los tiempos hay que medirlos para lograr acuerdos cuando más nos convenga. Tampoco es cuestión de salir corriendo para firmar cualquier cosa y que después terminemos arrepintiéndonos.

--Nielsen parece ser uno de los encargados de esa negociación.

--Lo escucho mucho pero estas cosas la decido yo. Creo que él está preocupado, yo también estoy preocupado por resolver esto. Pero no hay que correr detrás de los tiempos de los acreedores, hay que correr detrás de los tiempos de los argentinos.

--¿Entonces a Nielsen, lo confirmamos o no en el gabinete?

--Va a estar muy cerca mío sin ninguna duda. No sé dónde, pero va a estar cerca porque es alguien que valoro mucho.

--Justamente Nielsen dijo en una conferencia en Miami que el problema que tiene la Argentina es de liquidez. ¿Cómo se resuelve?

--Hoy en la Argentina se venden solo 100 dólares por ventanilla. Lo que te están diciendo es que no que no hay más dólares. Si no hay más dólares, hay que recuperarlos. Eso se consigue exportando y para eso hay que poner de nuevo en funcionamiento la economía. Es lo que en la campaña yo llamaba a encender la economía. Es eso. Ayer en la reunión de este Consejo contra el hambre, Daniel Funes de Rioja contaba que la industria alimenticia está produciendo a la mitad de lo que puede producir. Tiene el 50 por ciento de la capacidad instalada en desuso. Eso es tener la economía apagada. Pues tenemos que volver a encender la economía. Mis socios más importantes en el gobierno van a ser los que exporten. Porque lo exporten son los que traen divisas.

--¿Y habrá impuestos para ellos?

--En la Argentina que viene todos tenemos que hacer un esfuerzo. Lo tendrá que hacer el sector del petróleo, el minero y el del campo. Todos los que producen tendrán que hacer un esfuerzo. Me encantaría no cobrar retenciones pero le hubieran dicho a Macri, que me va a dejar 5 o 6 puntos de déficit fiscal. Díganme cómo quieren que tenga déficit cero sin mejorar mis ingresos. Una parte lo voy a mejorar haciendo crecer la economía pero en un primer momento van a tener que hacer un aporte todos.

--Uno de los grandes desafíos es la inflación. ¿Cómo se combate?

--Macri pensó que la inflación se combatía bajando el consumo. Y dijo si bajo el consumo, bajo la demanda y los precios bajan. Y cómo bajo el consumo: no dando aumentos de salarios y además les saco a los bancos el dinero para que no lo presten y así inventó la Lebacs y las Leliq pagando tasas siderales en cada momento. El resultado es que lleva cuatro años con esa idea. Y en los cuatro años no funcionó. En conclusión, a esta altura lo que tenemos que pensar es que hay otras razones por las cuales los precios aumentan en la Argentina.

--¿Cuáles serían?

--Hay algo que los economistas llaman la inflación autoconstruida que son componentes psicológicos. Si Clarín publica en tapa que voy a dar un aumento del 35 por ciento de los salarios, mucha gente para prevenirse aumenta 10 o 15 por ciento de los productos. En la Argentina la inflación autoconstruida es un problema muy serio, pero no está solo en los grandes productores sino en el que tiene un kiosco o un negocio. Hay un segundo componente y es la concentración de la economía. Y eso sí es un tema para estudiar porque la concentración no sólo existe en materia de telecomunicaciones. La economía también se concentra. En sectores como la panificación, el 80 por ciento está en manos de un operador. En el sector lácteo, casi el 100 por ciento está en manos de dos. En el sector cervecero, todo está en manos de tres operadores

--¿Qué proyectos de ley prevé enviar al Congreso para el período de sesiones extraordinarias?

--Hay varios y ya los estamos trabajando. Pero por las dudas que sea cierto lo de los cien días me lo guardo para ese momento. Hay que hacer un presupuesto de verdad, porque el que envió el gobierno es una gran mentira. Por ahora lo que puedo decir es que nosotros estamos viendo es mandar un paquete de leyes que resuelve este tema y va a funcionar el Congreso lo que queda de diciembre.

--Los jubilados lo están esperando.

--Y tienen razón, porque hay que empezar a ordenar la suerte de los jubilados. Y hay que buscarle modos. Y yo me comprometo a que no paguen más medicamentos. En eso me comprometo.

--En estos cuatro años también fue muy castigada la clase media. ¿Prevé alguna medida para este sector?

--Los sectores medios que se ven castigados son básicamente los comerciantes y algunas pequeñas y medianas empresas. Cuando la economía se mueva todos van a verse beneficiados y hay que trabajar en ese sentido. Hay que hacer una clase media más poderosa en Argentina.

--¿Una modificación del mínimo no imponible a ganancias?

--Lo que es razonable es que alguien que vive de un sueldo no pague ganancias. Pero también es razonable es que un país no tenga seis puntos de déficit fiscal. Todo es razonable. Hay que ir viendo cómo se van compatibilizando poco a poco las cosas. Hay que tener un objetivo: que es que el un sueldo no pague impuestos a las Ganancias. Porque el impuesto a las ganancias se llamaba impuesto a las rentas. Y el que vive de un sueldo no vive de las rentas de su trabajo. Hay que ir poco a poco sacándolos como sujetos de imposición del impuesto y corrigiendo poco a poco el déficit.

--¿Qué ocurrirá con los deudores de créditos UVA?

--Ese es un problema pero ya lo vivimos ya lo vivimos. Cuando llegamos al Gobierno en 2003 había cuatro mil campos hipotecados a punto de ser ejecutados por deudas impagas y lo resolvimos. Con la misma lógica vamos a tener que resolverlas. Daniel Lipovetsky tenía un proyecto de ley sobre alquileres y otros deudores de UVA, así que le pedí que lo rescatemos para ver qué solución podemos encontrar por esa vía.

--¿La reconstrucción del país que tiene que hacer tiene alguna semejanza con 2003?

--Macri me ha metido en el túnel del tiempo y después de dar vueltas por el espiral terminé cayendo en los años de Néstor. Aunque sin Néstor, pero con Cristina. Vivo un déjà vu. Esto será como volver al futuro, las situaciones son muy parecidas. Muchos me dicen que el contexto internacional nos perjudica. Pero no estoy muy seguro de eso y hasta creo que todo lo contrario.

--Además del tema Bolivia, ¿hubo algún contacto para la transición?

--Sobre este tema está hablando Santiago Cafiero con algunos ministros. Pero la transición también es una fantasía. Vamos a hablar claro. El otro día lo hablaba con Macri, en el contexto que vive el continente tenemos la suerte de que todo transcurre en un clima de cordialidad, de paz, de no enfrentamiento y debemos garantizar que eso siga igual. Pero el traspaso es una ficción, es contarte lo que quedó después de cuatro años.

--¿Se imagina a Macri como líder de la oposición?

--Me cuesta imaginar un futuro de Macri, sinceramente.

--¿Y cómo se imagina a la oposición? Porque, por ejemplo, siempre estaba el estereotipo de que el peronismo no era una oposición responsable, aunque en estos cuatro años se vio otra cosa.

--Si la Argentina no explotó en mil pedazos es porque tiene intendentes y gobernadores peronistas que contuvieron a los que menos tienen como no los contuvo el Gobierno nacional. Tampoco estalló porque tuvieron organizaciones sociales.

--¿En qué momento se dio cuenta que iba a ser Presidente?

--A eso de las siete de la tarde del 27 de octubre (ríe). Cuando Cristina me lo dijo yo sabía que íbamos a lograrlo, porque Cristina lo pensó muy bien. Sinceramente vio lo que yo no vi. Y yo solo ahí dije bueno. Si Cristina hace esto sólo me queda confiar en lo que ella ha visto. Quiero ser franco: ella lo anunció un sábado a las 9 de la mañana y hasta el viernes a la noche traté de convencerla de que hagamos las cosas de otro modo. El mérito es de Cristina. Absolutamente. Pero sentí que juntos íbamos a poder hacerlo, convocando a todos. ¿Sabe qué frase más recuerdo de todas las que dije? La del cierre del discurso que había en la calle el día que ganamos: "Durante cuatro años oí decir no vuelven más. Pero una noche volvimos para ser mejores".

--Habló del hambre como prioridad, está el tema de la deuda, por fuera de eso, ¿cuáles son las otras cosas urgentes?

--Nada hay más urgente que la pobreza y el hambre. Si digo que la deuda es tan importante como la pobreza y el hambre, ya empiezo a condicionar. Todo lo que hagamos tiene que ser para terminar con la pobreza y el hambre. Después hay otras urgencias, de otro tipo: la deuda, la Justicia, la educación. Devolver la ciencia y la tecnología al lugar que corresponde.

--¿Cuál quisiera que sea su legado?

--Cuando yo termine mi mandato se van a cumplir 40 años de democracia. Me encantaría demostrarle a los argentinos que Alfonsín tenía razón: que con la democracia se cura, se educa y se come.

--¿De los años que estuvo con Néstor Kirchner en el gobierno, le quedó algo pendiente?

--Los cuatro años con Néstor son cuatro años inolvidables. Ojalá pudiera volver a vivirlos. Cuando yo era chico y militaba en el colegio y me preguntaban cuál era mi sueño, yo siempre me acuerdo que tenía una costumbre. Sacar una birome y decir: con esta lapicera firmaré cosas que le cambien la vida a la gente. Yo ya lo cumplí con Néstor. Ojalá ahora vuelva a cumplirlo por segunda vez.

En esta parte (la primera) del reportaje el presidente electo toca temas vinculados fundamentalmente con las relaciones internacionales y la economía. Le preocupa sobremanera lo que está pasando en países limítrofes como Bolivia y Chile. Remarcó la imperiosa necesidad de lograr la siempre declamada (pero casi nunca materializada) unidad latinoamericana, últimamente expuesta a interrupciones del proceso democrático que no hacen más que minarla. Respecto a la actitud del gobierno argentino de no reconocer el golpe de estado que acaba de tener lugar en Bolivia, no tuvo reparo alguno en afirmar que sentía vergüenza. Pero también expresó que la postura de Macri lejos estuvo de haberlo tomado por sorpresa. Consideró que México, que próximamente se hará cargo de la presidencia de la CELAC, será un actor fundamental en el proceso de reconstrucción de la unidad latinoamericana. He aquí la razón que lo llevó a Alberto Fernández a elegir el país azteca como primer destino luego de haber sido consagrado presidente. Respecto a la inestabilidad política e institucional que hoy sacude a Sudamérica, hizo una nítida distinción entre el proceso que conmueve a Bolivia y los temblores políticos que aquejan a Chile, Ecuador y Perú. En Bolivia hubo un golpe de estado propiciado por una oligarquía que jamás toleró que la presidencia fuera ocupada por un indígena. En los otros países ha tenido lugar (tiene, en el caso chileno) un proceso diferente: se trata de reacciones populares que levantan la bandera del progresismo. Respecto a los Estados Unidos Alberto Fernández aseguró que dicha relación tendrá como pilares de apoyo la madurez y el respeto.

Emerge en toda su magnitud el profundo cambio de paradigma que en materia internacional tendrá lugar a partir del 10 de diciembre. Macri apostó por un alineamiento incondicional con Estados Unidos (fundamentalmente) y Europa. Siempre creyó que con su sola presencia en la Casa Rosada lograría encandilar a los poderosos del mundo, encandilamiento que se traduciría en una lluvia de inversiones. Es cierto que Trump, Merkl y compañía no se cansaron de mimarlo pero ese “cariño” no se tradujo en inversiones por una simple y contundente razón: la histórica desconfianza que siempre despertó Argentina como país periférico, incapaz de ser sustentable en lo económico, en lo político y en lo institucional. Alberto Fernández ha demostrado su intención de sepultar para siempre las relaciones carnales. No dudó en criticar la postura de Trump en el caso boliviano, exigir la liberación del ex presidente Lula e invitar a Evo Morales a residir en nuestro país mientras dure su exilio.

La renegociación de la deuda ocupará un lugar central dentro de su esquema de prioridades. Sin embargo, aclaró algo fundamental. El gobierno no correrá detrás de los acreedores sino que los tiempos de la negociación serán impuestos por el país. Ello significa que primero estarán los intereses del pueblo y luego los de los acreedores. Lo peor que se puede hacer, remarcó el presidente electo, es firmar cualquier cosa que termine perjudicando a los argentinos. Reconoció que hay una carencia absoluta de dólares. Hay que recuperarlos y la mejor manera es exportando más. Pero para mejorar nuestro nivel de exportaciones no queda más remedio que poner en funcionamiento la economía. Para que ello suceda todos deberán hacer un esfuerzo. Hace décadas que los únicos que se esforzaron fueron los trabajadores. Llegó el momento de que también lo hagan el sector petrolero, el sector minero y el sector agropecuario. ¿Logrará Alberto Fernández convencer a estas poderosas corporaciones que aporten al bien común? Si lo consigue habrá obtenido una gran victoria. En materia de inflación el presidente electo no comulga con la economía ortodoxa que sostiene que es un problema eminentemente monetario. Para Alberto Fernández existen componentes psicológicos muy importantes que ayudan a comprender la naturaleza de la inflación. Si Clarín, por ejemplo, publica en tapa que el presidente dará un aumento salarial del 35%, muchos serán los que, para prevenirse, remarcarán los precios de los productos en un 10 o 15%. Otro componente esencial de la inflación es la concentración económica, una patología que habrá que atacarla desde el principio. La gran pregunta es ¿podrá AF torcerle el brazo a los grandes monopolios?

El presidente electo reconoció que Macri lo hizo meter en el túnel del tiempo y luego de dar varias vueltas por el espiral cayó en 2003, en los momentos previos a la asunción de Néstor Kirchner. Para AF lo que estamos padeciendo en noviembre de 2019 es muy similar a lo que padecíamos en mayo de 2003. Involucionamos, pues, 16 años. Luego de afirmar que Macri carece de futuro político reconoció que sus urgencias son la pobreza y el hambre. Su sueño es que, al finalizar su mandato en 2023, haya logrado darle la razón a Alfonsín cuando afirmaba casi de manera obsesiva que con la democracia era posible curarse, educarse y alimentarse. Ojalá pueda hacerlo.

Hernán Andrés Kruse

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