Por Matías Resano
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Luego de una intensa ucha contra una enfermedad severa como la leucemia, por la cual estuvo al borde de la muerte, Rocío Acosta, la adolescente de 14 años, nuevamente atraviesa una grave situación.

Sucede que la droga que necesita para continuar su tratamiento no se fabrica más en el país según les informaron a sus padres las autoridades del Ministerio de Desarrollo Social de Nación y, como si fuera poco, ni siquiera le revelaron quiénes proveen la medicación en el exterior, acentuando el riesgo de que la enfermedad recrudezca.

El 11 de junio de 2015 Rocío ingresó en estado desesperante al Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, con un pronóstico desalentador para sus papás, Jorge y Ariana, a quienes les habían aconsejado que el cuadro era prácticamente terminal, por eso muchos la llamaron “la chica del milagro”.

Sin embargo, sus ruegos surtieron efecto y, en pocas horas, la pequeña de 13 años experimentó una mejoría inesperada, que se cristalizó en principio dejando el respirador artificial y alcanzando su logro mayor al dejar atrás la leucemia.

No obstante, la menor oriunda de Glew continúa su tratamiento y concurre cada quince días al centro de salud a fin de que los médicos sigan de cerca su notable evolución, y, a su vez, le proporcionen medicación durante un año. Justamente, este aspecto es crucial en la vida de la joven, sobre todo la droga, esencial para olvidarse definitivamente de la enfermedad, y que es 6 Mercaptopurina, la cual, le informaron a su papá Jorge, “no se fabrica más en Argentina”, implicando un obstáculo más en el largo camino de recuperación que afronta la adolescente.

Su progenitor detalló a “Crónica” que fueron las autoridades de Acción Social del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación quienes le revelaron el faltante, pero “no me dieron ninguna explicación. Eso sí, me reconocieron que no convenía hacerla acá, por lo que interpreto que dejaron de fabricarla porque no es rentable”.

En tanto, aquellos niños que luchan contra la leucemia están frente a un peligro latente pues, en caso de interrumpir la dosis de droga, acentuaría el riesgo de una recaída, cuya gravedad sería aún mayor al contraer por primera vez la enfermedad.

Mientras Rocío dispone de la medicación dentro de los próximos 30 días, su familia redobla los esfuerzos para obtenerla en el exterior por sus propios medios, ante la ausencia de las autoridades. Puesto que, además de recibir un subsidio de tan sólo tres mil pesos frente a las doce mil que cuesta la droga, ni siquiera desde Acción Social le detallaron adónde y a quién recurrir para adquirirla.

En este sentido, Rocío necesita ayuda para juntar los fondos que implican importar el medicamento, una colaboración que puede aportarse a la cuenta del Banco Nación CBU 01107236-30072307538501.