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5 de marzo de 2016

Un policía que “se vendía” como hombre de negocios

Contaba que en unos días se iba a Barcelona “por negocios”. Y que vivía “a mil”, entre viajes y compromisos. Algunos conocidos definen a Patricio Masana (el policía que vive en el Grand Bell y quedó preso por el asalto a la familia del intendente Julio Garro) como alguien que se movía sin limitaciones económicas y que “se vendía” como experto en seguridad...

Masana, según las descripciones que hacen ahora algunas personas con las que ha tenido trato, contaba sin que nadie le preguntara. “Hacía cierta exhibición de poder económico; decía que tenía dos departamentos en Miami y que ahora se iba a Barcelona a comprar equipos de seguridad para una empresa del rubro”, contó alguien que lo frecuentó en el último tiempo.

Masana no cultivaba un “perfil bajo”. Se desplazaba en una llamativa camioneta Mercedes Benz (aunque también usaba otros dos autos, un Volkswagen Ciroco y un Citroën C3); vestía ropa cara y alquilaba una llamativa propiedad en el corazón del Grand Bell en unos 40 mil pesos mensuales. Son datos que se conocieron en estos días y que han abierto interrogantes que siguen sin respuesta.

¿Ninguno de sus superiores advirtió semejante nivel de gastos? ¿Nadie le pedía explicaciones por un tren de vida que no podía justificar con su salario de subteniente de la fuerza?

El sueldo de Masana llegaba a los 18 mil pesos mensuales. Pero sólo de expensas en el country pagaba unos 7 mil.

Algunos conocidos cuentan que no se privaba de ostentar un alto poder adquisitivo. Y que en su casa del Grand Bell, por ejemplo, solía organizar fiestas con “personajes” conocidos.

En ámbitos judiciales hay coincidencia en describirlo como un “pequeño Leo Fariña”, en alusión al “valijero” que ahora está preso por negocios que la Justicia ha encontrado sospechosos.

Una anécdota resulta ilustrativa: cuentan que Masana es un “fanático” de las fiestas electrónicas. Y que solía contar supuestas escapadas a Miami para participar de fiestas de ese tipo.

No todos los que lo han tratado en el último tiempo sabían que era policía ni que trabajaba en la Primera. Casi nunca se lo veía con uniforme policial. En el Grand Bell, inclusive, el dato de su ocupación resultó sorpresivo para varios.

Según algunos trascendidos, él decía que trabajaba en el ministerio de Seguridad y en algunos ámbitos se presentaba como un hombre de negocios, vinculado a temas de vigilancia.

Al Grand Bell, como se sabe, se fue a vivir el año pasado. Allí solía vérselo con una mujer a la que estaba vinculado. Se trataría de una joven comerciante, que habría ampliado en poco tiempo un importante negocio en una esquina de la avenida 520 y habría abierto otros dos locales. Cuando declaró como testigo, la joven no paraba de llorar. Aseguró que no conocía nada raro que involucrara a Masana.

Cuentan que el alto nivel de gastos del policía no es algo que llevara más de dos años. Antes de alquilar esta casa de unos 350 metros cuadrados con parque y piscina en el Grand Bell, aparentemente vivía en un modesto departamento.

“Creo que siempre le gustaron los autos. Pero la camioneta Mercedes la tenía desde hace poco”, contó alguien que lo ha tratado en algunas ocasiones sociales.

Masana durmió en los últimos días en un calabozo de la comisaría octava. En principio, deberá responder por su presunta participación en el dramático asalto que sufrieron la esposa, las hijas y otras mujeres en la casa del intendente Garro. Hay que recordar que las encerraron, las ataron con precintos y las taparon la boca con cinta adhesiva. Pero en Tribunales ya anticipan que el policía de vida holgada, seguramente enfrentará también alguna causa vinculada a su actividad como agente policial. Asuntos Internos ya investiga su patrimonio.

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