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12 de octubre de 2015

El éxito de Scioli, incompatible con los planes de CFK by Carlos Tórtora

La campaña electoral ingresó en su tramo final con una cuota de incertidumbre que, fundamentalmente, está dada por si Daniel Scioli alcanzará los 40 puntos, ya que los encuestadores en general encuentran difícil que Mauricio Macri consolide el 30 por ciento necesario para tener menos de 10 puntos de diferencia y alcanzar así el ballotage...

 La polarización, gracias al protagonismo mediático de Sergio Massa, no se produjo. En los días finales, la expectativa que resta es si un amplio sector del electorado de clase media no terminará acudiendo al razonamiento del voto útil y se volcará entonces a Macri por entender que votar a Massa es ser funcional al triunfo de Scioli en primera vuelta. En este punto, ningún encuestador parece asegurar si el voto útil aparecerá o no y en qué porcentaje.

Curiosamente, en una campaña que se concentró absolutamente en temas puramente domésticos, en los últimos días aparecieron en un lugar privilegiado las cuestiones estratégicas. O sea, cómo hará el próximo gobierno para desbloquear la negociación con los holdouts, que cuentan a su favor con la sentencia dictada por el juez Thomas Griesa, sin lo cual el acceso de Argentina al mercado de capitales será imposible, en tanto que el Banco Central llegaría al 10 de diciembre prácticamente sin reservas genuinas.

Lo que viene no es por cierto sencillo. En los EEUU existe la convicción de que el kirchnerismo no tiene la menor intención de negociar con los holdouts, por lo cual la derogación de las “patrióticas y antiimperialistas” leyes “cerrojo” y “de pago soberano” (esta última que prorrogó la cláusula R.U.F.O., sine die) por un Congreso todavía controlado por el cristinismo y sus aliados sería más que difícil. Y sin estas derogaciones prácticamente no habría negociación posible. Y éste sería apenas el paso anterior a otro -casi inevitable- que es acordar una política económica y financiera con los organismos internacionales (FMI, BM, BID, etc.) Esto implicaría a su vez tener que someterse al monitoreo del FMI y poner en evidencia la fabulosa mentira de las cuentas públicas. Sólo con la anuencia de los organismos internacionales Argentina tendría acceso a créditos externos con tasas razonables.

A todo esto, el Ministro de Economía Axel Kicillof se ufana de poder conseguir créditos a largo plazo a tasas menores al 10%. ¡Vaya beneficio! En un contexto económico excesivamente optimista, el PBI podría crecer a una tasa del 3,5% anual. Si el Estado toma un crédito a 10 años con una tasa del 9% anual, al vencimiento la deuda habrá aumentado el 136,7%, mientras que el PBI habría acumulado sólo un crecimiento del 41,0%. De modo que si hoy el país está imposibilitado de cumplir sus compromisos financieros, en diez años su situación sería peor. (Es como la persona que tiene ingresos deficitarios y compra con tarjeta de crédito haciendo pagos mínimos).

El Gobierno sostiene que su ruptura con el FMI ha sido un acto de independencia económica. Que la reestructuración de la deuda externa fue el producto del coraje patriótico de Néstor Kirchner. Por estos y otros factores -y pese a las señales de buena voluntad que está emitiendo Scioli-, se ve difícil que el kirchnerismo deje de resistirse a desandar el camino aun cuando el nuevo presidente cambie de rumbo.

Números que hablan

Por otra parte, en el meollo de esta cuestión está en juego nada menos que el operativo retorno. CFK pretende: (a) tener impunidad garantizada; (b) volver a postularse luego de este mandato y (c) lograr que cuando la gente compare su gobierno con el de quien la suceda, opte decididamente por ella.

Esto explicaría por qué eligió a Scioli. Ella terminará su mandato sin devaluar, con una Base Monetaria récord, de modo que sobre el dinero en el mercado, y con todos los beneficios sociales que pueda otorgar hasta el 10 de diciembre.

Quien la suceda encontrará tierra arrasada. Con una Base Monetaria de $ 546.926 millones (al 05/10) -al 31/05/2003, cuando asumió NCK, era de $ 34.149 millones. El stock de Letras del BCRA en pesos es 351.221 millones -al 31/05/2003 era de 4.791 millones- y el stock de letras en moneda extranjera que es de U$S 1.885 millones, era entonces de U$S 190,3 millones.

Al 30/05/2003, las Reservas Internacionales eran U$S 11.376 millones y el dólar oficial que era $ 2,88 se podía conseguir libremente en cualquier casa de cambios a uno o dos centavos por debajo de ese precio.

Sin contar los pagos del RO15, las Reservas Internacionales sumaban, al 30/09, U$S 33.257 millones con el dólar oficial a $ 9,4142.

De modo que, en lo que va el período kirchnerista, la Base Monetaria se incrementó en un 1.501%. El endeudamiento en Letras (en pesos) del BCRA se incrementó en un 8.832%. El correspondiente en dólares se incrementó en un 890%.

En ese lapso, el dólar aumentó un 227%, produciendo un rezago cambiario que no se puede medir sobre los datos de inflación, ya que las cifras del INDEC son manipuladas continuamente. Pero frente a la emisión (que de alguna manera justifica las subas de precios) el rezago es monstruoso. Si se calcula la paridad técnica (antes del pago del RO15) sería de $ 16.44 por dólar. Pero en este cálculo no se toma en cuenta el endeudamiento en pesos de BCRA ni la calidad de los activos en moneda extranjera, ya que hay unos U$S 11.000 millones en yuanes que, al ser una moneda no convertible, el BCRA las contabiliza transitoriamente como activos (es un préstamo de corto plazo) pero no puede disponer de ellos.

A esto deben sumarse los vencimientos de deuda externa (el swap con China hay que comenzar a devolverlo a partir de mayo de 2016).

Están también los pasivos en moneda extranjera del BCRA, la deuda con los importadores, etc. Pero con lo señalado es más que suficiente como para aceptar que es prácticamente imposible que con el próximo Gobierno haya un “aterrizaje suave” de la economía.

El que asuma la presidencia, deberá hacer un superajuste de todas las variables económicas, tanto en lo que hace al tipo de cambio, como los recortes en los gastos para alcanzar el equilibrio fiscal. (Este año el déficit fiscal rondará el 6,5 - 7% del PBI). Devaluar, aumentar las tarifas de los servicios públicos, recortar partidas presupuestarias, planes sociales, subsidios, etc. traerá aparejados graves problemas sociales, en un país donde la pobreza es al menos, del 25%.

En este contexto, la crisis será aprovechada por grupos opuestos al Gobierno de turno Tupac Amaru, Quebracho, D’Elía, Pérsico, etc. Y muchos de estos grupos están armados.

La ingobernabilidad, en el caso de que Scioli asuma, sería un riesgo más que considerable, incluyendo esto la posibilidad de un golpe palaciego para que Carlos Zannini se convierta en presidente, todo con la intención final de convocar a elecciones en 90 ó 180 días para que CFK se presente a un nuevo mandato.

Esta perspectiva está reforzada por el comportamiento del mercado paralelo del dólar. Para agosto, una vez liquidado el grueso de las exportaciones de cereales, se esperaba una suba del blue. Una suba de varios pesos en el dólar provocaría una suba inflacionaria que disminuiría las chances del FPV. La suba duró una semana y se mustió. Y no porque los grupos financieros que apoyan a la oposición carecieran de fondos. Es que los analistas de la oposición juzgaron imposible una evolución no traumática hacia la estabilidad. Para comprobarlo hay que prestar atención al discurso de Macri. Está lleno de lugares comunes: un millón de créditos hipotecarios, electricidad gratis, subsidio para todos los niños, algo que todos escuchamos de los políticos y que nadie cree. Da la impresión de que Macri puede estar actuando en función de un cálculo estratégico sutil. Esto es, sigue en campaña para ser segundo, esperar que la crisis se trague a Scioli y después competir entonces con CFK.

Scioli no podrá negociar con los holdouts, porque se lo impedirá el FPV, Macri tampoco y por el mismo motivo (Samid exageró, pero es lo que se piensa).

Lo que dará vuelta todos los proyectos será un factor externo. En diciembre de 2014, el gobierno estaba preocupado por los carpetazos que podría lanzar Stiuso. Pasaron diez meses y no dijo ni mu. Está bien guardado y protegido por la inteligencia norteamericana. Quizás después del 10 diciembre se descuelgue con algo vinculado al lavado de dinero en USA.

El Juez Cam Ferenbach de Nevada había dicho que en marzo de este año iba a emitir un fallo sobre las 123 empresas que lavaron dinero en su Estado. Después lo postergó hasta agosto. Estamos en octubre. ¿Él también estará esperando que pase el 10 de diciembre? Argentina está en rebeldía desde junio del año pasado, cuando la Corte Suprema de USA convalidó el fallo del Juez Griesa. Este Juez ¿también estará esperando que pase el 10 de diciembre para emitir sentencia por desacato, con anuencia del Fiscal General? Hay un proyecto JEFSA -una ley para sancionar a los Estados que no cumplen los fallos internacionales- durmiendo en la Cámara de Representantes desde el 2013, ¿estará esperando que pase el 10 de diciembre para tratarlo en el recinto? ¿Se develará la muerte del Fiscal Nisman después de esa fecha?

Carlos Tórtora

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