20 de julio de 2015
Nuevas atracciones Imperdibles de Tecnópolis
La gran feria de ciencia, tecnología y arte estará abierta al público todos los días de 12 a 20 en estas vacaciones de invierno.
Este año una de las grandes novedades es el llamado Acuario Argentino, pero con especies de otras regiones del mundo. Áreas para tomarle el gusto a la matemática, con la figura de Adrián Paenza, videos en 3D, o la experiencia de improvisar música son algunas de las actividades, todas libres y gratuitas.
El comienzo de las vacaciones de invierno fue la excusa para que decenas de miles de personas asistieran a la primera jornada abierta al público de la tercera temporada de Tecnópolis, la megaferia del conocimiento, la ciencia y la tecnología ubicada en la localidad de Villa Martelli y que ya se convirtió en un clásico argentino.
Ezequiel, de ocho años, vino con Paola, su madre. Viven en Virrey del Pino y estuvieron unas cuatro horas recorriendo la muestra. Ezequiel va a tercer grado en el colegio del Padre Mario y no duda ni un segundo cuando se le pregunta qué fue lo que más le gustó: "Los dinosaurios estuvieron buenísimos", dice. El lugar –con entrada gratuita– está diseñado como para que una familia no tenga problemas a la hora de recorrer las infinitas propuestas: siempre habrá un guía con actitud proactiva preguntando en qué puede ayudar, recomendando actividades según el perfil del visitante y ofreciendo asistencia técnica. Como en ediciones anteriores, la feria tiene kioscos en los que comprar comestibles. Pero si una familia elige traerse la vianda desde la casa, la invitación sigue estando abierta. En esta ocasión, Tecnópolis repite algunos de sus mejores momentos de los años anteriores: la música en vivo, los espectáculos y la interacción. Pero le suma algunas grandes innovaciones en lo que respecta a "bajar más a tierra" la historia de la ciencia y la tecnología. Se percibe un esfuerzo continuo por lograr que año a año el conocimiento se haga más palpable, se perciba su utilidad y estimule el deseo de toda una sociedad por saber más y mejor. Clases de cocina desde el punto de vista químico, un homenaje al Rock Nacional, el espacio de Zamba –el reconocido personaje de PakaPaka– son algunas de las novedades de esta tercera edición. Como novedad, y en consonancia con el espíritu de unidad latinoamericana, Tecnópolis tiene un pabellón coordinado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Brasil, invitados especiales en esta muestra. « pensar en videojuegos El espacio Zona de Videojuegos de Tecnópolis pone en contexto la historia de esta tendencia del entretenimiento y propone con eso una poderosa reflexión sobre el avance informático. Que las nuevas generaciones puedan disfrutar gratis de los vanguardistas juegos 3D con reconocimiento de movimientos a la vez que se divierten jugando a esos antiquísimos o no tanto pasatiempos (como el Telematch, el Sega, el Family y la Commodore 64) es un hallazgo en la creación de conocimientos nuevos y libres. El resultado de la propuesta es que los grandes, los no tan grandes y los chicos se entremezclan a jugar, recordar y disfrutar de las máquinas. como pez en el agua Quizás la más sorprendente de las novedades de esta nueva edición de la megamuestra es el acuario, concebido como un recorrido por distintos ecosistemas de Argentina y el mundo. Y la estrella es sin duda el túnel de acrílico que permiten al público caminar entre los peces. Incluso para aquellos fanáticos que hayan pasado por muchos acuarios, el de Tecnópolis ofrece la posibilidad de ver en un hábitat simulado a peces de río, habitualmente dejados de lado por la cantidad de partículas en suspensión que tiene el agua dulce. El ecosistema del río Paraná ofrece una visión inigualable de especies como el magnífico surubí o los elegantes dorados. Anémonas, rayas y tiburones son otros condimentos del sector que hipnotizan al público. un lugar para perderle el temor a los números El espacio de Matemática y Física es un pabellón inmenso que arranca con el Túnel del Terror a los números. Una serie de pantallas repasan allí las obligaciones escolares de memorizar y repetir fórmulas, tablas y conceptos. A la salida, una imagen gigantesca del científico y periodista Adrián Paenza invita al público a perderle el miedo y considerar a las ciencias “duras” como una herramienta de creatividad y lógica. En el espacio que se abre a continuación, hay unos 20 juegos participativos en los que padres e hijos entienden (tocando, probando y equivocándose) cosas tan dispares, interesantes y cotidianas como qué es la Campana de Gauss, cómo funcionan el péndulo o la inducción magnética y por qué una curva puede tener tanta fuerza como una recta. Todo esto asistido por guías, estudiantes de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, que orientan y despejan dudas a adultos y niños. Además, están las pantallas con tutoriales en los que Paenza acompaña la experiencia de cada juego y profundiza las conclusiones de lo aprendido. Pero el eje más convocante de este espacio es sin duda el rincón de la robótica, donde los chicos no quieren nunca dejar de manejar todo tipo de máquinas. caños, sonidos, baile y deporte Chicos y grandes golpean en estado de éxtasis caños de plástico de los cuales salen sonidos. La agrupación El Choque Urbano preparó este espacio único en el que la creación musical colectiva abre canales de comunicación impensables que se reflejan en la sonrisa de quienes se animan a participar. Una propuesta de exploración e improvisación grupal con la música como elemento conductor y los objetos de uso cotidiano reciclados como instrumentos. El Choque Urbano y la Fanfarria de los Granaderos del Alto Perú actúan en el Pabellón Bicentenario. Son más de 50 artistas entre granaderos, músicos, bailarines y acróbatas que ofrecen un show de más de 50 minutos. En otro espacio también hay imágenes de grandes estrellas del deporte, máquinas que reproducen las canciones de las hinchadas de fútbol y proyecciones que invitan a repetir las hazañas deportivas.