Desde que fue golpeada brutalmente, la vida de Cinzia Pellegrini jamás volvió a ser la misma: ahora mandan el dolor, la bronca y la incertidumbre. "Algún día tengo que volver a salir. Si no pruebo, me voy a quedar acá de por vida", cuenta Cinzia, quien asegura estar "presa" en su propia casa. Teme salir a la calle y cruzarse o que se le acerque la persona que le atacó el 3 de marzo último, en la vereda de la Escuela Especial N° 503, en San Fernando, donde ella se desempeñaba como vicedirectora. Es que el agresor, Gustavo Garay, padre de una alumna, está libre mientras sigue en suspenso su pedido de captura. "Aprendí muchas cosas durante este tiempo, como que la Justicia es muy injusta. Lo mínimo que pueda hacer, lo haré; si no, no pasará nada y esta persona seguirá suelta, tranquila", plantea.

Desde aquel martes, Pellegrini estuvo noches sin dormir y muchas mañanas jura que se despertó con la imagen viva de la golpiza."Me pasó de despertarme e imaginarlo –a Garay– con un puño cerrado a punto de pegarme en el pómulo izquierdo. Y después patearme la nuca, los hombros y brazos con sus borcegos", recuerda angustiada. A partir del ataque, recibe tratamiento psiquiátrico y psicológico. Además, se recupera de la operación por un hematoma en el cerebelo y una fractura en el hueso occipital. También presenta algunas dificultades de estabilidad motriz. Esos retornos dolorosos forman parte del shock traumático que padece. Ella lo sabe: su vida no será la de antes. "Tenía la vida de una manera y me encontré con esto. Iba a terminar mi carrera de docente, me faltan tres años para jubilarme. La incertidumbre de no poder incorporarme a mi trabajo es muy triste", confiesa entre lágrimas Pellegrini, en una conversación telefónica con Clarín, desde su casa.

   

Me pasó de despertarme e imaginarlo con elpuño cerrado apunto de pegarme”, dice.

Para su protección, rige una restricción para que el acusado no se acerque a 500 metros alrededor de su propiedad. Garay la había golpeado el mismo día en que su hija empezaba las clases en la Escuela 503, después de haber tenido problemas similares en otras instituciones. Aquel martes fue la última vez que Cinzia estuvo en su lugar de trabajo. "Nunca más pude pasar por la calle de la escuela (Lavalle al 600). No lo tolero", admite. Tiene pánico, aunque la institución haya adoptado medidas de seguridad, como una cámara en la puerta de ingreso, una reja más en la entrada, portero visor y botón de pánico, todo entregado por el Municipio y el Consejo Escolar. Incluso varias colegas docentes aseguran haberlo visto viajando en el tren Mitre."Este golpeador sigue libre. Y yo estoy presa en mi casa. Voy a llevar el caso a juicio oral hasta conseguir que esté detenido", afirma Cinzia. Su abogado, Diego Onorati, aclaró que por ahora la causa está en etapa de investigación. El agresor hace cuatro semanas se presentó ante la Fiscalía de San Fernando, pero usó el derecho a negarse a declarar por el hecho que se le imputa (tentativa de homicidio calificado). "Vamos a llegar a la última instancia hasta que lo condenen por lo que hizo", asegura la defensa de Pellegrini.

CREDITO: 

• Agustina Heb