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14 de febrero de 2015

Carta abierta y el Pésame de la Presidente by Silvio Pedro Pizarro

Ha transcendido un borrador de Carta abierta con la indudable redacción del Coordinador Estratégico del Pensamiento Nacional el auto titulado filósofo Forster que, con crípticas y adornadas frases, emite un documento con destino histórico. Analizaremos algunos párrafos tomados al azar que tienen un sabor muy especial. En uno de ellos leemos:

"Con razón, a muchos les gusta la cortesía y el ritual; se entusiasman pues con la crítica sobre un eludido pésame a Nisman, cuando en verdad todo el discurso de la Presidenta fue un pésame bajo la forma de un reconocible lamento, que incluso se percibe en las ironías persistentes que están inscriptas en el carácter de su oratoria, y que sería bueno ver como síntomas de preocupación antes que de desdén. Muchos despiertan cada día pensando que deben acabar con el retozo de la yegua, según una terminología que no parece molestarles a los numerosos teóricos políticos que usan los púlpitos de las nuevas éticas republicanas."

En primer lugar, para Forster un pésame es una cortesía y un ritual, no es una expresión de sentimiento. En segundo lugar, debemos valorar el tremendo esfuerzo mental que ha realizado como obsecuente servidor al querer traducir con retorcido razonamiento las palabras de la Presidente. Dice que todo el discurso fue un pésame, un reconocible lamento. Quiere transformar el resentimiento, la venganza, el odio y la perversa ironía de la dicente al expresar que las ironías persistentes (sic) están inscriptas en el carácter de su oratoria, que son síntomas de preocupación antes que de desdén. Reconozco que pocas veces he leído un argumento tan rebuscado e insensato pretendiendo demostrar que el negro es blanco, le faltó decir como Einstein, todo es relativo nada es absoluto.

El absurdo a que ha llegado con tanto ahínco, explica su designación en el Ministerio de Cultura como coordinador estratégico del pensamiento nacional.

El segundo párrafo conlleva una realidad pues ciertamente son muchos los que desean acabar con el retozo de la yegua. Lo que no logro descifrar es “los teóricos políticos que usan los púlpitos de las nuevas éticas republicanas”, en cuanto a la terminología nuestro filósofo tuvo un arrebato de sinceramiento.

En otro párrafo leemos lo siguiente:

“Por la importancia del tema -es una muerte política, pues si nadie puede morir la muerte de otro y toda muerte es un gemido callado de la humanidad, ésta, como muchas otras, llevaba un indescifrado mensaje-, su muerte, decimos, ha sido interpretada con una catarata de opiniones que inspiraban sus fundamentos en especulaciones nómades y en general basadas en las posiciones previas, que con mayores o menores matices de prejuicio ya estaban presentes en cada enfoque o estocada que se le enviaba a diario al gobierno en los períodos previos a la muerte del Fiscal. La atroz simplificación a la que está sometida la vida política argentina creyó encontrar en este abominable hecho la piedra filosofal de la enajenación final del gobierno.”

En verdad nunca había pensado que alguien pueda morir la muerte de otro y que ésta es un gemido callado de la humanidad. En cuanto a la catarata de opiniones, las especulaciones nómades (sic) y los enfoques o estocadas enviadas al gobierno no llevan mucha claridad. Lo que es verídico es que este abominable hecho produjo la enajenación del gobierno. Prueba está en las declaraciones de los funcionarios, todas discordantes, confusas, en constante contradicción, y el comportamiento de la Presidente.

Seguimos con otro sabroso párrafo:

“Quienes suponían que el informe Nisman -asombrosamente desprolijo, con huellas de inédita improvisación y carencia de pruebas substituidas por rápidas conjeturas de cuño folletinesco- iba a demostrar una verdad contundente contra el gobierno -el denominado “encubrimiento” de la Presidenta y el Canciller sobre la responsabilidad de Irán en el atentado a la AMIA-, de inmediato lanzaron la hipótesis de un asesinato, y como en las peores intrigas teatrales imaginaron a la Presidenta dando órdenes letales en la oscuridad de su despacho, entrada la madrugada, sorbiendo humeantes brebajes del infierno.”

Fíjense cómo califica al informe Nisman, “asombrosamente desprolijo con huellas de inédita improvisación y carencia de pruebas substituidas por rápidas conjeturas de cuño folletinesco” Es decir que Carta Abierta se colocó en el lugar del fiscal y del juez y ya emitió su fallo que tiene, eso sí, cuño folletinesco. Las peores intrigas teatrales a que aluden, no son tales. Da la impresión que los filósofos de Carta Abierta entraron realmente al despacho de la Presidente en la madrugada, la vieron dando órdenes letales en la oscuridad y observaron que estaba sorbiendo humeantes brebajes del infierno que son los que dan inspiración a sus discursos..

Esto es un adelanto de lo que contiene la Carta Abierta y nuestros comentarios y continuaremos más acabadamente cuando tengamos el texto completo. Sin embargo, no puedo dejar de lado un párrafo que acabo de ver y que merece su análisis, dice:

“Los opositores eligen ser cautivos de lo lúgubre. La Presidenta es la responsable, son carteles que alguien escribe y que la televisión de masas enfoca con deleite visual. Quedaba lanzada esta hipótesis con octavillas rústicas, en plena Plaza de Mayo, por ciudadanos anónimos, imaginemos que tomados por las facilidades que todo el mundo tiene derecho a concederse a sí mismo para desatar sus más infaustas entelequias. La hipótesis era viciada e indigna. Pero esencial para los que después debían burlarla, esculpirla, darle textos extraídos del moralismo de sacristanes que escriben por metro cuadrado la égloga de desestabilización, el padrenuestro de la república mancillada que exige cruzadas urgentes de purificación y el llanto narcisista del poeta de la redención fúnebre.

Dejo a los lectores el libre goce e interpretación de esta poesía dedicada a los opositores, no sin antes aclararles que nunca he presenciado a un sacristán escribiendo en un metro cuadrado un poema pastoril dedicado a la desestabilización.

Silvio Pedro Pizarro

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