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24 de diciembre de 2014

YAMIL AVILA: 'Concursos de belleza: cuerpos ideales, cuerpos irreales"'', para Los Toldos es notici

¿De dónde sacamos este anhelo de parecernos a gente o cuerpos que no existen? Desde niños, sobre todo las mujeres, son bombardeadas con ideales estéticos irreales. Desde la 'Barbie' a las publicidades, desde la imagen que muestran las modelos y sus discursos a los talles de la mayoría de las prendas que ofrecen los comercios de indumentaria femenina. Existen innumerables investigaciones respecto a la imagen de la mujer en el mundo de la publicidad, y la influencia de las campañas masivas mediáticas sobre los desórdenes alimenticios en las mujeres, y sobre su manera de pensar y de sentir, entre otras cosas. Todas estas cuestiones, se actualizan a partir de la grata novedad que ha tenido lugar en una ciudad vecina, Chivilcoy, con la prohibición de los concursos de belleza.

El Consejo Deliberante de la ciudad de Chivilcoy en una desición sin antecedentes en el país, se ha convertido en la primera ciudad argentina en aprobar una inédita ordenanza que prohíbe los concursos de belleza en las fiestas estatales, además de desalentarlas en el sector privado, porque considerarlos 'discriminatorios y sexistas', además de sostener que 'promueven la violencia contra las mujeres'. A partir de ahora, en los festejos por cada aniversario de la fundación de la ciudad, momento en el que se elegía a la reina y las princesas del distrito, se convocará para reconocer a personas de entre 15 y 30 años que, en forma individual o colectiva, se hayan destacado en actividades solidarias.

Para empezar a ser claro, puedo decir que la definición de la belleza no es una cualidad inherente y objetiva sino trascendente, ya que cada época, región o clase social crearon su propio ideal de belleza; ésta se manifiesta en la percepción estética de un pueblo en un período determinado de tiempo. El ideal del cuerpo humano perfecto es el resultado de la interacción de la cultura, la religión, la economía, y otros factores. Los concursos de belleza entre niñas, adolescentes y jóvenes refuerzan la idea de que las mujeres deben ser valoradas y premiadas exclusivamente por su apariencia física, basada en estereotipos, promoviendo así, en muchos casos, una verdadera obsesión por la belleza corporal, por un ideal de perfección que nunca se alcanza e incluso disparando en enfermedades como bulimia, anorexia y otros trastornos alimentarios. La belleza no es un hecho objetivable. Por lo tanto, calificarla y organizar un escenario de competencia es una situación discriminatoria y violenta, ya que sólo tienen acceso a la pasarela aquellas mujeres con determinada altura, determinado peso, y determinados atribútos físicos. La discriminación y violecia es sufrida por aquellas que quieren formar parte del concurso, por tener que ser de tal manera o cumplir con determinadas características para acceder al reinado, pero a su vez, también es sufrida por las que, más alla de no tener deseo de ser parte de esa elección, reciben el mismo mensaje, sobre las cuestiones que deben reunirse para ser considerada 'bella'.

Sabemos bien, que los medios de comunicación son de los más responsables en establecer cuáles son los parámetros de belleza, así como también tienen el 'poder' para crear un problema y brindarnos una solución. La televisión bombardea continuamente a los espectadores con imágenes de hombres y mujeres que, supuestamente, han alcanzado el grado de perfección por sus bellas proporciones creando unos estereotipos que son una percepción distorsionada y artificial de la realidad. Las revistas de la moda utilizan modelos femeninos y masculinos que rozan lo patológico y que generan en personas inmaduras el desprecio de lo propio, la inseguridad personal y la frustración ante su imagen. Los medios que se ofrecen para alcanzar la belleza corporal implican dietas (a las que se suma el consumo de sustancias, por ejemplo aquellas que disminuyen el apetito o aumentan la masa muscular), actividad físicas (promocionando productos, determinados gimnasios, zapatillas, fajas reductoras) y cirugías.

Los educadores y profesionales de la salud debemos y podemos, por lo menos, evitar promover sentimientos, pensamientos y comportamientos conducentes a la frenética búsqueda de belleza corporal basada en estas absurdas ideas. La solución, personalmente pienso que radica en la educación, es decir, en la forma que las familias y el sistema educativo tienen de inculcar los valores. En nuestra sociedad, el aspecto físico tiene un peso abrumador, un peso que hace que muchas de las virtudes de cada persona no salgan a la luz. Sin duda puedo afirmar que las personas no consumimos moda, la moda nos consume, en todos los países, razas y religiones en cualquiera de sus formas. Y con moda no me refiero tan sólo a la industria textil, sino a las demás modas que surgen diariamente, modas en un sentido físico y estético. Las personas idealizamos la belleza, la convertimos en nuestra forma de vida y en un objetivo en sí mismo, la transformamos a nuestro antojo, pero ésta nunca se adapta a nuestras exigencias y deseos.

Celebro la desición de nuestra ciudad vecina, porque claramente los medios de comunicación tienen un mayor impacto y resultan más significativos que la formación que los niños y adolescentes han recibido respecto al tema en su contexto familiar y en el sistema educativo del que forman parte. Posiblemente esta prohibición nos lleve a reflexionar, nos lleve a pensar sobre los ideales de belleza que a nosotros mismos nos han inculcado, nos lleven a no formar parte de este tipo de eventos, a no promover estos parámetros de belleza en nuestros niños, y sobre todo, nos lleve a ser más selectivos a la hora de exponer nuestras necesidades, por encima de las necesidades que el mercado nos atribuye.

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