Julio Rodríguez El Papa Francisco sorprendió ayer a los 14 mil habitantes de Campo Gallo, un pequeño pueblo del norte de Santiago del Estero. Salió al aire por una radio comunitaria del lugar que él mismo ayudó a crear, en una entrevista que duró unos 20 minutos. Los “periodistas” fueron nada menos que dos jóvenes sacerdotes de la zona a los que envió allí cuando era arzobispo de Buenos Aires. La repercusión fue tan grande que la radio FM Virgen del Carmen recibió mensajes de decenas de parajes de la zona y de muchas provincias. Joaquín Giangreco (31), “el Tano” como le dicen, desde hace tres años está a cargo de la parroquia de la zona y a través de la FM 99.9, se ocupa de llevar el mensaje pastoral a familias pobres que habitan en un radio de 500 kilómetros. De la entrevista también participó el padre Juan Ignacio Liébana. Los jóvenes se formaron juntos e integraron la Pastoral Villera, a pedido de Francisco, por entonces Jorge Bergoglio. El pequeño pueblo se conmocionó. Desde la mañana temprano cortaron la calle donde funciona la radio. Campo Gallo está ubicado a unos 240 kilómetros al norte de Santiago. Es un pueblo que vive del obraje y en los últimos años han proliferado la ganadería y los peones rurales. Sin embargo, todavía subsiste mucha pobreza y la asistencia espiritual de los sacerdotes y la función comunitaria de la radio tiene mucha importancia. Y justamente para eso se hizo la entrevista, para que el Papa Francisco le hable a todos los fieles de Campo Gallo. Autos con parlantes en el techo, desde temprano, transitaban el pueblo a la espera de la palabra del Papa por la FM. Ansioso, el “Tano” Giangreco preparó los micrófonos y el teléfono para no tener inconvenientes. Hubo susto: una hora antes, la radio dejó de salir al aire por un desperfecto, que fue rápidamente solucionado. A las 12.30 en punto, Francisco llamó a la FM; hubo corridas en la pequeña sala de operaciones porque no lo podían poner al aire. Dos minutos después, los padres Joaquín y Juan Ignacio, hablaban con él ante la incredulidad de los vecinos que estaba afuera, de los ayudantes de los curitas e inclusive hasta de los propios periodistas, fotógrafos y camarógrafos que cubrían la entrevista. “Quería agradecerte Francisco; no me sale tratarte de usted, porque sería muy forzado por la cercanía con nosotros”, arrancó entusiasmado Giangreco. Del otro lado de la línea, en tono paternal y amable, el Santo Padre les dijo: “Los llevo dentro de mi corazón. El trabajo que ustedes hacen, a mí me pone feliz. Quiero enviar un saludo grande y una bendición”. Giangreco, de 31 años, tiene una fluida comunicación con el Papa, desde su época de obispo y él de seminarista. “Me ordenó diácono; luego sacerdote; me mandó a la villa y luego aquí”, le dijo a Clarín. Y contó que el 31 de julio pasado, en la fiesta patronal de la Virgen de Huachana, Francisco lo llamó y él le dijo que lo quería entrevistar. El Papa le preguntó cuándo. “Le dije el 8 de agosto, porque era viernes y me dijo que sí”, contó con alegría. El Santo Padre instó a tener una Iglesia en movimiento, porque, dijo, “cuando está quieta, deja de ser Iglesia y es una asociación civil. La Iglesia no se debe cansar de caminar porque en el camino encontramos el sentido que Dios quiere de su pueblo. Cuando una comunidad cristiana está quieta le pasa como al agua estancada, que es la primera que se corrompe”. Y advirtió que siempre habrá “peleas y divisiones, pero no hay que dejarlas crecer; las cosas se tienen que arreglar entre hermanos; hablar con Dios. Una de las cosas que más daño hace a la gente, al pueblo y a la Nación, es la crítica destructiva, andar sacándose el cuero; eso no es de cristianos”. Y finalizó con un “pórtense bien” La entrevista terminó con la bendición del Papa a todos y Giangreco se disculpó: “Iba a ser todo de entrecasa; perdoname Francisco se fue de mambo la noticia”. Luego de la bendición, cortaron la comunicación. Eufórico, el sacerdote Giangreco dijo: “Me quedé sin crédito, seguro! Impresionante, nos llamó el Papa. ¿Vieron que era verdad? Y cerró el programa de radio.