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18 de abril de 2014

Antigua pero vigente, la tuberculosis aún afecta a miles de personas por año

La tuberculosis es una de las enfermedades más antiguas de las cuales se tiene registro. Sin embargo, y a diferencia de lo que se cree popularmente, aún está vigente: se notifican más de 9 mil casos por año en el país, y el 40 por ciento de estos pacientes corresponde a la Provincia.
Por eso, el Ministerio de Salud provincial desarrolla un programa contra la enfermedad con el objetivo de proporcionar el tratamiento gratuito y reducir así la morbimortalidad y la transmisión infecciosa mediante la denuncia epidemiológica de los casos.
“Desde Salud trabajamos para volver a poner en agenda a la tuberculosis, una enfermedad que contrariamente a lo que muchos creen está lejos de ser erradicada y continúa siendo un problema de salud pública a nivel mundial”, señaló el ministro de Salud de la Provincia, Alejandro Collia.

La tuberculosis es una patología infectocontagiosa que afecta principalmente a los pulmones y es causada por una bacteria conocida como “bacilo de Koch”, en honor a su descubridor, Robert Koch, en 1882. Los síntomas clásicos son la tos crónica, la fiebre, los sudores nocturnos y la pérdida de peso. Es transmisible por vía aérea, es decir, se contagia cuando las personas infectadas tosen, estornudan o escupen. “Pero además, es una enfermedad biopsicosocial, porque en ella inciden otros factores tales como la alimentación, entre otros aspectos”, explicó la coordinadora del Programa provincial contra la Tuberculosis (TBC), Raquel Sarobe. Si bien la mitad de los 9.070 pacientes notificados por tuberculosis proviene del territorio bonaerense, con 21 casos por cada 100 mil habitantes, no tiene la tasa más alta. En otros distritos del país la tasa llega a los 48 por mil. Diagnóstico y tratamiento En la Provincia existe una ley de amparo al enfermo de tuberculosis -la 10.436- que provee asistencia económica a aquellos pacientes que no poseen otra cobertura social durante el tratamiento. El objetivo es que la persona enferma mantenga adherencia y continuidad con la medicación, para evitar secuelas y no convertirse en un factor de riesgo social. Es que se calcula que un enfermo avanzado de tuberculosis puede contagiar unas 30 personas al año, mientras que el tratamiento adecuado y constante disminuye 50 veces la posibilidad de transmisión. “Actualmente la tasa de abandono al tratamiento es del 20 por ciento”, explicó la coordinadora del Programa, dependiente de la Dirección provincial de Atención Primaria de la Salud. “Cuando un paciente interrumpe la medicación corre el riesgo de recaer y de convertirse en ‘multiresistente’ a la enfermedad, lo cual implica una sobreexigencia a la persona y al sistema sanitario, porque el tratamiento pasa de durar seis meses a dos años”, agregó. Desde el Ministerio de Salud insisten en la necesidad de aumentar la sospecha de diagnóstico y ante una tos que supere los 15 días, recomiendan realizar la baciloscopia, un estudio sencillo que debe hacerse en espacios ventilados y que consiste en obtener una muestra de catarro. Pero además, la tuberculosis se puede prevenir: la clave es mantener una alimentación adecuada y ventilar los ambientes para renovar el aire, porque el bacilo de Koch es una bacteria fotosensible, es decir, muere con la luz solar. Cabe señalar que la BCG, vacuna que se aplica a los recién nacidos, ejerce un efecto protector hasta los 5 años en variaciones graves de la tuberculosis, como la forma miliar y la meningitis tuberculosa, pero no inmuniza completamente de la enfermedad. Más vulnerables Los grupos que tienen más riesgo de contraer la enfermedad son quienes componen la franja etaria de 0 a 5 años y de 65 en adelante. Sin embargo, actualmente la tuberculosis es más frecuente en la edad laboral, es decir, entre jóvenes y adultos, situación que es atribuida a una mayor exposición a factores de riesgo. Asimismo, entre las mujeres y los hombres, son ellos quienes tienden a padecer la patología en mayor medida, ya que un 60 por ciento de los casos notificados corresponde a varones. Según indicó Sarobe, no sólo hay que luchar contra la enfermedad desde la perspectiva sanitaria, sino que además hay que tratar de erradicar la fuerte estigmatización social que sufre quien la padece. “Esto incide en el diagnóstico y en el tratamiento. Empezar a perderle el miedo a la palabra ‘tuberculosis’ es un primer paso para combatirla”, finalizó.

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