Cada nacimiento es un milagro de amor, el amor de Dios se hace patente. ¡Cómo no celebrar esta fiesta donde el Creador se elige y prepara a Su creatura para que de su seno bendito nazca Jesús, el Salvador! Para celebrar tu cumpleaños, María, Virgen Niña queremos mirarte para sentir tu ternura “… porque sabemos y no dudamos que nos estás mirando con la ternura de Madre, es tu mirada la que nos ayuda a mirar mejor a los demás, a encontrarnos con Jesús, a trabajar más para ser más hermanos, más solidarios, mejores hijos” ( Papa Francisco).

La celebración de esta fiesta de la Natividad de la Virgen María, tuvo su origen en Jerusalén, a fines del siglo V, a raíz de haber sido consagrada una basílica en el lugar donde, según antiguas tradiciones tuvo lugar el nacimiento. En occidente se comenzó a celebrarla en el siglo VII. Existía la costumbre que los Sumos Pontífices, caminaban descalzos a Santa María la Mayor, entonando las letanías para bendecir a Dios por este admirable nacimiento.

Las tradiciones de los primeros siglos de la Iglesia también nos han transmitido sobre la familia de Maria, sobre sus padres Joaquín y Ana, y de su lugar natal en Palestina. “Tu nacimiento; Virgen Madre de Dios, anunció la alegría a todo el mundo, de ti nacerá el Sol de Justicia, Cristo, nuestro Dios” (Liturgia).

“En el día de tu Fiesta, María, queremos contemplar tu virginidad, tu santidad y admirar tus privilegios singulares para fortalecer nuestra relación con Dios, como garantía de nuevas relaciones de bondad y de verdad entre todos los hombres que se unen para alabar la ternura de Dios que en ti ha hecho maravillas” (Juan Pablo II). “Feliz Cumpleaños, Madrecita, con tu nacimiento nace una Nueva Era porque de ti nace el Hombre-Dios Jesucristo. ¡Cómo no amarte y confiar en ti nacida sin pecado original! Nosotros creemos y recurrimos a ti y te celebramos porque con tu nacimiento ha despuntado una Nueva Era sobre la humanidad. En este día de tu fiesta, te deseamos que reines en todos nosotros y en el corazón de todos los hombres, de todos los tiempos y que en cada corazón reine la paz” (San Maximiliano Kolbe).

“Celebrando el nacimiento de María recemos por la paz. La oración comunitaria es totalmente eficaz. Desde lo profundo de mi corazón desearía manifestar mi cercanía con la oración y la solidaridad a cuantos sufren (…) e invitar a tener siempre encendida la esperanza de paz. Todos juntos oramos y rogamos a la Virgen María, reina de la Paz” (Papa Francisco).