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EL CAMPO HOY

23 de diciembre de 2022

A causa de la sequía. Por la caída de las preñeces, podrían faltar 1.300.000 terneros en 2023

Los efectos negativos del clima impactan de lleno en la cría y prenden la alarma de toda la cadena ganadera bovina, planteando un escenario de mermas que tristemente recuerda a 2008/09.

En ganadería los ciclos productivos son largos, por lo tanto mirar hacia adelante con esta sequía traza un horizonte muy preocupante a la hora de proyectar la producción de terneros y de carne. En este sentido, las vacas presentan un estado corporal preocupante que compromete seriamente las tasas de preñez del presente ciclo y con ello, el alarmante faltante de terneros que podría haber para 2023/24.

“¿Cuánto afecta esto a la ganadería?”, se pregunta la experta del mercado ROSGANMaría Julia Aiassa. Y el antecedente que puede dar una noción de respuesta es la tremenda seca de 2008/09 y sus años sucesivos, cuando el stock se redujo notablemente por efecto de la sequía (sumado a una retracción del mercado con liquidación masiva de vientres.

“En aquella sequía la tasa de preñez cayó entre cuatro y cinco puntos; esto podría darse también este año”, asegura la analista ganadera. “La situación es muy similar, claro que venimos con una tasa de preñez relativamente mejorada en los últimos años, pero la pérdida de terneros será grande. Pensemos que cada punto que perdemos, hablamos a razón de 230.000 terneros menos, lo cual multiplicado por los puntos de caída, claramente podemos estar hablando de un número cercano al millón trescientos mil terneros”. Un número que se terminará de definir en función de si llegan o no las lluvias.

“El hecho de que según los pronósticos, las lluvias empiecen a normalizarse en febrero o marzo, ya es tarde para la temporada de servicios”, porque “la baja condición corporal de las vacas, con muchos productores retirando los toros porque las madres no están ciclando, sin dudas va a afectar y golpear fuerte sobre la tasa de preñez que finalmente se logre en esta campaña”, indicó Aiassa.

Es muy difícil aventurar el resultado final de este desastre, según la experta, “porque si algunas zonas comienzan a recibir lluvias y a recomponer pasto, es posible que estén en condiciones de tener servicios atrasados, aunque ya hay otras zonas en que esto se ve muy difícil la recomposición, con los campos literalmente pelados, con falta de agua y en zonas se reporta una importante mortandad de hacienda; el daño está hecho lamentablemente”.

 

Otro dato negativo es la cantidad de vacas que siguen remitiéndose a faena, algo que podría acrecentase en los próximos meses en caso de no revertirse la actual situación climática. Según datos del SENASA, durante el último mes de noviembre más de 183.000 vacas fueron enviadas a plantas de faena, lo que resulta un 12,7% más que lo registrado el mes previo, en momentos en los que estacionalmente la faena de vacas debería comenzar a decaer.

Las últimas proyecciones dadas a conocer por la Organización Meteorológica Mundial, sostienen con una probabilidad del 75% que “La Nina” se sostendría hasta el segundo mes de 2023. Recién a partir de marzo comenzaría a generarse un cambio de tendencia hacia la neutralidad. Por lo tanto, aún resta transitar tres meses, que a la luz de los pronósticos, podrían ser críticos para la ganadería.

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