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21 de enero de 2021

Un día para el sexo: las ventajas de tenerlo agendado

Es una de las opciones favoritas de los sexólogos para las parejas que llevan años dentro de una relación o están inmersas en la rutina.

Turno con el médico, clase de yoga, reunión de la escuela o con el jefe, zoom con la psicóloga... y, aunque suene descabellado, en la agenda también hay que reservar un momento para tener sexo. La propuesta es la más recomendada para que la falta de deseo sexual no se intensifique.

“Planificar un encuentro sexual forma parte del tratamiento sexológico. A veces parece abrumador porque hay personas que están tratando de reencontrarse con lo “espontaneo” en el sexo, y ante una indicación de este estilo, se frustran”, reconoce  Federico Rinaldi, psicólogo (M.N. 46.757) y miembro de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (SASH).

De acuerdo con un estudio realizado por el Instituto Kinsey de la Universidad de Indiana, en los Estados Unidos, sólo el 34% de las parejas casadas mantiene relaciones sexuales entre dos y tres veces a la semana. El 66% restante sostiene que la frecuencia y la satisfacción es menor.

“Cuando las personas tienen pareja dan por hecha la química y son pocos los que la cultivan. Los momentos para hacer planes juntos, muchas veces quedan en el pasado, se suele creer que la relación funciona sola, y eso es un error”, señala Rinaldi.

Los momentos a solas, lejos de los hijos, el trabajo y el celular, podrían ayudar. Hacer una agenda sexual tiene que ver con cosas simples como:

  • Definir la frecuencia.
  • Planear salidas a solas: una cena, un día entero, un fin de semana.
  • Construir un ambiente erótico.
  • Estar abiertos a la escucha y a proponer nuevos caminos de seducción y concreción de las fantasías.
  • “Es importante poder psicoeducar y reflexionar sobre los encuentros espontáneos que han tenido y contextualizarlos”, propone el sexólogo.

    Según Rinaldi, es una manera de detectar que esos encuentros eran bastante planificados y gran parte del “fluir sexual” estaba ligado al cortejo previo, caracterizado por conductas que pretendían seducir: ir a cenar, aflorar el humor y las virtudes, ir al cine, pensar de qué hablar, que ropa usar y que perfume ponerse.

    La anticipación del momento ya es placentera de por sí. El tener en mente que uno va a disfrutar y preparar lo que se va a hacer nos predispone para el momento, activa nuestras fantasías y alimenta la líbido (deseo sexual)”.

    Hay que tener claro que esta solución no es para cumplir rápidamente, sino para dedicar tiempo de calidad a la pareja cuando las circunstancias lo ponen difícil.

    Establecer una cita para tener intimidad no significa que se deba tener sexo sí o sí: se trata de generar un espacio exclusivo de intimidad y algunas parejas experimentan esto a través del sexo, mientras que otras no.

    “Pocos se cuestionan que se planifique una salida al cine, porque lo que pretende que sorprenda es la película. Aquí ocurre lo mismo... Planificar el encuentro no es planificar el sexo”, resume el psicólogo.

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