Comienza con un amplio saludo a “… a los Jefes de Estado y de Gobierno, a los responsables de las organizaciones internacionales, a los líderes espirituales y a los fieles de diversas religiones, y a los hombres y mujeres de buena voluntad. (…) Y un deseo ferviente: Que la humanidad pueda progresar en este año por el camino de la fraternidad, la justicia y la paz entre las personas, las comunidades, los pueblos y los Estados”.

Continúa haciendo un balance del año 2020. “Se caracterizó por la gran crisis sanitaria de COVID-19. (…) Pienso en primer lugar en los que han perdido a un familiar o un ser querido, pero también en los que se han quedado sin trabajo.

Recuerdo especialmente a los médicos, enfermeros, farmacéuticos, investigadores, voluntarios, capellanes y personal de los hospitales y centros de salud, que se han esforzado y siguen haciéndolo, con gran dedicación y sacrificio, hasta el punto de que algunos de ellos han fallecido procurando estar cerca de los enfermos, aliviar su sufrimiento o salvar sus vidas.

Al rendir homenaje a estas personas, renuevo mi llamamiento a los responsables políticos y al sector privado para que adopten las medidas adecuadas a fin de garantizar el acceso a las vacunas contra el COVID-19 y a las tecnologías esenciales necesarias para prestar asistencia a los enfermos y a los más pobres y frágiles. (…) Los eventos, que han marcado el camino de la humanidad en el último año, nos enseñan la importancia de hacernos cargo los unos de los otros y también de la creación, para construir una sociedad basada en relaciones de fraternidad. (…)

Si, una cultura del cuidado para erradicar la cultura de la indiferencia, del rechazo y de la confrontación, que suele prevalecer hoy en día”.

Desde la realidad mundial continúa desarrollando puntos a tener en cuenta. En primer lugar mirar a Dios Creador, modelo del cuidado: “… Creador, Aquel que cuida de sus criaturas…”.El cuidado en el ministerio de Jesús: “En su compasión, Cristo se acercaba a los enfermos del cuerpo y del espíritu y los curaba”. A los seguidores de Jesús: tengan en cuenta las obras de misericordias espirituales y corporales y los principios de la doctrina social de la Iglesia como fundamento de la cultura del cuidado como promoción de la dignidad y los derechos de las personas. El cuidado del bien común mediante la solidaridad. El cuidado y la protección de la creación, evitar las guerras y las confrontaciones armadas porque el resultado es siempre el mismo: destrucción y crisis humanitaria.

¿De dónde nace esta educación en la cultura del cuidado? “Nace en la familia y se apoya en la escuela y la universidad. Las religiones y sus líderes también tienen un papel importante en la transmisión de valores solidarios. Subraya la importancia del don de la paz: “No hay paz sin la cultura del cuidado. En muchos lugares del mundo hacen falta caminos de paz que lleven a cicatrizar las heridas, se necesitan artesanos de paz dispuestos a generar procesos de sanación”. Entremos en el 2021 de la mano de María, Reina de la paz y de San José custodio de Cristo: Príncipe de la paz. http://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/peace/documents/papa-francesco_20201208_messaggio-54giornatamondiale-pace2021.html- texto del mensaje -.

(*) Angélica Diez, Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe, Olavarría

[email protected]