El calendario electoral no espera, aunque, si hay acuerdo para suspender las PASO, el oficialismo podría ganar 60 días valiosos para la política económica, ya que así se enfrentaría con las urnas recién en octubre y no en agosto. De acá a fin de año, por lo pronto, se esperan dos éxitos con previsible éxito electoral. Todo indica que esta vez alcanzaría la mayoría para sancionar la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Aparentemente Alberto Fernández apostaría fuerte a favor de un triunfo verde en el Congreso con la idea de que el mismo significaría un alto rédito en las urnas.

Al mismo tiempo, en el Ministerio de Salud sostienen que la vacuna Sputnik V empezará a distribuirse a más tardar en enero próximo, lo que sería acompañado de una intensa campaña de publicidad sobre el éxito de la política contra el Covid-19.

El cristinismo apura

En este contexto, el cristinismo apura sus propias prioridades antes de que el Congreso se vea afectado por la ya clásica paralización de los años electorales. El proyecto de ley presentado por el senador Alberto Weretilneck para reformar la ley orgánica del Ministerio Público pasó a ocupar un lugar central en la estrategia K. Si se sanciona, el mismo implicaría que el Procurador General sea designado por mayoría absoluta -es decir mitad más uno de los votos- lo que dejaría abierta la posibilidad de colocar un kirchnerista incondicional, en lugar del híbrido Daniel Rafecas. Con un Procurador propio y no negociado con la oposición, CFK tendría la garantía de que la operación jurídica para neutralizar la docena de causas que la afectan contaría con el aval del Estado. La comisión asesora, que pasó a la historia irónicamente como la “comisión Beraldi”, respaldó en su informe final el proyecto de Weretilneck. Una versión señala que el presidente no estaría convencido de apoyar esta ley pero que la presión que ella ejerce no le dejará margen para despegarse.

Si a Cristina le preocupa sobre todo el control de la Justicia, a sus laderos de La Cámpora les inquieta el control de las estructuras políticas para que el año próximo el armado de las listas de candidatos quede en sus manos con escasa resistencia del peronismo no K. La ofensiva camporista en las provincias acaba de cosechar dos victorias que auguran otras próximas. En Mendoza, La Cámpora pasó a controlar el PJ a través del triunfo de Anabel Fernández Sagasti y la semana pasada el intendente de Ushuaia Walter Vuotto le dio una segunda alegría a la cúpula de La Cámpora.

Carlos Tórtora