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21 de julio de 2020

La trompeta eléctrica que aúna ingeniería y música

¿Has oído alguna vez eso de que si te apasiona la ingeniería vives ajeno al mundo del arte y viceversa? Pues nada más lejos de la realidad. La historia de David Baylies, un estudiante de ingeniería de la Universidad de Boston, es una buena muestra de ello.

En el año 2016, Baylies, que había estudiado música a lo largo de toda su vida, decidió enfocar de una forma interdisciplinar su proyecto de verano del Programa de Oportunidades de Investigación para Universitarios (UROP). Este empareja a estudiantes con mentores de la facultad y otorga financiación para que lleven a cabo sus proyectos. De esta forma, Baylies logró conciliar su pasión por la ingeniería mecánica, la acústica y Miles Davis haciendo que todo encajase a la perfección.

 

A Baylies comenzó a interesarle el jazz cuando no era nada más que un adolescente y vivía rodeado de instrumentos: una guitarra eléctrica, un bajo eléctrico, un teclado eléctrico y amplificadores de sonido. También tenía el que había sido siempre su instrumento principal: una vieja trompeta.

 

Y si había algo que desesperaba a este estudiante era no haber conseguido dar con una trompeta eléctrica que satisficiera el sonido que a él le gustaba recrear con ella. A pesar de existir varios de estos instrumentos en el mercado, Baylies consideraba que, por lo general, las notas que emitían estaban faltas de la personalidad característica del músico al soplar la boquilla metálica: eran demasiado perfectas.

 

Así que se lanzó a diseñar la trompeta eléctrica que, para él, cumpliría sus propósitos. Y, quitando la boquilla –de plástico–, creada a partir de una impresora 3D, el resto del instrumento parecería de todo menos una trompeta. Es, por el contrario, un conjunto de circuitos verdes con una superficie más pequeña que un naipe. La capa inferior es la placa procesadora principal, una Teensy 3.2; la capa superior contiene un micrófono, un adaptador de entrada de audio y un conector para auriculares.

 

Una sola salida conecta el dispositivo a un ordenador, donde los datos se ejecutan a través del programa de música Garage Band y la salida, a un amplificador Peavey. Así, el sonido es muestreado 44 100 veces por segundo y se traduce en forma de datos. Y esta vez sí, se puede otorgar matices al sonido, tantos como se quiera. Más incluso que con una trompeta de las de toda la vida.

 

El procesador Teensy toma los datos de la boquilla y de las tres válvulas de la trompeta a través del micrófono, los analiza y convierte las variables clave en datos para la MIDI (Interfaz Digital de Instrumentos Musicales). Al elegir las variables correctas, Baylies logra producir al fin el fiel sonido de una trompeta.

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