Con su inclusión en las nuevas actividades exceptuadas del aislamiento social, preventivo y obligatorio dispuesto por el Gobierno nacional, los consultorios odontológicos volvieron a abrir sus puertas, aunque con limitaciones y desafíos impuestos por la pandemia de coronavirus.

Es que los altos costos de los kits de seguridad determinados según protocolo para pacientes y dentistas -cubre botas, doble par de guantes, anteojos, escafandra, cofia, camisolín y barbijo especial- no les permiten a los profesionales brindar atención diaria y percibir la retribución correspondiente, obligándolos a dedicarse sólo a urgencias.

“Son valores muy caros para una simple atención; sólo el ingreso al consultorio hace que sea un costo muy elevado a razón de lo que estamos percibiendo nosotros como honorarios para la atención de esa práctica”, ilustró el odontólogo platense Federico Regueira.

Ante este escenario, los trabajadores mantienen diálogo con las obras sociales “para ver quién puede costearlo”. “No estamos hablando de empresas de salud, sino de consultorios comunes”, enfatizó el especialista 

“Esto es como entrar a quirófano hoy por hoy”, explicó, y subrayó: “Somos vector de una infección, si no aplicamos el protocolo vamos a contaminar a la gente, entonces esto es de extremo cuidado, es la profesión en este momento que más puede propagar el virus”.  

A través de un comunicado oficial, el Colegio de Odontólogos de la Provincia de Buenos Aires se manifestó en la misma línea. “Los nuevos protocolos que debe aplicar la odontología implican nuevos costos de bioseguridad que no pueden ser financiados por el profesional”, sostuvo el organismo