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19 de febrero de 2018

Mariano Mores: cien años del pianista estridente que “tomó” el Teatro Colón con el tango

El pianista y compositor Mariano Mores fue una figura popular del universo del tango, dueño de una estética que cosechó admiración y también detractores, acaso por las mismas razones. Ayer se cumple el centenario de su nacimiento.

El músico, que falleció en 2016, es el autor de tangos clásicos como “Uno”, “Gricel”, “Adiós pampa mía”, “Cuartito azul”, “Taquito militar”, “Una lágrima tuya”, “La calesita”, “Tanguera”, “Por qué la quise tanto” y Cafetín de Buenos Aires”.

El apellido Mores, adoptado por Mariano Alberto Martínez, fue el resultado de su asociación artística con las Hermanitas Mores, integrada por Margot y Myrna Mores, en 1936, a las que apoyaba como pianista en sus actuaciones radiales. Con la segunda se terminó casando.

Mariano nació en el barrio porteño de San Telmo el 18 de febrero de 1918. Fue hijo de una pareja fanática del tango que se anotaba en cada concurso que hubiera y un abuelo flautista que insistía para que el chico estudiara algún instrumento musical y se transformara en un artista mayor.

En 1928 se recibió de profesor de teoría musical, solfeo y armonía en el Conservatorio D’Andrea y en 1929, con la troupe familiar instalada en España, el futuro autor de “Uno” obtuvo una beca en la Universidad de Salamanca para perfeccionarse como pianista clásico cuando aún se lo veía como niño prodigio.

Se presentó en algunos escenarios como “Lolo, el Compositor Relámpago”, capaz de improvisar un tema a partir de lo que el público le solicitaba, pero la cercanía de la Guerra Civil hizo que ese personaje quedara en el olvido y que la familia volviera a la Argentina en 1936, donde al joven artista le esperaba un mundo inesperado.

LAS HERMANITAS

Junto a las Hermanitas Mores y algunos músicos amigos formó la Orquesta Típica Marianito Mores, que traspasó a ritmo de tango algunos títulos del japonés Masao Koga, se presentó en Radio Belgrano y grabó discos, lo que entre otras cosas lo hizo entrar en tiempos de gran bonanza económica.

Ese fue el comienzo de una carrera de compositor que tuvo títulos memorables como “Uno” y “Cafetín de Buenos Aires”, ambos con Discepolín en las letras, “El patio de la Morocha”, con Cátulo Castillo, “Grisel” y “En esta tarde gris”, con José María Contursi, “Una lágrima tuya”, con Homero Manzi, “Tanguera”, “Adiós, pampa mía”, con Ivo Pelay, “Por qué la quise tanto”, con Rodolfo M. Taboada, y las milongas “Taquito militar” y “El firulete”.

EL TANGO AL COLÓN

Ya separado de las hermanas, que abandonaron el canto y se dedicaron a sus vidas maritales, Marianito conoció a Francisco Canaro -quien ya era una superestrella del tango en el país y el exterior a partir de su estadía europea- a través de su amigo Rodolfo Sciammarella y poco después se integró a su orquesta.

Canaro agregó un piano al que ya tocaba Luis Riccardi, nombró a Marianito al frente del coro y le pagó un sueldo de estrella, pese a que el director uruguayo no era conocido por su generosidad pese a la enorme fortuna que había ganado en su carrera. Con Canaro cimentó lo que fue su concepto de orquesta típica de aires sinfónicos, que lo colocó en cierta vereda opuesta, tanto frente a las agrupaciones tradicionales como a las vanguardias que empezaban a nacer, con Astor Piazzolla u Horacio Salgán como representantes notorios.

Por aquellos años, se convirtió en uno de los primeros artistas populares en actuar en el escenario del Teatro Colón -otros eran Alberto Castillo, Hugo del Carril, Nelly Omar, Antonio Tormo- lo que alarmó a las clases altas que solían concurrir allí como un reducto privado. Entonces como siempre, la figura de Mariano Mores no pasó inadvertida en la escena del tango. Su estilo estridente como pianista y su idea de trasladar al terreno porteño la imagen del music hall le deparó muchos detractores dentro del ambiente. Y esa misma razón explicaba su popularidad. Mores falleció el 13 de abril de 2016 y fue velado en el Teatro Colón, aquel sitio que en su momento había “tomado” con su estilo populoso.

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