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1 de octubre de 2017

La fruticultura, ante una realidad complicada

La recuperación que vive el país en sus números macroeconómicos todavía no tiene un fuerte impacto en el interior profundo. La producción de peras y manzanas en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén atraviesa un complejo panorama. Cifras que por ahora no cierran

El repunte que vienen teniendo los números de la economía nacional en los últimos meses todavía parece no hacer mella en vastos terrenos de las economías regionales. Uno de ellos es el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, que viene padeciendo fuertes bajas en la fruticultura, lo que ha llevado a una virtual paralización del sector, generando incertidumbre entre los productores.

La principal actividad productiva del Alto Valle está asociada al cultivo de manzanas y peras, así como también de algunas frutas como ciruelas, damascos, duraznos, membrillos y uvas. Río Negro produce más del 70% de las manzanas y las peras cultivadas en la Argentina, Neuquén el 18%, y el otro 12% se divide entre las provincias de Mendoza y San Juan.

La baja en los precios mundiales hizo que la exportación argentina de frutas cayera en lo que va del año alrededor de un 18%, abriéndose a su vez las importaciones de países vecinos, lo que hizo que la producción nacional se estancara. Datos proporcionados por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) muestran que en 2017 las ventas al extranjero de manzanas cayeron un 28% y las de peras, un 12%.

Productores y cámaras de fruticultores consultados por diario Hoy destacaron que, con costos muy altos y frente a un mercado internacional recesivo, la situación real de los medianos y pequeños productores en el Valle es que se encuentran sumergidos en la falta de competitividad.

Cifras oficiales

Uno de los hechos que marcan la situación que atraviesan los productores sureños está dado por la caída en el mercado interno, que en lo que va del año retrocedió un 15%. Esto tuvo como correlato una baja en la producción de peras y manzanas, lo que desde diciembre de 2015 a septiembre de este año se tradujo en 150.000 toneladas menos de manzanas y 70.000 de peras.

Como corolario, crecieron las importaciones de manzanas, fundamentalmente provenientes de suelo chileno, acrecentándose un 900%. Datos oficiales muestran que de enero a agosto de este año se compraron al país trasandino casi 1.500 toneladas de esta fruta, que en su mayoría fueron destinadas a la industria para producir jugos concentrados y sidras.

Pero no solo la adquisición de manzanas extranjeras ha crecido a lo largo de este año, sino también la de otras frutas, como es el caso de la uva, que en 2017 aumentó un 1.880%, llegando a 1.200 las toneladas que se introdujeron de países vecinos como Brasil y Chile. Esto último resulta preocupante para los productores, ya que la Argentina ha tenido una caída estimada en la cosecha de alrededor del 20%, causando una llamada de atención en la industria vitivinícola, que depende de la vid para su subsistencia.

Otros productos que vieron mermar su actividad son el durazno y la ciruela, fundamentalmente por el progresivo abandono de la actividad principal en favor de otras tareas agrícolas de menor valor agregado (ver página 5). Las importaciones de duraznos crecieron un 15%, adquiriéndose 120 toneladas del producto de Chile, mientras que la venta al exterior de ciruelas retrocedió un 41%.

Un ítem en el que sí se pudo apreciar un crecimiento fue la producción de membrillos, cuya exportación aumentó en los primeros ocho meses un 13%, principalmente hacia suelo brasileño, máximo demandante de este fruto. Idéntica situación se vivió con la cosecha de damascos, que este año tuvo un desarrollo del 8% comparado con 2016, con destino primordialmente a países asiáticos.

Sin trabas

La realidad que viene transitando la producción en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén ha llevado a que desde el Gobierno nacional se haya instrumentado una serie de medidas para paliar la situación, como subsidios, préstamos a bajas tasas y descensos graduales en los impuestos hacia el sector.

Desde el Ministerio de Agroindustria que conduce Ricardo Buryaile admiten que las importaciones de frutas han crecido en los últimos meses, pero advierten que el volumen total todavía no es grande ni preocupante. A su vez, aducen que la caída en el mercado interno no es importante, ya que las compras al interior del país no representan un porcentaje alto y que, si los precios internacionales mejoran al corto plazo como todo hace suponer, la actividad volverá a resurgir.

Además, la política oficial es no colocarle trabas a la economía, de allí que se dinamice su relación con el mundo. Por eso no se ha puesto ninguna clase de obstáculos a la compra de productos al extranjero ya que, al ser la fruticultura una actividad exportadora, si se cierra la economía la producción en el sur del país será aún más difícil.

Un sector que busca cambiar de aire

-150.000 toneladas de manzanas menos se produjeron desde diciembre de 2015

-70.000 toneladas mermó la producción de peras en los últimos 21 meses

-1.200 toneladas de uvas se compraron a Brasil y Chile

-120 toneladas de duraznos se importaron desde Chile

-13% se incrementó la exportación de membrillos

-900% crecieron las compras a Chile de manzanas

-41% se redujeron las remesas al exterior de ciruelas

-28% se contrajo la exportación de manzanas

-1.880% aumentaron las importaciones de uvas

-12% disminuyeron las ventas al extranjero de peras

Un presente difícil, pero con esperanzas de cara al mediano plazo

Ante la caída en la actividad frutícola y la baja en las exportaciones, la situación social en buena parte del Alto Valle de Río Negro y Neuquén declinó en muchos aspectos. Allí se observan chacras abandonadas y varios intentos por parte de los productores de volcarse a actividades agropecuarias no intensivas, de ciclo anual y de menor valor agregado.

Esto llevó a que gran cantidad de productores de peras y manzanas se lanzaran a actividades agrícolas y a la producción de forrajes, o a que pongan el ojo en otros productos, como los frutos secos. Tal es el caso de la almendra, que tuvo malos precios a nivel internacional en este 2017, lo que hizo que las exportaciones del producto en los primeros ocho meses cayera un 93%.

En diálogo con diario Hoy, el director de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Raúl Robin, aseveró que “la presión fiscal nacional y el alto valor en dólares que significa el transporte interno, con el costo del gasoil más caro de toda la región, hace que los gastos aumenten mucho, lo que preocupa a los productores”.

En ese sentido, dijo que “hay un problema de precios muy altos: la logística, el traslado de nuestra mercadería desde los centros de producción es costosísimo, es lo más alto en precios de toda América Latina. Esto hace que nos atrasemos como producción y no podamos competir con la región ni con el mundo”.

“Si bien los números macroeconómicos nos invitan a ser optimistas al mediano plazo, ya que podemos vislumbrar signos de cambios con baja en la inflación y mayores posibilidades de crédito, eso todavía no ha llegado al productor y hace que la situación se complique en el presente”, resaltó Robin. Frente a esto, las autoridades establecieron una línea de crédito con un máximo de 50 millones de pesos para instalaciones de riego, malla antigranizo, líneas de empaque y frío, compra de maquinaria, plantaciones y reconversión de variedades, lo que atisba un horizonte de salida a esta compleja situación. 

Modificaciones que buscan favorecer la producción local

Hace unos días, la Cámara de Diputados de la Nación sancionó el proyecto que modifica la Ley n° 27.354 de Emergencia económica, productiva y social, por el término de 365 días, en la cadena de producción de peras y manzanas en Río Negro y Neuquén, incorporando a la misma fuertes beneficios de carácter impositivo, como así la postergación de vencimientos y financiamiento de deudas previsionales.

El texto de la norma facultó al Poder Ejecutivo Nacional, y sobre todo a la AFIP, a instrumentar regímenes especiales para el pago de obligaciones impositivas y de la seguridad social. Para que entren en vigencia los beneficios resta que el Presidente Mauricio Macri promulgue la ley, cosa que haría en los próximos días. La norma faculta al órgano recaudador a formular convenios para otorgar facilidades de pago y hasta podrá suspender los juicios de ejecución fiscal de impuestos adeudados por contribuyentes de este sector.

Palabras autorizadas

“Estamos trabajando con el Gobierno para mejorar la situación”

Marcelo Loyarte Presidente de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados

“La situación por la que estamos pasando es bastante complicada. Este año se juntaron dos factores: por un lado, tuvimos heladas y granizos, por lo que hay menos frutas para exportar. Por el otro, hemos ido perdiendo mercados, como el caso de Brasil, donde la Argentina era el principal proveedor de manzanas y hoy estamos en el tercer lugar.

El problema es que tenemos costos muy altos en comparación al resto de los exportadores y a eso se le suma que por condiciones climáticas hemos tenido menos producción. La sumatoria de esas dos cosas hace que tengamos menos exportaciones y más importaciones.

Para nosotros la reforma tributaria es solo un capítulo que nos genera expectativas, fundamentalmente en esto de poder bajar los costos, veremos si se puede hacer. Le hemos presentado al gobierno estudios que hemos hecho sobre el 33% de las contribuciones patronales contra el 3% de nuestros competidores. Hay agenda de trabajo y estamos trabajando en conjunto para mejorar la situación.

Es una actividad fundamentalmente exportadora. La pera se exporta, la manzana tiene componente de mercado interno muy grande. El mercado interno para la manzana, si nosotros hacemos una campaña de promoción como está previsto hacer en el futuro, el consumo per cápita  puede tender a crecer. En el mercado externo estamos muy sujetos a la producción de los otros países, pero hay posibilidades de crecer”.

“En el Valle hay un estado de abandono”

Eduardo Artero, Expresidente de la Federación de Productores de Fruta de Río Negro y Neuquén

“El sector acá es un desastre, está destruido, los números son reales, y el Valle no se va a recuperar porque el 60% está abandonado, lamentablemente no se recupera más. Las estadísticas se van a seguir manejando con esos números. En el Valle hay un estado de abandono, se llegó a esta situación por cosas que han ocurrido en los últimos años, que nos vinieron persiguiendo, los costos se fueron por las nubes, las frutas no valían nada, había retenciones, trabas y muchas gente se cansó y se fue del sector.

Fueron varias causas que llevaron a la destrucción del Valle, que no es el mismo que era hace 30 años. Da pena verlo. Quedó reducido y todavía tenemos muchas ramas, porque los costos siguen incrementándose. Mucha gente sigue viviendo a costilla del que produce, entonces es más barato importarla que producirla acá. Es lo mismo que le pasa a la leche y a otras economías regionales.

El problema no está en el consumo, está en la producción que no alcanza. La manzana es del mercado interno y no alcanza, la pera se exporta más, pero en la góndola está a $50 el kilo y los productores recibimos $1,50. Entonces no se entiende. 

Lo primero que hay que hacer es bajar los costos y el IVA. Uno de los problemas más grandes es que el 70% del costo de lo que es producir una manzana o una pera es mano de obra. Y de esa mano de obra el 70% es impuesto. Bajemos los impuestos, no los sueldos”.

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