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28 de junio de 2017

Un Papa peronista y peleado con la Iglesia por Rodolfo Patricio Florido

Ser el Papa es siempre una suerte de crédito inicial que el común de los mortales no tiene. Ante la posibilidad de interpretar bien o mal algún pensamiento o cambio de actitud, ser el Papa implica una ventaja…, siempre se optará por algo así como… “lo dijo porque es bueno, es ingenuo, el mundo de la política es demasiado oscuro para un Papa”...

 Claro que; el que fuera Bergoglio y hoy es Francisco, es demasiado inteligente y con una gran experiencia política como para suponer ingenuidad o desconocimiento en sus acciones. Por ende, excusarse en la bonhomía de expresiones atónitas del tipo… “sorprendieron al Papa en su buena voluntad” como fue cuando posó con la camiseta de “la Cámpora”, es insultante para la inteligencia política promedio.

Antes de avanzar en un primer análisis sobre lo que está sucediendo con el Papa y su decisión de ausentarse de Argentina, salteándonos de una manera muy significativa y más que ruidosa, aunque él no quiera explicar nada, debo aclarar, como fiel y como creyente, que siempre nos dijeron y creo en eso que; “la Iglesia somos todos”. Por lo tanto y ante el hecho de que los fieles no tenemos -aspecto que no discuto- la más mínima participación en la elección de los Papas, si tenemos el Derecho de expresar con honestidad intelectual nuestras disensiones con aquellos aspectos terrenales que golpean directamente en una suerte de reinterpretación bíblico evangélica, cuando creo que acomodan el inequívoco mensaje de nuestro Señor a sus necesidades o prejuicios políticos por ser una suerte de Papa peronista y militante.

No son pocos los argentinos y los argentinos cristianos los que se preguntan… ¿Por qué Francisco nos saltea una y otra vez? En general la excusa que más usa, recurriendo a algunos pseudo voceros no desmentidos por el Vaticano, como Gustavo Vera, candidato a legislador en Alianza con Guillermo Moreno o Juan Grabois, titular de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), es que no quiere ser usado en etapas electorales o que como dijo Grabois… “Puede llegar a tener más que ver con algunas situaciones de la iglesia argentina que por la relación con el Gobierno”, elegante manera por cierto de no venir y evitar el conflicto político con un Jefe de Estado, tirando sobre el Obispado argentino la culpabilidad de su no visita.

La verdad es que estas dos excusas son más que ridículas.

Primero, porque en Argentina con el tema de las elecciones de medio término y la distancia de 4 años entre elección presidencial y elección presidencial, estamos en campaña la mitad del tiempo de cada período electoral. O sea, que si quisiéramos forzar esta interpretación, el Papa Francisco debería haber venido a su tierra de nacimiento durante el año 2016. Visitó Bolivia, Ecuador, Paraguay y Cuba entre julio y septiembre del 2015. Visitó Brasil en el 2013. Parece que tuviéramos Ébola.

Segundo, porque no son pocos, más bien son muchos, los fieles cristianos que no comprenden su apoyo, más allá de cualquier posición ideológica, a personas como Guillermo Moreno (FPV), Milagro Salas (FPV – Túpac Amaru u Omar Suarez (SOMU – Sindicato de Marítimos).

Dos de los tres, están detenidos en prisión y multiprocesados, por diferentes delitos que van desde homicidios, asociación ilícita, extorsión y fraudes. Y ninguno pidió perdón, condición bíblica esencial para dispensarlo. Todos los ejemplos de los evangelios en los que nuestro Señor Jesucristo cita errores humanos y su posterior perdón, desde los delincuentes comunes condenados a la muerte en la Cruz (uno de ellos pidió perdón, reconoció su culpa y nuestro Señor le dijo… “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43). La Biblia/los Evangelios, abundan en ejemplos de este tipo. En todos los casos el perdón es nuestra condición y obligación Cristiana. Esto es cierto. Pero en todos los casos el reconocimiento del pecado y el arrepentimiento son condiciones previas esenciales para ese perdón.

En cuanto al tercero, Guillermo Moreno, es por todos conocida su violencia y sus modos agresivos, autoritarios, de imponer el poder cuando lo detentaba. Y esto, sin contar su más que estrecha relación con el ahora detenido jefe de la mafia de “la salada”, Jorge Castillo.

Por un lado es absolutamente comprensible que el Papa apoye a los delincuentes que se arrepienten. Pero cuando no hay arrepentimientos, ese apoyo tiene un aspecto sumamente confuso cuasi de complicidad. Podrán decir que ese arrepentimiento fue privado, en confesión y por lo tanto secreto. Pero no parece haber sido así. Ninguno de los tres hizo público su arrepentimiento y además y fundamentalmente no expresan reconocimiento de sus delitos. El mensaje de su Santidad es confuso. Apoyar públicamente a delincuentes o violentos no arrepentidos no transita el mismo camino de honestidad y templanza que les exige a quienes somos cristianos.

El ejemplo brindado por San Juan Pablo II cuando perdonara a quien lo intentó matar, Mehmet Alí Agca, luego de confirmar que este durante los 21 minutos de su conversación privada y a solas le pidiera perdón y se mostrara arrepentido, es un caso vivo y concreto de que el perdón y el apoyo sobreviene luego del arrepentimiento. De hecho, San Juan Pablo II lo expresó con claridad concreta y meridiana frente a los periodistas que lo esperaban afuera de la prisión y que lo primero que le preguntaron fue si Alí Agca se había arrepentido, a lo que el entonces Papa respondió con un concreto SI.

Claro que los laicos están/amos dolidos. El mensaje es contradictorio y esto no es como los pasajes bíblicos de la oveja descarriada o el hijo pródigo. Primero, porque la imagen de la oveja descarriada supone la alegría de buscar y traer al redil a aquel que se ha perdido, pero eso siempre supone que la oveja pérdida quiera volver al redil y quedarse cumpliendo las normas del Pastor. Segundo, porque la parábola del hijo prodigo, supone a un hijo que vuelve arrepentido por haber abusado de su padre y luego -de su arrepentimiento- su padre lo perdona aunque su hermano no comprenda porque hace una fiesta por quien abusó de los bienes de su padre y no una fiesta por él que siempre cumplió con sus obligaciones de hijo.

Durante décadas hemos escuchado a nuestros Sacerdotes, predicar sobre todos estos ejemplos y en ningún caso escuchamos que haya que apoyar y acompañar a aquel que no se arrepiente y sigue abusando de su impunidad. Si nos han dicho que perdonemos a aquel que se arrepiente y está dispuesto a corregir los efectos de sus pecados sobre terceros inocentes.

Claro que no entendemos o por lo menos no entiendo a su Santidad. Todo esto suena muy forzado. Casi tanto como aquellos periodistas militantes que están dispuestos a obviar todas las falacias y mentiras de sus líderes -cualquiera sea su posición política o ideológica- en aras a sostener su militancia como si esta fuese un fundamentalismo excluyente.

Esto, en un Papa, es confuso. Expresarse en contra de todo fundamentalismo y actuar como fundamentalista político es, cuando menos, confuso. Y el decir que el Papa ya no habla como argentino sino como ciudadano del mundo, es absurdo. El Papa es el líder de la Iglesia Católica y del Estado Vaticano. Como tal, no tiene nacionalidad ni, teóricamente, preferencias ideológicas partidarias, salvo quizás todo totalitarismo sea este de derecha o de izquierda.

Por último y para sumar más confusión aún, o sea el hecho más reciente, es la invitación a la muy cuestionada Procuradora General de la República (Jefa de los Fiscales), la ultrakirchnerista Alejandra Gils Carbó a una reunión con Fiscales y Jueces en Noviembre, en el Vaticano a la que no habría asistido –no le correspondía- sino hubiese sido especialmente invitada como señaló el Arzobispo Marcelo Sánchez Sorondo, titular de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, indicando que Gils Carbó fue invitada… “siguiendo el deseo del Papa Francisco”.

Dijo asimismo el Arzobispo en el sitio oficial del Vaticano… “El objetivo de la cumbre es reunir a las mujeres que ocupan cargos en el Poder Judicial de todo el mundo y que tienen un papel activo en la lucha contra la trata de personas, la esclavitud moderna y el crimen organizado, con el fin de compartir sus experiencias, éxitos y mejores prácticas”. El problema es que Gils Carbó está siendo investigada en 4 causas penales contra ella por los delitos de incumplimiento de deberes de funcionario público, abuso de autoridad, malversación de caudales públicos e instigación a cometer delitos, además de la presunta comisión de los delitos de cohecho, negociaciones incompatibles con sus funciones y otros delitos en la compra del edificio de la calle Perón 667. Caso este último que comenzó con una presentación realizada por el fiscal federal Carlos Rívolo, quien, tras una investigación preliminar, formalizó la demanda en la que se fueron acusados Gils Carbó y su ex marido Héctor Alonso, vinculado con la inmobiliaria que intervino en la operación, entre otras personas.

En otras palabras y para terminar… ¿no es confuso invitar especialmente a una funcionaria con 4 causas penales graves y que además hoy se sospecha que entorpece el conocimiento de las pruebas por cohecho del caso Odebrecht que implicaría a altísimos funcionarios del gobierno anterior y a empresarios argentinos?

La pregunta del millón es ¿Por qué lo hace? ¿Por obligación cristiana? No parece seguir la línea bíblica de perdonar a aquel que se arrepiente. ¿Por afinidad política ideológica? El Papa se ha declarado peronista, lo que, por otra parte, es de una diversidad ideológica inmensa, transitando desde un progresismo tardío, segmentos violentos de ambos extremos, pasando por un fascismo nacionalista y sus vertientes liberales. O sea, no parece ser este el motivo. ¿Por alguna forma de extorsión?

No hay respuestas.

Lic. Rodolfo Patricio Florido

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