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9 de abril de 2017

ESPACIO SOLICITADO: 19 de ABRIL. Feos, malos y sucios. Por Juan Carlos Coròn

Parafraseando el título del film de Ettore Scola, podemos sumarle algunos adjetivos más…Borracho, haragán ladrón y ya más contemporáneo: corruptos, oportunistas… Todo vale en una sociedad xenófoba y discriminativa.

Pienso en el 19 de Abril y viene a mi memoria el gran congreso de México del año 1940 Donde se juntaron distintos pueblos originarios para declarar los derechos que asisten a los mismos por la preexistencia. Afirmo esa fecha como uno de los tantos gritos de resistencia de la ultrajada madre tierra del Abya Yala (continente Americano).

Pero vuelvo a mi Los Toldos y me detengo a mirar al  pueblo invisible: Son como fantasmas que se deslizan entre nosotros cotidianamente. Andan  como todos en sus cosas y no se ven ni entre ellos. En ocasiones no se ven ni a sí mismo.

Los habitantes de este pueblo reducidos a la invisibilidad están acostumbrados ya a eso, casi ni les interesa volver a ser visibles. Están mejor así, se sienten protegidos, evitan la agresión de la sociedad. Hace mucho tiempo que han trabajado ese arte y lo mismo que animales vulnerables, temerosos, se ocultan en la nube de la invisibilidad.

Cuando en la sociedad moderna hablan de ellos asienten que no existen, que son parte de una historia, que en todo caso descienden de aquellos que en su momento eran, un pueblo como lo es ahora la sociedad civilizada a la europea llamada Argentina.  

Los invisibles están. Muchas veces se hacen visibles y se mimetizan con la gente, se visten de traje, o con ropas de trabajo. Son profesionales, obreros, estudiantes,  empleadas domésticas, vagos… lo que sea. Pero eso lo hacen solo cuando son parte de esta dimensión.

Los invisibles son los que generalmente menos recursos económicos tienen, puesto que sufrieron el despojo y la marginalidad. Son los que en su gran mayoría viven en las periferias de la ciudad, en situaciones de riesgos socio- económicos, dirían los trabajadores sociales. Con problemas en la inserción en la sociedad. Muchas veces con problemas de aprendizaje, diagnostican en las escuelas.

Muchos de ellos son indigentes a los cuales el Estado debe ayudar y proteger. Son también un peligro para la sociedad, dicen las clases dominantes. Es mejor custodiarlos en las cárceles, en los reformatorios para menores.

Entonces los invisibles se apiñan entre ellos para protegerse, se sienten parte del pueblo que era, se sienten comunidad por ser hermanos en la desgracia.

Cuando la sociedad represora los ve sentirse de nuevo pueblo, vuelve por ellos. No pueden ser un pueblo; Ustedes son ciudadanos Argentinos y como  tal deben tener un documento que los identifiquen. Tienen derechos y obligaciones civiles. ¿Derechos?...

Los invisibles parece que ya no quieren luchar más. Están temerosos, aceptan lo que les obligan en el mundo de los visibles. Por eso se ponen traje o usan ropa de trabajo o de estudiantes, los obligan a usarlas para poder verlos y de esa manera vigilarlos.

En la sociedad y en las escuelas les dirán que no existen más, que murieron. Si quieren vivir tendrá que ser a la  forma de los visibles. Que olviden su pueblo, su estilo de vida. Ahora son vi- si- bles y tienen que actuar como tal. Su pueblo murió hace como 150 años… verbal o tácitamente, se lo repetirán a cada instante.

                                                                          Juan Carlos Corón.

 

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