14 de enero de 2017
En casi toda la Costa sobra lugar y rezan para que repunte en la segunda quincena
El verano 2017 es como un Mannequin Challenge, esos videos en que todos los protagonistas de la escena aparecen congelados como maniquíes. El ejemplo sirve para graficar cómo fue la primera quincena de enero en la Costa Atlántica: en stop, sin tanta gente como se esperaba y con la esperanza puesta en que el clima y los fines de semana ayuden a levantar la temporada...
Es que Mar del Plata, Pinamar, Villa Gesell y el resto de las localidades de la costa compiten contra las promociones para viajar a Chile, Brasil y Uruguay. Las reservas se concretan a un ritmo muy lento y los comerciantes aseguran que estos primeros 15 días estuvieron por debajo de sus expectativas.
El día está perfecto, el clima ayuda y el sol aporta 30 grados hermosos para ir a la playa. En la época dorada marplatense, el balneario Bahía Varese hubiese sido un enjambre de sombrillas, pero ahora hay espacio suficiente hasta para un fútbol tenis de 2 vs 2, sin molestar al turista. A la noche, lo mismo ocurre en Gesell: son las 20 y las ocho pantallas están apagadas. Cuando se prendan, cada una mostrará la pista de una carrera de autos, y quien pague 7 pesos la ficha, podrá convertirse en campeón (virtual) de rally. “El año pasado a esta hora estaban siempre prendidas, pero este hay mucha menos gente, las prendemos más tarde”, cuenta Ezequiel, uno de los encargados del local de videojuegos más grande de la ciudad. El verano pasado, cuando la ficha costaba 5 pesos, la “hora pico” del lugar duraba unas cuatro horas. “Este año, una o dos”, dice.