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14 de mayo de 2016

Somos lo que comemos: Los alimentos que fortalecen las defensas

La inmunonutrición es una práctica médica basada en la administración de ciertas sustancias nutritivas (arginina, ácido glutámico, zinc, magnesio, ácidos grasos poliinsaturados, etc) que, se espera, tengan además del efecto nutritivo, una acción terapéutica sobre el paciente durante los días anteriores y posteriores a una cirugía, con el fin de mejorar su respuesta inmunológica, la cicatrización y el proceso de recuperación en general.

Ocurrió que cada vez más, estos principios fueron saliendo de las cuatro paredes del hospital, y se comenzaron a aplicar en la vida diaria de las personas. Es que por la complejidad de la sociedad actual, y las exigencias cada vez mayores que se tienen, el cuerpo está expuesto a altos grados de estrés sostenido (semejante en algunos aspectos a los de las cirugías), los cuales pueden afectar el sistema inmunológico y, por ende, exponernos a enfermedades.

"Esta situación de estrés permanente, sumada a momentos fríos del año en los que se da una mayor prevalencia de enfermedades provocadas por virus, generó que estemos cada vez más expuestos a sufrir afecciones si es que nuestro cuerpo no adquiere las sustancias adecuadas para fortalecer las defensas, tanto a través de la alimentación diaria como de la incorporación de suplementos vitamínicos", alertó el doctor Rubén Salcedo (MP 17.181), director médico de Clínica Diquecito.

Pero la pregunta central es, ¿cómo se puede mejorar las defensas en el día a día?

El problema que se presenta, según el especialista, es que el ritmo de vida actual, con poco tiempo para pensar en temas importantes como la propia alimentación lleva a que mucho menos la gente se percate si su organismo está recibiendo los nutrientes adecuados o no.

"Es por eso que la recomendación es siempre tener a mano viandas saludables que la persona puede llevar consigo a todas partes, y tener así una buena dosis de nutrientes siempre lista", aconsejó Salcedo.

1- Yogur (con probióticos), con avena. "Este puede ser un snack a cualquier hora del día. Este alimento, de fácil portabilidad con el sólo recaudo de mantener la cadena del frío, complementa la alimentación con una buena dosis de fibra, además de aportar probióticos básicos para el fortalecimiento del sistema digestivo".

2- Naranja en gajos. "Es bien sabido que todos deberíamos consumir al menos 5 a 8 frutas diarias, y entre ellas deberíamos contar con un buen aporte de vitamina C. Sin embargo, los cítricos no son un alimento fácil de ingerir por la necesidad de utilizar cubiertos, platos, y demás. Por ello, antes de salir de la casa o de la oficina, recomendamos pelar un par de naranjas o tres mandarinas y prepararlas ya en recipiente adecuado. Ni bien la persona siente ganas de 'picar' algo, puede disponer así de un tentempié que, además de rico, genera una alta sensación de saciedad gracias a su fuerte sabor. Si no se pudiera consumir el fruto, éste puede reemplazarse por jugos, pero sin perder de vista el hecho de que mientras menos procesado es el alimento, mayor es la preservación de sus nutrientes".

3- Nueces. "El zinc es un factor muy importante en la inmunonutrición, sobretodo frente a la congestión nasal y al dolor de garganta. Para complementar cualquier dieta es importante hacerse el hábito de comer tres 'mariposas' de nueces al día. Si la persona las lleva consigo, podrá agregarlas a una ensalada de frutas, o a ensalada de verdes en su almuerzo".

4- Barra de chocolate amargo. "Aunque muchos no lo crean, sólo una barra de chocolate amargo tiene la capacidad no solo de aquietar la 'necesidad' de algo dulce, sino que también aporta a la persona flavonoides importantes para prevenir gran cantidad de enfermedades".

5- Té verde con canela y miel. "Tiene acción antioxidante, antimutagénica y también propiedades antiinflamatorias. Es decir, nos ayuda a disminuir la prevalencia de enfermedades causadas por virus y bacterias y nos da ese toque de calor cuando empieza a bajar la temperatura".

6- Ácidos grasos poliinsaturados. "Están presentes en la carne de pescados grasos y azules (sardina, caballa, arenque, palometa, atún, salmón); mariscos (mejillones, berberechos, ostras); frutos secos (nueces, avellanas y semillas de calabaza); aceites (soja, oliva, lino y germen de trigo); espinacas, repollo, lechuga, brócoli y en la leche materna. Poseen efectos antiinflamatorios favoreciendo la respuesta inmunológica del cuerpo humano ante ciertas enfermedades (tales como el cáncer), que cursan con una excesiva activación de la respuesta inmunitaria.

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