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14 de diciembre de 2015

Incierto futuro de cuatro barcos rusos que compró Cristina

El nuevo ministro de Defensa había objetado esa transacción, por 10 millones de dólares

Pocos días después de asumir, el ministro de Defensa, el radical Julio Martínez, enfrenta ya su primera encrucijada. Hace diez días llegaron a la Dársena Norte los cuatro barcos rusos que adquirió el gobierno kirchnerista y por el cual se pagaron más de 10 millones de dólares.

 

Son los mismos buques cuya compra el propio Martínez objetó, cuando el año pasado presentó en la Cámara de Diputados un duro pedido de informes dirigido al entonces ministro, Agustín Rossi, por considerar que la compra no era conveniente.

Fuentes castrenses revelaron, en tanto, que el gasto final de la operación superó los 15 millones de dólares, dado que hubo que sumar costos adicionales, como los envíos de setenta marinos y técnicos de la Armada a Rusia en marzo y en agosto, para inspeccionar las reparaciones y entrenarse en el manejo de las naves.

 

"No son buques polares ni rompehielos, y menos aún avisos multipropósitos ni patrulladores oceánicos. No tienen velocidad para patrullar, navegan a 10 nudos (18,52 kilómetros por hora), contra los 16 o 20 nudos que navega cualquier buque de los que actualmente navegan el Atlántico Sur. Además, no cuentan con armamento y sus motores consumen mucho gasoil", planteó el entonces diputado Martínez en su pedido de informes, al objetar las negociaciones que de Cristina Kirchner con Rusia.

Una de sus primeras acciones como ministro será definir, junto con las autoridades de la Armada, qué uso se le dará a los barcos cuya compra desaconsejó. Cerca de Martínez comentaron a LA NACION que al nuevo ministro le sigue pareciendo "una mala compra", aunque no adelantaron sus futuros pasos.

 

En la Armada, por el contrario, están contentos con la renovación de su flota. "Las inspecciones de nuestros ingenieros y almirantes en Rusia fueron muy satisfactorias. Salieron a navegar y probaron todos los equipos. Se cumplieron los protocolos. Los cuatro barcos están operativos, navegaron hasta Buenos Aires con una velocidad promedio de 12 nudos, y cualquiera puede ir a la Antártida. Tienen por delante una vida útil de 25 años", dijo el vocero de la fuerza.

Los barcos fueron bautizados con nombres referidos a las Malvinas: Puerto Argentino, Islas Malvinas, Estrecho de San Carlos y Bahía Agradable. Hasta ahora se dispuso que el primero se destine a la Base Naval de Puerto Belgrano, el segundo a Ushuaia y los dos últimos a Mar del Plata. Rossi recibió las naves el sábado 5 de diciembre, acompañado por el jefe de la Armada, almirante Gastón Fernando Erice, en el Apostadero Naval. Las definió como buques, tipo aviso, con capacidad polar y valoró la compra porque "aumentará la capacidad operativa". Dijo que brindarán mayor seguridad que los buques desafectados y "son más modernos y económicos".

En la Armada confían en que serán utilizados para el remolque de buques o submarinos hundidos, para el sostén logístico de las campañas antárticas, actividades en el litoral marítimo atlántico y fluvial y apoyo a la comunidad con atención sanitaria. Si bien en un primer momento se habían presentado como barcos apropiados para patrullar el mar -y combatir, por ejemplo, la pesca ilegal-, cerca de Rossi se limitaban a explicar que servirán para reforzar la "presencia argentina en el mar".

Martínez había puesto en duda la capacidad operativa de los buques por su antigüedad, ya que si bien reemplazarán a naves que datan de la década del cuarenta, fueron construidos con la tecnología rusa de los años 80 y sus repuestos son difíciles o imposibles de conseguir hoy en el mercado.

 

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