El tremendo y doloroso hecho de la muerte del fiscal Alberto Nisman, adelantó, indefectiblemente, el final del cristinismo. Eso pareció quedar plasmado tras la última puesta en escena de Cristina Kirchner, en silla de ruedas, sin mostrar el mínimo respeto por Nisman y su familia, lanzando amenazas a todo el mundo, diciendo “no les tengo miedo, quieren atacar y perseguir al Gobierno y, en especial, a esta Presidenta. No me van hacer mover un centímetro de lo que pienso”. Igual a Nixon en su momento.

Mientras miraba esa secuencia y la veía como si no estuviera en sus cabales y contara, como ya es costumbre, otra realidad para defenderse de la condena social por la muerte de Nisman, me acordé de repente en aquel rumor sobre cuando el ministro de Planificación, Julio De Vido, decidió presentarle la renuncia a Cristina Kirchner, la presidenta le contestó “de acá te vas muerto o en cana”.

Pero el problema va más allá de que el destino de nuestro país este en manos de alguien que perdió el total respeto hacia la sociedad, alguien que para el común de la gente es la máxima responsable de lo ocurrido con Nisman y que, para contrarrestar eso, sale por cadena nacional a lanzar versiones absurdas, luego desmentidas por la Justicia. El problema ahora lo tienen aquellos que forman parte de su gabinete, que siempre fueron condescendientes, salieron a defender lo indefendible y que ahora se quieren ir, se convirtieron en los arrepentidos, como Kissinger.

Es que el cristinismo cayó de tal manera en desgracia que la presidenta usa las cadenas nacionales para dos cosas, primero para defenderse, ya que ella está denunciada en la causa AMIA y segundo para contener el frente interno y amenazar conque nadie “saque los pies del plato”, porque en definitiva, todos son cómplices de Cristina y eso es lo que se nota en la calle, la gente ya condenó a la presidenta y a los suyos.

El Nismangate es un antes y un después en la vida política argentina y eso lo saben todos los cristinistas, Cristina, Máximo y Zannini incluidos, pero siempre reconociéndoles a los genios de La Rosada su capacidad de reacción y de golpe de efecto sería bueno recomendarle al vicepresidente Amado Boudou, a quien los miembros del gabinete le dicen “Marie Julie”, recordando en sorna a María Julia Alsogaray, la única funcionaria que fue condenada en el menemismo, que refuerce su staff de abogados y su custodia… por las dudas.

Leo Anzalone

Dirigente de Peronismo Para Todos - Universidad Para Todos

Partido Acción Común

Twitter: @leoanzalone – @peronismoptodos – @accioncomunok

[email protected]

www.facebook.com/peronismo.paratodos

www.facebook.com/accioncomunok