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11 de noviembre de 2014

YAMIL AVILA: "El fracaso académico como trampolín al éxito'', para Los Toldos es noticia

Por lo general, cuando alguien refiere al 'fracaso' académico de una persona, inevitablemente en la mayoría se da una connotación negativa de la palabra. Mi propósito en este artículo será pensar (y repensar) las ideas que tenemos en este respecto. Son muchas las variables que intervienen porque esta situación, así como la naturaleza misma del ser humano, es compleja y muldimensional. Y a modo de volver más clara esta situación, me tomaré como ejemplo, ya que en mi experiencia tuve la suerte de pasar por eso a lo que llaman 'fracaso'
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El fracaso académico es uno de los temas más universalmente planteados en la investigación sobre educación. Cuando se habla del tema, la mayoría refiere al abandono definitivo de una carrera, pero también a la incapacidad del alumno para ir aprobando las asignaturas a un ritmo adecuado, llevándolo a recursar, o rendir varias veces un exámen final hasta poder aprobarlo. La carga de la culpa que genera este hecho se posa sobre los estudiantes, y se los ve como unos privilegiados despreocupados, como una nueva generación de población universitaria parásita o con pérdida de valores del esfuerzo y estudio.

En mi caso, a los 17 años, habiendo culminado mis estudios secundarios, decidí irme a la ciudad de Rosario a estudiar la carrera de Psicología en la UNR. Curse 2 años y unos meses en dicha carrera, en donde mi rendimiento era bueno, me sentía adaptadísimo a la vida universitaria y a la ciudad. Tenía amigos, tenía una familia que en la distancia me apoyaba, pero algo no me tenía conforme. Lloré, pero decidí dejar la carrera, porque no me sentía lleno, porque no cubría mis expectativas, y por otras razones que quizás ni yo conozca. Hablé con mi familia, aceptaron y apoyaron me decisión, por lo que me volví a Los toldos. Mi manera de sentir este suceso era raro, y supongo que así era el de todos los que formaban parte de mi vida. Había una mezcla entre frustración, dolor por el tiempo 'perdido', impotencia y resignación. Veía que mis compañeros avanzaban en sus carreras y yo me sentía estancado, sentía que estaba en el inicio aún de algo que no sabía si iba a volver a empezar. A la vez, en mi aún existían ganas de estudiar, ganas de encontrar mi verdadera vocación. A los 20 años ingresé a la carrera de Psicopedagogía. No conocía mucho la carrera, pero había aspectos que me interesaban mucho, cursé exitosamente el primer año y me mudé a La Plata a continuar mis estudios. Hoy, con 24 años, estoy en la última semana de cursada, feliz por el camino que recorrí, sin arrepentirme de mis equivocaciones ni de mis decisiones, porque mal o bien me pusieron en el lugar donde estoy parado hoy, porque de todo aquello aprendí y porque aquel 'fracaso' me trajo a este lugar que hoy ocupo.

No intento hacer una autobiografía, pero sí analizar varios aspectos. En mi, había independencia para decidir, una familia que me apoyaba, posibilidad desde lo económico, seguridad de mí mismo y una autoestima suficiente para poder vivir y superar esta situación. Pero en otros casos, esto es vivido como una fracaso absoluto y real, y las personas sienten una enorme frustración por lo sucedido, pudiendo llevarlos a la depresión, o a la idea de que no son capaces de realizarlo y tienden a conformarse con cosas que quizas no los haga felices. A su vez, dentro de los factores que pueden influir sobre este 'fracaso', tenemos las expectativas del alumno, la mala preparación con la que se egresa de la escuela secundaria, el motivo por el que se ingresa en determinada carrera (por mandato de los padres, por determinación y gusto personal o por descarte), la contención durante el proceso, la adaptación a la vida universitaria y a la ciudad en caso de estudiar fuera del lugar de origen, la dinámica del tiempo de cursadas y clases, las exigencias de la carrera, las exigencias familiares, entre tantos más.

La idea que quiero compartir, es poder presentar al 'error' como una nueva posibilidad. No detenerse en el hecho en sí, sino ver este 'fracaso' como un posible trampolín para algo mejor. Es dificil hacerlo, pero creo indispensable en este momento tres ejes que pueden servir para lograrlo: realizar acciones que sirvan para tener un estado mental positivo,  analizar las causas del problema y por último emprender una nueva estategía, proyectar, buscar qué es lo que se quiere y lo que mejor pueda hacer a nuestras vidas. Son precisamente el esfuerzo, la determinación, y las ganas de aprender las que van a dar lugar en este 'fracaso' al éxito (aún más que la inteligencia).

Yo fui uno de esos de los que fracasan, de los que no culminan lo que empezaron, de los que deciden frenar en la mitad del camino y tirar la toalla. Pero tambien fui de los que se lo proponen, de los que lo intentan y finalmente lo logran. Hoy estoy terminando de cursar esta hermosa carrera, y haciendo una mirada retrospectiva, veo aquel momento como un lugar de aprendizaje, como un lugar que ocupé pero desde las ganas logré superar. Veo aquel momento como posibilidad, como crecimiento, como un trampolín al éxito, a lo que quiero, y a  lo que elegí y me hace bien. 

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