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12 de enero de 2014

Qué debemos saber de los alimentos que compramos

Aunque pocos le prestan atención, el rotulado de información nutricional de los productos aporta valiosos datos que se deberían tener en cuenta a la hora de elegir.

Pocas personas se animarían a comer del plato que le ponen enfrente si tuvieran los ojos vendados. Sin embargo, la mayoría de nosotros compra y consume productos de los que sólo conoce –con suerte- el precio, la marca, el sabor o lo que vio en la publicidad. Todavía es bajo el porcentaje de consumidores que se detienen a leer el rotulado donde se detalla la información nutricional del producto, dato fundamental si de verdad se quiere saber qué es lo que se consume. “No sé por qué elijo esta marca… Supongo que porque es conocida, es la que compro desde siempre y como a todos en la familia nos gusta y el precio está bien, no me detengo a buscar otra” , confiesa Cristina (55) en un supermercado de Belgrano, mientras pone dentro de su carro de compras tres latas de salsa de tomate. “Compro estas galletitas porque hoy tienen una oferta especial y, si llevás dos paquetes, el tercero tiene un 70% de descuento” , afirma en un supermercado de Colegiales Rafael (67), quien comenta que nunca lee las etiquetas de información nutricional “porque no tiene tiempo”. Por su parte, a Nilda (78) se la ve buscar entre los distintos sachets de leches una marca en particular. “Como el médico me dijo que tengo el colesterol alto, compro ésta que tiene bajo contenido graso”, explica. La realidad es que la creciente diversificación de productos que se encuentran en las góndolas de alimentos hace que sea necesario detenerse a analizar cuál es el que cumple con los requisitos que uno está buscando: calidad, conveniente relación entre precio y tamaño, o aquel que sea más saludable. No es necesario hacerlo cada vez que uno va al supermercado sino que, como lo habitual es comprar los mismos productos, alcanza con hacerlo por lo menos una vez. A quienes les interesa llevar una dieta sana no deberían pasar por alto la lectura del rótulo de información nutricional que tienen los alimentos. Para eso es necesario saber interpretar adecuadamente los datos que se suministran en cada producto. “Las etiquetas de información nutricional reciben el nombre de ‘Rotulado de alimentos’ y, según el Código Alimentario Argentino (CAA), es toda inscripción, leyenda, imagen o toda materia descriptiva o gráfica que se haya escrito, impreso, marcado o adherido al envase del alimento. Dicho de una manera más simple, es toda descripción destinada a informar al consumidor sobre las propiedades nutricionales de un alimento” , sintetiza la doctora Marina Torresani, del área de Nutrición de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y miembro de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN). Según explica la profesional, el rotulado de alimentos “es obligatorio en todos los productos alimenticios pre-medidos, o sea aquellos que se pesan o se miden y se envasan en ausencia del consumidor” . En opinión de Torresani, la importancia de leer el rotulado de los alimentos radica en que de esta manera el consumidor puede conocer los atributos del alimento o producto, su origen, su composición nutricional y su tiempo de vida útil. TENDENCIA SALUDABLE “Los últimos cambios culturales respecto de la alimentación han llevado a gran parte de la población a preocuparse por el cuidado de la salud a través del consumo de alimentos más saludables, con lo cual la información nutricional se ha convertido en un tema relevante”, subraya, para luego agregar:“Y en este sentido, cobra importancia la información nutricional complementaria del rotulado nutricional, es decir la expresión que indica si el alimento posee propiedades nutricionales particulares relativas a su valor energético o a su contenido de nutrientes (por ejemplo: “fuente de calcio”, “sin agregado de azúcar”, “reducido en sodio”, “sin sal agregada”)”. Al ser consultada sobre cómo debe interpretarse la información que consta en el producto para sacar conclusiones útiles, Torresani apunta que el rotulado nutricional -según el CAA- debe contener datos obligatorios, tales como: el valor energético o calorías, los porcentajes de carbohidratos, proteínas, grasas totales, grasas saturadas y grasas trans, fibra alimentaria y sodio que tiene cada alimento. “Todos estos componentes de un alimento -considerados nutrientes- son sustancias químicas y son necesarios para el crecimiento, desarrollo y mantenimiento de la vida y cuya carencia o exceso hará que se produzcan cambios en el organismo” , añade. Los valores de estos nutrientes suelen estar agrupados en forma de cuadro; en un lugar visible, con caracteres legibles y color contrastante con el fondo donde está impreso; son expresados por porción (incluyendo la medida casera) y en porcentaje del Valor Diario recomendado (%VD). OBSTACULOS Respecto de las dificultades que muchas veces implica la lectura e interpretación de este tipo de datos, Torresani considera que dado que el rotulado nutricional en los productos alimenticios aporta valiosa información a los consumidores, permitiéndoles la opción de elegir sus alimentos,“sería importante que se lleve a cabo una mayor difusión de los beneficios de cada nutriente y educación en la interpretación de la información nutricional, del tamaño de las porciones y las porciones de referencia” . OTRAS PISTAS En cuanto a qué parámetros conviene tener en cuenta a la hora de elegir, Torresani señala que muchas veces la calidad nutricional de un producto está vinculada con su precio. Sin embargo, a igual precio entre dos productos, es importante comparar sus propiedades nutricionales. “Un punto importante a considerar es el aporte y tipo de grasas, si contienen o no grasas trans, o cuál es el contenido en sodio para la prevención de las enfermedades crónicas no transmisibles” , precisa. Otros factores que no deben ser pasados por alto, si se quiere realizar una compra inteligente y saludable, son: * Corroborar la fecha de vencimiento del producto. Luego de una determinada cantidad de tiempo los alimentos dejan de conservar las mismas propiedades que cuando fueron envasados. No sólo cambian sus características organolépticas sino que entran en descomposición, lo cual puede causar diversas enfermedades. Factores como la temperatura, la luz o el oxígeno, pueden hacer variar la fecha de vencimiento. Hay que respetar las indicaciones que se brindan en el producto para su correcto guardado. * Comprar en comercios habilitados para la venta de alimentos. Esto va a garantizar que se respetaron las normas vigentes para el transporte, el almacenaje y la refrigeración de los productos. * Constatar que el envoltorio, empaquetado o contenedor del producto esté en óptimas condiciones.De esta manera se evita que los alimentos vean alteradas sus propiedades o que resulten contaminados. Además, la especialista remarca que no hay consenso en el manejo de la información por porciones, lo cual puede conducir a que los consumidores caigan en interpretaciones erróneas que atentan contra una alimentación saludable. “La población en general puede interpretar como porción a la unidad de consumo (por ejemplo, un alfajor) y sin embargo a los fines del Rotulado Nutricional se considera porción de referencia la cantidad media del alimento que debería ser consumida por personas sanas, mayores de 36 meses de edad en cada ocasión de consumo” , argumenta. Fuente: Doctor Vid

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