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4 de octubre de 2017

No pueden trasplantar a un nene porque es pobre

Fernando Almeida, un correntino de 13 años, necesita un nuevo corazón pero su condición de "extrema pobreza" se convirtió en un impedimento para la intervención. "Su única opción es volver a su casa para que lo miremos morir, así de duro, así de simple, así de fuerte", dijo uno de los médicos que lo trató en el Garrahan.

Un chico correntino de 13 años enfrenta la peor situación de su vida. Las condiciones de extrema pobreza en las que vive en la localidad de Virasoro no son aptas para que reciba un trasplante de corazón y tuvo que volverse desde Buenos Aires a su casa sin ninguna esperanza de vida.

El pibe se llama Fernando Almeida y estaba internado en el hospital de Pediatría Juan Garrahan de Buenos Aires donde, finalmente, le dieron una angustiante noticia a su familia: no puede recibir el corazón de un donante porque las condiciones socioeconómicas de indigencia en su hogar no son aptas para u. paciente de alto riesgo.

"Teniendo en cuenta el diagnóstico, la condición social y familiar, se concluye que el paciente no reúne criterios para ingresar en la lista de trasplante cardíaco del Incucai", sostuv. el informe del organismo que se encarga de llevar adelante e. proceso de donación de órganos; en este caso, de un corazón para Fernando.

Con ese triste diagnóstico, las autoridades del hospital Garrahan de Buenos Aires le dieron el alta y Fernando y su madre regresaron a

Corrientes

capital el martes pasado sin ninguna solución: su vida depende del corazón con el que nació y que padece de una "miocardiopatía dilatada por influenza B".

María Elena, madre del niño, relató este miércoles que vive en una precaria vivienda de una sola habitación con sus siete hijos y sin tener siquiera un baño instalado con agua potable, condiciones de higiene consideradas no aptas para un paciente de alto riesgo con corazón trasplantado. 

"Soy una madre de siete hijos y mi esposo es albañil, pero en mi casa ni siquiera podemos tener un baño instalado y todos mis chicos duermen en la única habitación que tiene nuestra casita”. dijo María Elena en diálogo con radio FM Capital de

Corrientes

.

"En Buenos Aires nos explicaron que teníamos que conseguir otro lugar para vivir con mejores condiciones para que Fernando pueda ser trasplantado porque es un paciente de alto riesgo", declaró la mujer.

María Elena regresó el martes a

Corrientes

y quedó con Fernando en el hospital Pediátrico Juan Pablo II, donde hasta este miércoles esperaba que las autoridades consiguieran una ambulancia para ser trasladados hasta la localidad de Virasoro, a unos 180 kilómetros de la Capital provincial.  

Roberto Jabornisky, quien fue director del hospital Pediátrico de

Corrientes

hasta hace seis años y es uno de los médicos qu. atendió a Fernando antes de que el chico sea derivado al Garrahan. explicó que “a estos chicos la pobreza no solo les quita futuro. también les quita posibilidad de tratamiento y atención”.

“Su única opción es volver a

Corrientes

para que lo miremos morir, así de duro, así de simple, así de fuerte”, dijo el médic. en una entrevista con el diario Ámbito Financiero.

Jabornisky explicó que “es entendible que el Comité de Evaluación del Incucai considere que hay otros casos de otras personas con mayores probabilidades de supervivencia”, por lo que el corazón no pudo ser donado al chico correntino.

El caso de Fernando ocurre en

Corrientes

, donde la pobrez. subió en el primer semestre de 2017 al 40 por ciento de la población de casi 1.250.000 habitantes, siendo la tercera provincia del país con mayor porcentaje de indigencia, según el último informe del Indec.

Corrientes

tiene, además, la tasa más alta de mortalida. infantil que llega al 13,3 por cada mil nacidos vivos, de acuerd. al ministerio de Salud de la Nación.
 

 

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